River: Julián Álvarez, ese delantero que no baja la guardia ni tras una venta millonaria
“Yo llego a los goles gracias al equipo”, dijo el delantero que fue transferido a Manchester City y que le hizo tres goles a Patronato en la victoria 4-1, por la 2° fecha de la Copa de la Liga
Ya no alcanzan los adjetivos para describir a Julián. Ni los flashes del viejo continente ni los elogios de Pep Guardiola ni la alta expectativa de su traspaso pudieron frenar su envión. Tras la caída 1-0 con Unión en Santa Fe del sábado pasado en el que de sus pies salieron los mejores chispazos de un insulso River, anoche la historia fue muy diferente. Álvarez hizo goles para todos los gustos: de cabeza en el área chica, con un bombazo al primer palo entrando en carrera y con un derechazo cruzado al segundo palo tras quedar mano a mano con el arquero Matías Mansilla. Tres festejos. Tres definiciones y asistidores diferentes. Y una infinidad de recursos.
Álvarez acelera y el público se levanta. Es inevitable. Atrapa a propios y extraños. Seduce con su fútbol. Es el mejor jugador del fútbol argentino porque lo tiene todo: técnica, remate, visión de juego, intensidad, velocidad, precisión para mover la pelota y un espíritu competitivo envidiable. Puede ser referencia de área en soledad o moverse por todo el frente de ataque sin posición fija. Es libre. El delantero voraz y el primer defensor para recuperar. Juega y se divierte. Se mueve y los defensores tiemblan. No pueden contenerlo. Por eso, entre otras cosas, posiblemente desde julio su nueva casa sea Manchester, más allá del deseo que se sostiene en Núñez de poder retenerlo hasta fin de año.
Con sus gritos, River destrabó un partido que se le había presentado muy incómodo. A los cinco minutos, Patronato le propinó un golpe inesperado con un casual e inesperado 1-0 tras un centro de Gabriel Gudiño que se desvió en Paulo Díaz y descolocó a Franco Armani. ¿El problema? Quedaban todavía 85 minutos por jugar. Y el conjunto de Iván Delfino no supo –o no pudo– ni aprovechar el gol a largo plazo ni resistir los embates millonarios.
Pese a eso, para River los primeros 20′ fueron difíciles. Estuvo desordenado, acelerado e impreciso para poder aprovechar el dominio constante de balón. Y recién se acomodó a los 21′ con una triangulación precisa y vertiginosa: excelso cambio de frente de David Martínez para el desborde de Andrés Herrera, centro de primera y llegada de la figura Álvarez, quien de cabeza anotó el 1-1.
Lo mejor de Álvarez ante Patronato
A partir de ahí, se terminó el partido. Todo fue dominio millonario. Envalentonado tras el empate, comenzó a mostrar chispazos de su fútbol con desbordes de sus laterales, búsquedas de adentro hacia afuera con sus extremos y pases en profundidad para romper una endeble defensa. Así, en sólo 10′ logró los dos tantos para llegar al 2-1. Una pelota filtrada de Enzo Fernández puso en posición de gol en el área a Álvarez, quien sacó un bombazo inatajable al primer palo.
Álvarez y Fernández, los pibes de 22 y 21 años respectivamente, fueron las manijas del equipo. El primero, con el área en la cabeza, potencia y precisión para definir. El segundo, con presencia en el medio, eficacia para pasar y filtrar la pelota y una interesantísima dinámica que le permitió ser una importante rueda de auxilio para Enzo Pérez. Es que, a diferencia de lo que ocurrió en la caída 1-0 con Unión, el técnico Marcelo Gallardo rompió el 4-1-4-1 y regresó al 4-2-3-1: acomodó al tándem Enzo-Enzo en el eje, soltó a Tomás Pochettino y colocó a Santiago Simón y Esequiel Barco por las bandas.
Tras irse 2-1 al descanso, River salió a pura potencia a buscar el tercer tanto y a los cinco minutos de la segunda mitad sentenció la historia: Pochettino asistió a Álvarez para lograr su hat-trick con un derechazo cruzado ante la salida del arquero y conseguir su 39º tanto en 98 encuentros. A partir de ahí, el Millonario manejó los tiempos y los hilos del partido y el DT le dio descanso a cinco jugadores: entre los 19′ y los 26′ salieron Barco, Pochettino, Pérez, Díaz y Casco e ingresaron Quintero, Romero, Zuculini, González Pirez y Gómez. Lógico: el domingo visitará a Newell’s en Rosario en otro desafío más que bravo.
En el cierre, tras una gran jugada de Álvarez que derivó en un penal del arquero Mansilla a Quintero, el 10 colombiano cambió el disparo por gol para sellar el 4-1. Así, con el hambre insaciable de Julián, atrás quedó el tropezón en Santa Fe. “Yo llego a los goles gracias al equipo. Siempre juntos. Tenemos que seguir trabajando para ser más continuos en eso, en generar chances y en hacer goles. Y siempre que les sirva al equipo, ahí estoy”, dijo tras el partido y agregó: “Después del resultado con Unión del fin de semana, era importante empezar a ganar en nuestra cancha, para no perder el tren”.
River pudo disfrutar de un buscado y merecido triunfo en el Monumental en el que se empezaron a ver flashes del nivel que mostró en el segundo semestre del 2021. El camino recién comienza. Y el engranaje necesita tiempo. Gallardo lo sabe. Y si es con Julián Álvarez, mejor.