¿Hay que temer a Mercedes?

El W13 rodó en Silverstone. Hamilton rompe su silencio con ganas de reivindicarse: "Esperad y veréis". Abu Dabi aún pesa en el discurso.

Jesús Balseiro
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Con Masi fuera de la F1, con el W13 presentado ayer y estrenado bajo la borrasca Eunice en Silverstone, quizás ha llegado el momento de que Mercedes pase página y olvide por fin el GP de Abu Dabi, triste para ellos, que dejó a Hamilton sin la octava corona en la última vuelta de la temporada. El campeón de constructores recupera el plateado para la flecha que pilotarán Sir Lewis y Russell, nuevo escudero, en un monoplaza que se introdujo bajo acordes propios de Carmina Burana y la narración tenebrosa de Wolff. Todo lo que rodea a esta obra de ingeniería destila olor a venganza tras perder, contra Verstappen, su primer Mundial en ocho años.

El W13 da para charlar largo y tendido. Primero, porque la versión digital que compartieron por la mañana no tenía mucho que ver con el modelo que pisó la pista horas más tarde. El morro no es tan fino. Los pontones son raquíticos, quizás porque la arquitectura de la unidad de potencia permite las apreturas al límite. Y aunque el coche no tiene detalles tan rupturistas como el Ferrari F1-75, se destaca como un conjunto armónico en el que todo fluye, cada sector encaja. Parece un F1 rodado. Se podía hablar mucho del W13, se decía anteriormente, pero se habló de otras cosas, porque el evento de Mercedes contó también con la primera comparecencia pública de Hamilton tras el desenlace de Yas Marina en diciembre. Confiesa el recién nombrado caballero del Imperio Británico que necesitaba "desconexión" para "digerir lo que había pasado".

Que el invierno en la casa de Brackley ha tenido, de puertas para fuera, tintes surrealistas, se confirma cuando el propio Lewis da las gracias a la prensa inglesa por "el enorme apoyo recibido en un periodo muy difícil". Fuera de Gran Bretaña, el universo F1 asistió en Abu Dabi a un final inolvidable en el que Verstappen se proclamó campeón del mundo, no sin polémica, pero sí con aparente consenso.

Sin embargo, en Inglaterra aprecian que fue Masi, personalmente, quien evitó la corona de Hamilton por retirar a toda prisa el safety car a una vuelta del final. No ayudan los vídeos y audios de aquel proceso filtrados convenientemente durante las últimas semanas. Se exime de cualquier culpa, al menos en público, a los ingenieros que descartaron una parada en boxes del piloto antes de la resalida definitiva, lo que sí hizo Max, y se obvia el adelantamiento cómodo del neerlandés en una curva que ofrecía pocas garantías, y que decidió en la pista una campaña que ya es historia.

"No he vuelto a ver la carrera"

"No he vuelto a ver la carrera, la recuerdo y la he revisado mentalmente varias veces. No miro hacia atrás sino hacia adelante. Nada cambiará lo que sentí entonces. Es bueno que la FIA dé pasos para mejorar. Tenemos que asegurarnos de que esto no vuelve a sucederle a nadie en el deporte, nunca más", advierte Lewis, que además niega todos aquellos rumores de una posible retirada sembrados por Toto. "¿Marcharme? No, sinceramente no. Amo este deporte, hubo un momento en el que perdí la fe en el sistema, pero me niego a que este momento defina mi carrera. Si pensáis que lo que se vio al final del pasado año era mi mejor nivel, esperad y veréis. Seré el mejor que habéis visto nunca". Tras 103 victorias, siete Mundiales e incontables exhibiciones, algunas muy recientes, esa declaración retumba. Con 37 años y un rival a su altura, lo fácil hubiera sido dedicarse a la alta costura. Pero Lewis asume el desafío. Y ya tiene un coche para volver a ganar.


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