River jugó muy mal y perdió 1-0, con un polémico penal
El conjunto millonario, con Quintero y la mayoría de sus figuras (nuevas y antiguas), tuvo una errática tarea
El conjunto de Marcelo Gallardo jugó fuerte en el mercado de pases: apostó por el regreso de Ezequiel Centurión y las incorporaciones de los defensores Emanuel Mammana, Leandro González Pirez, Elías Gómez y Marcelo Herrera, y los mediocampistas Juan Fernando Quintero, Tomás Pochettino y Esequiel Barco. La vuelta del colombiano -de último paso por el fútbol de China- fue la contratación más destacada, sobre todo por la apelación emotiva a su gol en Madrid contra Boca en la final de la Copa Libertadores del 2018.
El colombiano fue titular y duró un tiempo. Jugaron casi todas las figuras, regular, mal. Y Unión, con alma y vida, se impuso luego de más de 32 años. La última victoria contra River, en su casa, fue el 10 de diciembre de 1989, un 1-0 conseguido por un tanto de Carlos González.
Unión la rompió. Y River, el candidato de todos, quedó en el ojo de la tormenta: en el segundo capítulo, casi no pateó al arco. Y tuvo a casi todos: Quintero, Barco, Pochettino, Gómez, Herrera. Fue un paso atrás, justo en el arranque del torneo.
El encuentro empezó con el ritmo que le imprime River: velocidad, precisión, intensidad, audacia. Al minuto y medio, De la Cruz estuvo a punto de marcar, luego de un pase de Julián Álvarez. Moyano evitó el grito millonario, con una buena intervención.
Lo mejor del partido
Dueño de la pelota y el protagonismo, más allá de la adversidad del escenario, River se movió dentro del parámetro Quintero, con clase y profundidad y bajo el concepto De la Cruz, escurridizo y más vertical. El colombiano, por el sector derecho. El uruguayo, por el lado izquierdo. Sin embargo, todo eso duró un suspiro. No más de un cuarto de hora.
Algo así como dos River en uno, siempre instalado del otro lado del mostrador. El desarrollo tuvo interés desde el comienzo, porque Unión es una formación aguerrida, de dientes apretados y buenas intenciones. Por las bandas, mostró peligro, viveza. Mauro Luna Diale, surgido en Boca, exhibió picardía en cada avance, sobre todo, por el lado de Elías Gómez, peligroso al atacar y un peligro, al defender.
La intensidad dominó la escena, respaldada por el fervor de un pintoresco estadio, colmado y esperanzado. Por momentos, el equipo local le jugó de igual a igual al gigante, toda una osadía, pero convencido de que sus piezas, rápidas y profundas, podían mezclarse en ese terreno.
Gastón González es una suerte de pequeño Di María y el uruguayo Jonathan Álvez, de 33 años, hizo su presentación con muchísima actitud. Se perdió una ocasión increíble: debajo del arco, con Armani vencido, elevó el remate al cielo.
Luego de unos 15 minutos de cierto desconcierto, River retomó el control: Moyano, otra vez, apareció con toda su fortaleza, para evitar el grito de Alvarez, inconstante y peligroso. Al rato, un zurdazo de Luna Diale fue otro mayúsculo llamado de atención para el equipo millonario, con más dudas que clase.
Es más, Unión dejó una imagen más solvente durante el primer capítulo. Elías Gómez fue amonestado por un manotazo, pero pudo haber sido expulsado, lo que provocó la ira de Gustavo Munúa, el entrenador de Unión. Y hasta pudo disponer de un penal, por un puñetazo de Armani, que impactó en la frente de Álvez, víctima de un sangrado que duró varios minutos. La imagen de Marcelo Gallardo resultó inequívoca: sentado, serio, sin dar indicaciones.
La última acción del primer capítulo fue todo un símbolo: Armani salvó a River, con una reacción fenomenal ante la arremetida de Álvez. El arquero dio la cara frente a un equipo errático, superado. Por eso, el Muñeco dispuso de dos cambios en el entretiempo: Esequiel Barco y Braian Romero por Quintero y Simón.
El colombiano, con hielo en la rodilla derecha, sintió el rigor del fútbol argentino. Tuvo un comienzo auspicioso, con pases sutiles y, luego, cayó en la trampa del roce. Unión siguió con la iniciativa. Tanto, que Armani le cometió penal (¿fue penal?) a Nardoni. Luna Diale abrió el marcador a los 13 minutos del segundo tiempo. No pareció infracción, más allá de la vehemencia del arquero en salir.
Lo que siguió fueron las ganas de River por recuperarse y la convicción de Unión, por mantenerse. Los cambios (entraron Pochettino y Herrera) no le dieron frescura al conjunto millonario, previsible, atrapado. Una dura infracción de Brítez (pudo ser expulsado), generó una sonrisa irónica del Muñeco, que mantiene una tensa relación con Néstor Pitana, otra vez, de errática actuación.
Perdió River, con casi todas sus figuras. Un impacto nacional.