Tinelli, del “sos vos, Marcelo” del presidente a la salida anticipada de la Liga Profesional: la crónica de una caída veloz

El conductor televisivo pudo haber sido el sucesor de Claudio Tapia en la AFA, pero en seis meses se quedó sin nada: afuera de la Liga Profesional y de licencia en San Lorenzo, su club

“Sos vos, Marcelo”. Con la escenografía de la quinta de Olivos de fondo, el presidente Alberto Fernández tranquilizó al creador de “Showmatch”. Era mayo de 2021. Las denuncias de Nueva Chicago y de San Martín de Tucumán contra la AFA por irregularidades en la asamblea que reeligió a Claudio Tapia hasta 2025 esperaban por un fallo definitivo en un escritorio de la IGJ. Era la llave para convocar a elecciones. Tinelli, aliado con Fernández, sentía que podía ganarle al Ascenso Unido de Tapia.

Tinelli, el día en que empató las elecciones de la AFA por 38-38 (votaban 75 asambleístas) contra Luis Segura
Tinelli, el día en que empató las elecciones de la AFA por 38-38 (votaban 75 asambleístas) contra Luis SeguraArchivo

Pero mientras el conductor televisivo se dedicaba a las audiencias con el poder, los clubes de la Liga Profesional, que lo habían votado para que los defendiera y les resolviera problemas, veían que su gestión era invisible. Rara vez estaba en su oficina de Puerto Madero; rarísima vez aparecía en las reuniones del comité de la Liga. La cabeza de Tinelli es multitasking: de hombre de negocios a animador televisivo y después, recién después, dirigente de fútbol. “Cayó por falta de presencia. Y porque no solucionó las cosas que tenía que solucionar”, dice un dirigente que destina más tiempo a pensar y evaluar el tablero que a hablar. “No gestionó, que era la razón fundamental de su llegada al poder”, continúa la fuente.

Hubo una foto que hizo ruido en muchos clubes. Tinelli, un hombre con un máster en televisión, estuvo ausente de las reuniones en las que se decidió la extensión del contrato con Disney-Fox Sports hasta 2031: la famosa llave de los 45 millones de dólares firmada a comienzos del año pasado. Negociaron la empresa… y la AFA, representada por Claudio Tapia y Pablo Toviggino, su mano derecha. Cerca de Tinelli argumentan que “lo corrieron”. Los clubes que lo votaron sustentan su descontento: “¡Tenía que haber estado ahí y conseguido el mejor contrato posible!”.

Recién empezaba 2021 y ya había sonado la alarma: “Si no estuvo con esto de la televisión, que es lo suyo, ¿cómo hará con el resto?” De todas maneras, nadie vociferaba nada en público. “Lo que teníamos para decir lo debatíamos en las reuniones de comité. Algunas virtuales, otras presenciales. Aunque no saliera en la prensa, el descontento existía”, relata un representante de un club bonaerense ante la Liga Profesional. Tinelli pudo haber subestimado aquel reclamo de más presencia; de más hechos concretos.

El momento más feliz de Marcelo Tinelli como dirigente de fútbol: la ofrenda de la Copa Libertadores al Papa Francisco, fanático de San Lorenzo
El momento más feliz de Marcelo Tinelli como dirigente de fútbol: la ofrenda de la Copa Libertadores al Papa Francisco, fanático de San LorenzoTwitter.com/cuervotinelli

“Su gestión en San Lorenzo tampoco lo ayudó”, opina otro dirigente con peso específico en la Liga Profesional. Quizás por eso, y para evitar un mal mayor, alguien con poder y una gran agenda de contactos le aconsejó que diera un paso al costado. Una licencia en la presidencia del Ciclón era lo mejor para “descomprimir”. Era, además, una muestra hacia sus pares. Ahora sí, entonces, podría dedicarse a la Liga. Un problema menos para su cabeza multitasking.

Pero no hubo caso. Su relación con Tapia estaba rota desde hacía rato por el asunto de la IGJ. El sanjuanino de Barracas Central lo tenía en la mira. Sabía que si se mantenía en Viamonte habría venganza. Tenía que esperar la ocasión. Y “Chiqui” tiene el gen de la ubicuidad en su sangre: estar en el momento justo en el lugar adecuado lo llevó al poder. Conclusión: Tinelli estuvo varios meses sin poder lograr una “reunión de trabajo” con la AFA para resolver una agenda de 16 temas vitales para el futuro de los clubes. “Evidentemente, yo no puedo conseguirlo, así que los habilito a que negocien por mí”, les dijo a sus pares en una reunión de comité de la Liga Profesional.

Sergio Rapisarda, secretario general y presidente de Vélez, se transformó en su canciller. La Liga presionó a través de una carta en la que enumeró los temas pendientes con la AFA. Hubo reunión en Viamonte. Hubo hasta foto y abrazos entre representantes de ambas entidades. Pero no hubo avances concretos en la gestión. “Esos temas se resuelven en 10 minutos con voluntad de trabajo”, aseguran en la AFA. Siguen inconclusos.

El abrazo entre el presidente Alberto Fernández y Marcelo Tinelli, una alianza que nunca se rompió
El abrazo entre el presidente Alberto Fernández y Marcelo Tinelli, una alianza que nunca se rompióFrente de todos

Tinelli tampoco se esforzó en hacer tinellismo. Mientras Tapia es Droopy, se multiplica, recibe a todos los clubes de la pirámide del fútbol, se muestra activo en redes sociales y abre su oficina del predio de Ezeiza a todo el que lo quiera consultar, Tinelli prefiere su traje de celebrity: publica fotos de su programa, de su nuevo corte de pelo o de sus vacaciones en Punta del Este. De su rol ejecutivo en el fútbol argentino, poco y nada. De hecho, brindó escasísimas entrevistas como presidente de la Liga Profesional. Y se le recuerdan un puñado de discursos públicos hablando de fútbol, como el que dio en ocasión del reinicio de la actividad durante la pandemia en el sorteo de la Copa de la Liga, en octubre de 2020. Para muchos, Tinelli era un presidente invisible.

Las ausencias a las reuniones de comité (sus detractores le achacan que apenas fue a 3 de 27, pero pasan por alto que la AFA ni siquiera se reunía en forma presencial) se trasladaron a la cancha: no estuvo, por ejemplo, en la entrega del Trofeo de Campeones a River, luego del partido disputado en Santiago del Estero. “Menospreció la presencialidad. Si hubiera ido a ese partido y a la final de la Copa Argentina, todavía era presidente de la liga. Nadie se hubiera animado a nada”, dice el presidente de un club de primera. “Tenía que haber hecho más cosas y no le alcanzó con el apoyo de Alberto Fernández”, agrega.

Más allá de sus múltiples ocupaciones, cerca de Tinelli aseguran que el conductor (y futuro expresidente de la Liga Profesional) mantenía un trato cordial con todos sus pares de la máxima categoría. Que les respondía los mensajes aunque en algún momento no pudiera atenderlos. Quizás esa cercanía haya sido ficticia. “Tinelli nunca vio venir lo que pasó. Una cosa es el descontento y otra, distinta, es un golpe. Nunca creyó que su número 2 (Cristian Malaspina, presidente de Argentinos Juniors) y su número 3 (Hernán Arboleya, exvicepresidente de Lanús) fueran a redactar una carta para voltearlo sin una sola reunión previa”, analiza otro informante. En rigor, los que promovieron la remoción le dieron a Tinelli una dosis de su propia medicina: no le dijeron que iban por él en forma presencial. Y otro detalle: el pedido de remoción está avalado por el estatuto de la Liga Profesional. Las 18 firmas que tuvo esa famosa carta le dieron aún más entidad. Y fue una especie de certificado de defunción para el Tinelli presidente.

“Nadie quería un De la Rúa en el fútbol argentino. Nos pidieron que esperáramos”. Con esa frase, un dirigente que expresó su descontento contra Tinelli justifica el último semestre. No lo querían, le habían quitado el apoyo, pero habían sonado los teléfonos y tenían que mantenerlo. Lo pidieron desde la Casa Rosada y, se sabe, el fútbol tiene demasiados negocios con el poder político como para negarse a una solicitud semejante. Esa alianza de Tinelli con Alberto Fernández evitó una salida mucho más traumática. El presidente, incluso, abogó por un final “dentro del marco institucional”. Nada de golpes en el fútbol. El llamado a elecciones anticipadas se transformó, entonces, en la mejor opción. Sin confrontación. Por las buenas. Y con la energía focalizada en consensuar una lista de unidad para lo que viene. Cayó Tinelli, y deja un currículum curioso: de los siete mandatos para los que fue elegido, renunció en cuatro y en los otros tres pidió alguna licencia.

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