Racing: la Academia es una ruleta rusa, ganaba 2 a 0; se quedó, Defensa le empató y pudo pasar cualquier cosa
En Florencio Varela, empataron 2-2 en un encuentro electrizante; al igual que en Unión-River, Pitana cobró un penal que solo vio él: lo marcó Cardona
Un penal (otra curiosa infracción solo observada por Néstor Pitana, como en Unión-River) de Cardona, luego de que Hauche cayera en el área. Un zapatazo del Demonio. Un tiro en el palo, dos, tres situaciones claras más. Y, de pronto, el desplome.
Más allá de que Defensa y Justicia es un buen equipo, que juega con ráfagas de fuego y otras, con olas tibias de agua, la Academia es un problema en sí mismo. Cuando encuentra la solución –ajusta las marcas, se impone en el mediocampo, es ágil en los metros finales-, dura un suspiro. No se sostiene. No es sólido y su audacia se impone con destellos de Cardona, demasiado corrido a la izquierda, esporádico en la calidad de la creación.
¿Fue penal?
Corre, mete. Lo que no es poco: tampoco mucho. Porque si la idea principal es jugar, ser audaz, mostrar la credencial de un estilo ambicioso, caer en la trampa de la garra, de la lucha, no debe ser la opción principal. Al menos, eso lo sostuvo para amarrarse al punto. Pudo haber ganado. Pudo haber perdido. Ver a Racing provoca cosquillas alentadoras, pero tiempo después, con más calma y sentido común, provoca dolor de cabeza. La Academia es un mar de sensaciones contrapuestas.
El resumen del partido
Dos partidos, dos empates. Arranca con tres atacantes y un diez disfrazado. Con Hauche-Correa-Cardona y Rojas, siempre puesto a consideración, por su zurda hábil, ineficaz. Al final, Gago se desprende de los tres de arriba: terminaron sobre el césped Gómez, Chancalay y Copetti. Lógicamente, así es muy difícil.
Eléctrico fue el espectáculo, casi en todo momento. Un ejemplo: durante los últimos 30 minutos del primer tiempo, se lo perdió Rotondi, Hauche no llegó a conectar, Cardona, zurda, cayéndose, abajo del arco, elevó el disparo. Un penal, solo observado por Pitana, luego de que Hauche se arrojara sobre el césped, le permitió al colombiano abrir el marcador.
Una bomba de Correa, fue devuelta por el palo. Hauche, un demonio, selló el 2-0 y lleva 28 goles en 150 partidos en la Academia, en dos etapas. Inmediatamente, Menentiel, con alma y vida, resuelve el 1-2. Y la intensidad siguió, porque Defensa y Justicia ataca por las bandas, ataca con cinco hombres y Racing no especula. Y el 2-2 lo marcó Pizzini, en otra buena combinación colectiva.
Bajó el ritmo en la parte final. Bajó Racing, insistió Defensa, con los ojos vendados. El Halcón no atraviesa su mejor versión. Racing, en cambio, siempre da espectáculo. Para bien y para mal.