La victoria se le escapó a un Boca paupérrimo
El Xeneize ganaba con un cabezazo de Benedetto pero un taco del Pulga y la definición de Beltrán le dieron el 1-1 a Colón sobre la hora.
OléComo si la pretemporada no hubiera existido, este Boca 2022 es la proyección del equipo del año pasado, que no terminaba de definir su perfil, su manera. La explicación era clara: Battaglia agarró un equipo armado por Russo, con sus maneras y estructuras de formas rígidas y conservadoras. Que para tomar el estilo nuevo hacía falta un tiempo de trabajo sin competencia. Pues bien, ese tiempo pasó sin nada nuevo bajo el sol.
Entre las dos electrizantes jugadas de Colón al minuto de juego (cabezazo del Pulga que salvó Izquierdoz en la línea y el tiro posterior de Farías) y la última llegada del Sabalero en el final del primer tiempo (otro tiro de Farías tras una mala salida del Cali), hubo un largo monólogo de Boca, con muchas dificultades para poder elaborar y llegar profundo al gol. Hubo de todo: obstáculos propios (cierta lentitud en el traslado y el estado de la cancha que bueno, resulta difícil de entender) y lo que el planteo de Falcioni trajo a la mesa. Cinco mediocampistas a lo ancho delantera de la línea de cuatro (Farías fue mediocampista izquierdo), con Luis Rodríguez como único punta. Encima, el Emperador tiró al equipo atrás, con nula chances de ataque o contraataque, con un nueve como el Pulga que no está para esos trotes.
Boca dejó de sufrir en defensa, pero no le fue fácil encontrar los huecos, entre las piernas de los jugadores de Colón, la arena que se desprendía y el césped inestable. Fue un letárgico dominio que se extinguía en imprecisiones. Ni Pol Fernández para generar, poca participación de Ramírez, Salvio intermitente, Benedetto aislado.
Hubo, sí, bastante actividad por las bandas. Advíncula por la derecha y Villa por afuera (lo mejor) Sobre todo en ese robo por la izquierda, cuando cambió de pierna para su perfil hábil y metió una pincelada al corazón del área, que Benedetto transformó en un gol que Pipa, y toda la cancha, gritó con el alma.
En el segundo tiempo se dio la inversa: el que se plantó en campo rival fue Colón, ahí sí con un esquema más acorde a la característica de sus jugadores, y fue Boca el que se resignó a un papel de partenaire. Igual, ni el Sabalero asumía cabalmente su nuevo rol ni el local se decidía a liquidarlo. Un partido de roles intercambiables, de momentos, de quiebres en el dominio.
Recién cuando Falcioni mandó a la cancha a Beltrán, los papeles quedaron más claros para el último tramo: con el Pulga de enganche y dos delanteros, Colón asumió finalmente el papel de dominador y fue Boca el que se paró como contragolpeador neto.
Como toda la noche, el partido fue una moneda al aire. Boca estaba cómodo en modo contragolpe. Villa metió un lindo desborde que no encontró a Pipa por centímetros y después fue Salvio el que perdió una chance neta. Y así como pudo meter el segundo, Colón se lo empató: corner de Farías, taco del Pulga y gol de Beltrán, un ex River.
Boca no iba a encontrar en el descuento lo que no supo buscar antes. Por ahora lo dominan los espasmos de lo que le propone el rival. Ataca cuando se le tiran atrás, se tira atrás cuando lo atacan. Y ya se sabe, con las ropas de otros nunca se luce bien...