Fiebre de Pedri en Barcelona

 El barcelonismo se reconoce en la sencillez de su fútbol y de sus declaraciones, un héroe cercano. Contra el Athletic intervino 93 veces y sólo perdió dos balones.

Juan Jiménez
As
La última media hora de Pedri en el partido contra el Athletic fue, para algunos, demasiado para el cuerpo. Hacía tiempo que no se veía en el Camp Nou una exhibición de centrocampismo así. Pedri puso en pie al Estadi con su caño pisado a Balenziaga, pero también con esa cuerda que inmortalizaron Laudrup e Iniesta, de la que salió para apoyarse en Frenkie de Jong, para luego pegar un cambio de juego de 60 metros que puso a Dembélé de frente en la jugada del 3-0 de Luuk de Jong.

A Pedri, recién renovado por el Barça hasta 2026 con una cláusula milmillonaria, le llueven elogios desde todos lados. Las palabras de Luis Enrique después de la Eurocopa ("lo que ha hecho no se lo he visto a nadie, ni a don Andrés Iniesta"), o las de Xavi ("no he visto a ningún futbolista en el mundo con más talento como él") son gruesas. Antes que ellos, ya lo habían visto Pepe Mel, el entrenador que lo lanzó a la fama en Las Palmas; o Koeman, que le dijo a Bartomeu que el chico no se iba a ninguna parte cuando llegó en el verano de 2020 y el Bayern revoloteaba sobre sus representantes mientras se especulaba con su cesión.

Esos elogios son también una responsabilidad para Pedri. Especialmente esa comparación con Iniesta, jugador de importancia capital en la historia del Barça y de la Selección que dio más de una década de gloria a las dos instituciones y levantó un carro de títulos que ahora mismo aún son ciencia ficción para Pedri, un culé de cuna que está viviendo el sueño de su vida.

Pedri, 80 millones de valor de mercado según la web especializada Transfermarkt, se ha convertido en el nuevo líder del ADN Barça, el guardián del estilo. Su manera de hacer las cosas en el campo, lo más fácil posible como se enseña a los centrocampistas de La Masia aunque él no la pisase, encaja con su sencillez delante de los micrófonos y en su vida diaria. Es uno de sus éxitos. Esa humildad vende bien y conecta con la gente, que lo ve accesible. Como un héroe cercano. Un tipo capaz de hacer magia en el césped sin necesidad de irse haciendo propaganda.

Pedri está cómodo. La llegada de Ferran Torres, con quien mantiene buena relación (y comparte agente), le facilita incluso más su adaptación al modo de vida en Barcelona, donde tiene mar y también a compañeros de su hornada. Con Eric Garcia o Mingueza ha compartido Eurocopa y Juegos Olímpicos, que es una experiencia única más allá del fútbol. Con Gavi también tiene un feeling especial y, para colmo, sabe escuchar a los veteranos. Piqué, Busquets, Alba o Sergi Roberto le están enseñando a conocer secretos del club y su famoso entorno que, obviamente, él desconocía a su llegada. Para triunfar en el Barça, también hay que conocer qué significa y qué representa el Mes que un club. Y en ello está. La presencia de Xavi, ídolo de cualquier crío en la infancia, más si era culé y centrocampista, también le ha dado un plus de motivación.

Y, sobre todo, a Pedri le ha ayudado el descanso. Después de una temporada de debut en la que se excedió con los Juegos con las consecuencias físicas conocidas, supo parar a tiempo cuando entendió que la recuperación de su problema en el cuádriceps de la pierna izquierda no estaba siendo la mejor. El descanso, y un trabajo específico en el gimnasio que le ha hecho más fuerte, le ha convertido en un cañón a su regreso. Un jugador que ha aumentado su catálogo de recursos, que usa más el desplazamiento largo, es más rápido y más potente, arriesga más en los pases en profundidad, y llega más a la portería contraria. Eso sí, Pedri no pierde su esencia. Y es esa capacidad de acariciar la pelota para asociarse. Cuando Pedri flota por el campo, es que el algo bueno le está pasando al Barça. La afición está entregada a él.

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