Las dos caras de Brahim

El español ha sido imparable en la primera fase del curso, pero desde que tuvo covid su rendimiento bajó. El Milan le necesita.

Mirko Calemme
As
Brahim Díaz ha vivido en Milán, que le fichó cedido hasta 2023, una temporada con dos caras. En la primera fase del curso fue sin ninguna duda uno de los mejores rossoneri.

Demostró que el dorsal 10 no le vino grande, guiaba prácticamente todas las jugadas ofensivas de los suyos, anotó cuatro goles (ante Sampdoria, Cagliari, Liverpool, Venecia y Spezia) y dos asistencias (ante Liverpool y Cagliari). Su rendimiento superó cualquier expectativa, pero luego llegó el coronavirus a cambiarlo todo.

El español, tras contagiarse, volvió a estar disponible en noviembre, y pareció otro. Recuperar su forma física le costó bastante (siguió tratándose algunas molestias también en el último parón de enero) y, desde entonces, solo realizó dos asistencias. En algún partido Pioli decidió dejarle fuera por decisión técnica, y paradójicamente, en uno de esos se volvió a ver su mejor versión. Fue en el derbi contra el Inter, que el 10 disputó desde el minuto 57' y en el que fue decisivo con un pase vertical que supuso el 1-0 firmado por Giroud.

El malagueño fue sustituido en la media hora final de los dos siguientes compromisos ligueros, ante Sampdoria y Salernitana. El entrenador le aprecia muchísimo, no tiene a una alternativa con sus características, y le defendió públicamente: "No existe un jugador que pueda mantener su condición top durante los nueve meses, lo que le ha pasado es normal. Siempre trabajó mucho y bien para el equipo". El técnico le considera un titular intocable (salió de inicio en 19 partidos sobre los 23 en los que estuvo disponible) y quiere volver a verle brillar cuanto antes. La fase decisiva de la temporada se acerca y el Milan sigue en plena lucha por el scudetto. Con el Brahim que vimos hasta noviembre, soñar sería más fácil.

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