El atolladero de Rodrygo
Tras dos temporadas y media, parece estancado en un fútbol de notable, pero no sobresaliente. Suma dos goles en 1.339 minutos. Asensio, decidido a apretar el pulso.
Pero, pese a que la regularidad goleadora no sea su fuerte, es un futbolista con un aura especial para las grandes citas. De los dos goles que marcó la temporada pasada, por ejemplo, uno fue el transcedental ante el Inter, en la fase de grupos, para mantener con vida las opciones de entrar en octavos, lo que acabaría sucediendo. Entre sus irrupciones estelares y sus asistencias, demuestra que es un futbolista que derrocha calidad. En el apartado de pases de gol la dinámica sí es muy positiva: en su primera temporada sólo dio dos, en la siguiente ese número se elevó a ocho y esta, recién superado el ecuador, ya lleva seis, cifra que invita a pensar que logrará un nuevo récord.
Pulso con Asensio
Hay pocas posiciones tan a debate en el Madrid como la banda derecha. El resto de piezas parecen tener su indiscutible, pero a estribor, semana a semana, se busca un candidato. Rodrygo y Asensio se han ido repartiendo los minutos a lo largo de la temporada. El propio Ancelotti ya dejó claro en rueda de prensa que son jugadores de caraterísticas antónimas y, por tanto, los usaría en función de lo que demandase cada partido. Si bien Rodrygo representa más la electricidad y el desborde, Asensio es la posesión y la pegada. El brasileño tiende a jugar más en Champions y el balear, en Liga. Pero Asensio, con su misil al Granada este domingo, enseñó los dientes y apretó el pulso. Competencia sana, pero intensa.
Dilema Mbappé
Pese a que la llegada del francés pudiese suponer un desplazamiento definitivo al banquillo, el jugador siempre se ha mostrado públicamente a favor de su llegada. "Me haría muy feliz si llega Mbappé", afirmó, hace escasas semanas, en una entrevista para 'TNT Brasil'. Con contrato hasta junio de 2025 y sólo 21 años, Rodrygo tiene aún margen para crecer y mejorar. Para salir del atolladero futbolístico en el que parece metido, estancado. En ese notable alto que no termina de ser un sobresaliente. Lo que le pide la afición.