Argentina, una selección con sobredosis de números 10, con el talento aplicado a jugar bien, atacar y también para marcar

El equipo de Lionel Scaloni, cada vez más serio desde las respuestas individuales y colectivas de cara a su preparación para el Mundial de Qatar

Sin embargo, su mayor potencia, lo que lo hace un equipo indescifrable, es la cantidad de enganches reconvertidos en un bloque solidario y no por eso menos desequilibrante. No está Lionel Messi, el 10 por excelencia; tampoco Rodrigo De Paul, el 10 de nacimiento en Racing, el de la sabiduría táctica y el del despliegue con el corazón en la mano. Pero el equipo igual cuenta con una sobredosis de mediocampistas ofensivos capaces de romper líneas defensivas con gambetas, pases filtrados y triangulaciones para generar el aplauso de la gente.

Este martes el equipo volvió a jugar con el esquema 4-3-3, con Lo Celso y Papu Gómez (otros enlaces reconvertidos) como interiores, a los costados de Guido Rodríguez, un señor 5. Pero también aparece Marcos Acuña como un lateral izquierdo que termina siendo wing. Y es capaz de ponerle una asistencia a Lautaro Martínez (como en el 1-0), con un centro con zurda al pie. ¡Hasta el 9 de Inter controló la pelota con la técnica de un enganche!

Dentro de esa “familia” de jugadores, sigue más vigente que nunca Angel Di María. Cada vez más recostado sobre la derecha, para gambetear de afuera hacia adentro y quedar perfilado para su remate más hábil (como el gol a Chile de la última fecha). Frente a los dirigidos por Reinaldo Rueda casi marca un gol igual, aunque esta vez su disparo se fue apenas desviado y, en otras acciones, se lució el arquero Vargas.

Si se sigue con la lista de integrantes de esa selección, Leandro Paredes es un volante central que se inició como enganche en las inferiores de Boca, Alexis Mac Allister (marginado del encuentro por Covid 19) es otro 10 en potencia, que se adapta y cumple el rol que el DT necesita; Angel Correa suele ingresar por las bandas, pero tiene la capacidad futbolística de un 10, capaz de asistir a un compañero o de autogenerarse una situación de riesgo; el propio Joaquín Correa (lesionado) comenzó así en Estudiantes, aunque luego se definió más como delantero. Y se puede discutir si Paulo Dybala merece tener o no más minutos con la celeste y blanca, pero es un futbolista que reúne el ADN de los 10, con gambetas y amagos para complicar a cualquier defensor.

Juan Cuadrado de Colombia compite por el balón con Paulo Dybala de Argentina.
Juan Cuadrado de Colombia compite por el balón con Paulo Dybala de Argentina.Marcelo Endelli - Getty Images South America

Hasta los que quedan afuera de una convocatoria pero están en el radar, como Manuel Lanzini, tienen condiciones extraordinarias y serían capaces de hacer jugar a la selección. La Argentina va camino a un Mundial con argumentos más sólidos desde lo colectivo. Y en eso tiene que ver la cantidad de variantes ofensivas para generar desequilibrio como el compromiso de todos ellos para marcar como si cada pelota fuera la última o para tirarse en el pasto y hacer de “cocodrilos” por detrás de una barrera ante un tiro libre muy peligroso del rival.

Hay una saludable sobredosis de N° 10: todos atacan y a ninguno se le cae el anillo a la hora de defender. Por eso la selección de Scaloni es un equipo cada vez más serio.


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