El Atleti sigue en su derrumbe
Sonrojante derrota ante el colista con un solo tiro entre los tres palos. El VAR le arrebató un penalti. Melero fue el autor del gol. Gol anulado a Correa en el 96´.
Dos jugadas antes, el portero ya había calentado sus guantes. Roger remataba de cabeza sobre su portería y Oblak repelía con el aire de San Jan. Cuando vio llegar a De Frutos, mantuvo la calma. Aguantó y su pie hizo el milagro. No se amilanó el Levante, tan acostumbrado este año a los golpes. Siguió igual. Con la presión y el juego. Empujando a todos los hombres del Cholo hacia Oblak, en la jornada rojiblanca de puertas abiertas: todo lleno de huecos, de espacios, de hierba libre.
El Atleti solo dio el paso cuando, como en tantas otras últimas tardes, miró arriba y se vio por detrás en el marcador. De Frutos, cómo no, en todas partes a pesar de jugar todo el partido con un golpazo tremendo en la nariz, había encontrado a Melero en el 54’. Melero empaló y adentro. Por el palo de Oblak, que llegó a tocarlo. Para nada, para que le quemaran los dedos. Pudo arreglárselo el árbitro al Cholo enseguida: penalti por mano de Duarte. Pero hubo llamada VAR: fuera de juego de Llorente. El 0-1 igual sobre la cabeza. Mientras Simeone preparaba triple cambio (João, Suárez, Vrsaljko), De Frutos se plantaba de nuevo ante Oblak como si fuera el mismo Voldemort: todo mala intención. Paró el portero. Cunha se fue tocado en la rodilla.
Sin final hermoso
Ahora ya sí, el Atleti empujaba, ahora ya sí, el Atleti buscaba. Pero sin disparos a puerta: cuando le tocó atacar se le perdió la linterna. El Levante, mientras, se abrazaba al otro fútbol, al tiempo del perder tiempo. Y los minutos pasaban y todo el talento de João no era suficiente, alumbraba poco, como una cerilla que solo ponía de manifiesto toda la sombra alrededor. El aire ya era un murmullo. Giménez mandaba callar. Llegaron los pitos, sonidos de otro tiempo, muy del pasado, aquellos con el Cholo siempre a raya, lejos
No hubo épica esta vez en el añadido. Aunque sí un gol anulado a Correa (primer y único disparo a puerta del Atleti, en 96 minutos) por falta de Giménez, un balón de Malsa al palo desde el centro del campo y un cabezazo de Oblak como última ocasión desesperada. No habría esta vez final hermoso. Lo único que le quedaba al Atleti era su partido feo. Su despeñe, sin que el fondo se aprecie. Solo cae, cae, cae. Con alma de colista, aunque siga tan cerca de Champions.