Corazonada o datos: ¿Conviene cambiar a un arquero para los penales? La estadística que le salió mal a Chelsea
A raíz de la decisión de Tuchel en la final con Liverpool, donde sacó a Mendy y puso a Kepa, el disparador de un análisis que tiene informes numéricos pero también factores emocionales
Las estadísticas, como pocas veces, se utilizan para la toma de decisiones. Para evaluar si un futbolista es más determinante ingresando desde el banco que como titular, para ver si un delantero aporta más explosión llegando desde atrás, como volante, para el estudio de los penales. Sobre todo, es material de los entrenadores, aunque también de aquellos futbolistas obsesivos por imponerse en los detalles aún en su próximo duelo personal, según el adversario que le toque y el rival con el que, por características y roles, más se va a cruzar en el campo de juego.
Lo que sucedió en la final de la Copa de Inglaterra entre Chelsea y Liverpool fue magnífico. Primero por el partidazo que entregaron: salió 0-0 pero pudo haber terminado 3-3 o 4-4 y no solamente tuvo acciones destacadas por las situaciones de riesgo y los aportes individuales para el plan colectivo de cada equipo, sino también desde la toma de decisiones. Cada jugada tuvo el mérito de superar una gran defensa y, por el contrario, cada defensa recibió aplausos porque llegó con lo justo a evitar una gran acción colectiva adversaria. Hubo varias figuras destacadas, pero sobre todo los arqueros Edouard Mendy (Chelsea) y Caoimhin Kelleher (Liverpool).
Por penales: Liverpool 11 vs. Chelsea 10
Lo sabido: Thomas Tuchel, DT de Chelsea, en el minuto 128 del alargue, decidió cambiar al arquero: afuera Mendy (que atajó para 10 puntos, con despliegues magníficos) y adentro Kepa Arrizabalaga, el “especialista” en los penales. Es cierto que la apuesta no le salió bien porque Liverpool se impuso en la definición 11 a 10, con la influencia de que Kepa no detuvo ningún remate sino que además erró el suyo: el último, el definitivo.
Tuchel dijo tras el partido: “No sabemos qué hubiera pasado si hubiésemos dejado a Edou (Mendy) en el campo. Kepa no tiene la culpa. La culpa es mía, porque soy el que toma las decisiones. A veces funciona, a veces no. Así es la vida como entrenador de fútbol”.
Ahora bien: lo que sucedió, generó un sinfín de disparadores de ideas que valen la pena analizar, porque las emociones también juegan en el fútbol, en cualquier deporte. Tuchel, quizás, sólo pensó en las estadísticas, en los números y en su experiencia. O quizás también evaluó los factores emocionales del fútbol, pero no los creyó tan determinantes.
¿Y los datos emocionales?
Seguro Kepa es experto y mejor (considerablemente) que Mendy a la hora de atajar penales. Lo dicen las estadísticas y las cualidades individuales. Pero... ¿Y los datos que sólo entregan las emociones? Esos no los aporta ningún software, sigue siendo un gran diferencial entre el DT y los futbolistas. Y es presencial, se vislumbra en ese momento, en ese contexto, en esa situación irrepetible, única. ¿Está bien sacar a Mendy (o cualquier otro arquero en el contexto “imbatible” de Mendy este domingo) que en los 130 minutos se atajó todo, desmoralizó a todos los delanteros rivales y atajó pelotas imposibles?
Incluso anímicamente, para todo Liverpool, ¿no fue un alivio lo que vieron?: “Listo, ahora que sacó Mendy, que estaba hecho una fiera, lo ganamos en los penales”. ¿Lo pudieron haber pensado Klopp y sus jugadores?
En el arco contrario, en Chelsea: 1) ¿Cómo se sintió Mendy pensando: “Si jugué cómo jugué y me sacan...” o “sino me tienen fe para los penales ni siquiera un día como hoy…”; y 2) ¿Cómo llegó Kepa a ese último penal? Seguro que su presión individual (por ser el “experto” que entró para atajar y no pudo desviar ninguno y encima ahora debe definir el último) fue tal que, quizás, fue el primero en saber que lo iba a errar...
Tuchel lo hizo porque estaba convencido de eso, pero quizás lo tenía decidido antes del partido: “En caso de empate, listo”. Y seguro puede argumentar (y muy bien) el porqué del cambio pero más desde una explicación científica que emotiva. O quizás no, también pensó (evaluó) todo esto y así y todo prefirió darle prioridad a la estadística que al contexto emocional.
Los números previos le daban la razón a Tuchel: apostó por Kepa para los penales pese al partidazo de Mendy porque el español había atajado al menos un penal en seis tandas previas con el Chelsea. La estrategia le surtió efecto en la final de la Supercopa en agosto, pero esta vez Chelsea se fue sin alzar otro trofeo tras sus conquistas recientes en la Champions League y el Mundial de Clubes.
“Yo tomo las decisiones en el momento y después no puedo repensarlas cuando ya conozco el resultado. No sabemos qué hubiera pasado si dejaba a Edou (Mendy) en cancha. No culpen a Kepa, yo soy el culpable porque soy el que tomas las decisiones. A veces sale bien, a veces no. Así es la vida de un entrenador de fútbol”, declaró el alemán.
Y agregó: “Ahora es un lindo tema para que ustedes armen titulares, pero los errores suceden (...) Por supuesto que nos sentimos mal por él. Fue duro que haya sido el único en errar, pero no merece la culpa. Yo tomo las decisiones y no las tomo para ser el héroe. Hoy el ganador tuvo que patear 11 penales, no nos arrepentimos”.
A diferencia de Chelsea, Liverpool ratificó a Kelleher, un irlandés de 23 años, como titular en las copas inglesas en vez del brasileño Alisson Becker. Quizás porque Klopp, se sabe, sí le da espacio a los factores emocionales. “En el fútbol profesional debe haber espacio para algo sentimental”, dijo su punto de vista el DT rojo. “Es un chico joven, le pedimos hacer muchas cosas, comenzó el torneo como titular y ¿en la final no puede jugar?’’, agregó Klopp en declaraciones reproducidas por la agencia AP: “Soy dos cosas, un entrenador de fútbol y un ser humano y el ser humano ganó esta vez, y ha sido lindo que fue la apuesta buena. Se lo merece”, añadió. La intuición también juega.
Liverpool no se coronaba en una copa doméstica de Inglaterra desde que lo hizo en la Copa de la Liga de 2012 con Kenny Dalglish como técnico. Bajo la conducción de Juergen Klopp. Liverpool también conquistó la Champions League en 2019 y la Premier League en 2020.
No hay recetas que aseguren el éxito en el fútbol. Con todas se gana y se pierde. Y no es la primera vez que un entrenador se la juega con un cambio de arqueros para las definiciones por penales. Uno de los últimos casos más recordados fue el que Louis Van Gaal, DT de Países Bajos, en el Mundial de Brasil. Un minuto antes de que acabara el segundo tiempo suplementario entre Holanda y Costa Rica por los cuartos de final en 2014, el técnico hizo un cambio inesperado. Durante 120 minutos, el arquero del Ajax, Jasper Cillessen, se lució en la selección naranja en los ataques de la delantera costarricense, pero hizo ingresar a Tim Krul.
Dos de los cinco disparos de los jugadores ticos, los que correspondieron a Bryan Ruiz y Michael Umaña, fueron detenidos por Krul y de esa forma le entregó a su país la clasificación, por segunda vez consecutiva, a las semifinales del Mundial.
“La idea que teníamos es que Krul podía funcionar mucho mejor para los cobros por su tamaño, pero sobre todo porque tiene mucho más alcance”, explicó el técnico en su momento. Cillessen mide 1,87 m y Krul 1,93 m. Sin embargo, luego se supo que Van Gaal buscó un efecto más “mental”, psicológico, que futbolístico; quería generar una preocupación adicional a los ejecutantes de Costa Rica, pretendiendo que –cada vez que iban a patear- se sientan doblemente presionados porque iban a tener enfrente a un “especialista”.
El mejor ejemplo de cómo un DT pareció tomar una decisión técnica-táctica y, en realidad, buscó generar un efecto más emocional.