Memoria con Marcelo

El Bernabéu, lejos de reprocharle su bajón futbolístico, le dedicó una conmovedora ovación ante el Granada. Esta es su 16ª temporada de blanco, tal vez la última. Se emocionó.

Sergio López de Vicente
As
Marcelo en la salud, pero sobre todo en la enfermedad. En las malas. Esta temporada, cuando el viento le sopla en contra como un huracán, eclipsado por un futbolista imparable llamado Mendy, podía esperarse que su gente le reprochase un bajón futbolístico. Una supuesta dejadez. Pero ante el Granada, noche del juicio, lo que el madridismo regaló fue una emocionante ovación. A su capitán, al lateral que lleva 16 temporadas seguidas defendiendo su escudo, decimotercer jugador con más partidos en la historia del club (538, a cuatro de Guti) y futbolista con más títulos en Chamartín, empatado con Gento (23 ambos). A una leyenda.


El brasileño llevaba cuatro meses sin ser titular en Liga (desde el 30 de octubre, 1-2 en el Martínez Valero), pero la lesión de Mendy le abrió la puerta del once ante el Granada. Pudo haber jugado tres días antes, en Copa ante el Athletic, pero su expulsión contra el Elche le dejó sin esa coyuntura. Fue este domingo, por tanto, cuando volvió a enfundarse el brazalete para correr esa banda izquierda del Bernabéu que durante tantos años ha galopado. Y lo hizo de manera notable, sin dar sensación de estar falto de ritmo y demostrando galones a la hora de dar órdenes a sus compañeros, Carvajal, Militao y Alaba. Con esta participación ya suma 464' en el presente curso entre todas las competiciones.

La ovación

Ante el Granada jugó 83 minutos, hasta que Ancelotti decidió retirarle para dar entrada a Nacho. Ahí se produjo el momento más emocionante de la noche. El Bernabéu, de manera instantánea, se puso en pie y dio rienda suelta a una atronadora ovación. Él respondió aplaudiendo a toda la grada y besando el escudo, regalando una estampa que nunca olvidará; ni él, ni muchos aficionados. Al llegar al banquillo, las cámaras captaron su emoción, tapándose el rostro y con la mirada perdida ante lo que acababa de suceder.

El recibimiento del Bernabéu, en este año de tanta irregularidad, era una verdadera incógnita. La afición blanca siempre ha acostumbrado a ser muy crítica con sus futbolistas, llegando a pitar, cuando consideraba que tocaba, a auténticos galácticos. Sin temblarle el pulso. Con Marcelo, dado su rendimiento actual y vista la hemeroteca, podía esperarse una respuesta más feroz. Pero ni mucho menos. El madridismo priorizó su entrega durante 16 temporadas consecutivas para llevar a las vitrinas de Chamartín 23 trofeos más.

Y él, emocionado y felicitado por sus compañeros en el banquillo, donde verdaderamente se rompió fue en la entrevista a pie de campo. En ese momento se le vio con los ojos llorosos y sólo tuvo mensajes de agradecimiento hacia su público. "Sólo puedo estar agradecido a la afición del Bernabéu. He vivido muchas noches bonitas aquí, pero la de hoy ha sido especial. El cariño que me tiene el madridismo es brutal", señaló.

Marcelo, con los ojos llorosos en al entrevista a pie de campo.

Su futuro, en el aire

Acaba contrato este verano y, con 33 años, si renovará o no es, a día de hoy, una incógnita. El Madrid ya se plantea una transición y dos nombres propios conviven en la agenda: Miguel Gutiérrez, cuyo corto plazo parece pasar por una cesión que le permita seguir creciendo, y Fran García (actualmente en el Rayo, pero por el cual el Madrid guarda el 50% de los derechos y su cláusula es de 10 millones; el conjunto blanco, pagando 5, podría recuperarlo). De momento, esa plaza sigue siendo de Marcelo, cuyo adiós, cuando se produza y vistos los prolegómenos, será emocionante. El Bernabéu demostró ante el Granada que algunas noches puede ser crítico, pero también tiene memoria.

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