Simeone no halla el sistema
El Atlético había comenzado el año más fuerte con el 4-4-2, pero ante el Villarreal volvió a ser frágil atrás y fue una sombra hasta que regresó al 5-3-2 con el marcador en contra.
Y es que, aunque al inicio de curso podía parecer imposible, el Atleti de hoy es pura fragilidad atrás, algo que convierte en incompresible que el equipo se hundiese sobre su área y que tras el golazo de Correa se echase atrás a intentar repeler las llegadas del Villarreal con una zaga muy mermada. El Cholo salió con cuatro atrás, formando con Llorente, Felipe, Hermoso y Lodi. Un único jugador en común respecto a su defensa ideal que ganó la Liga, donde Trippier, Savic, Giménez, Hermoso y Carrasco fueron casi impenetrables. Ahora, Oblak encaja uno de cada dos remates a puerta y aunque pudo hacer algo más en el gol de Pau Torres, había parado un penalti a Gerard Moreno y había visto como el Villarreal se estrellaba con el palo cada vez más cómodo en ataque.
El Atlético dejó jugar al Villarreal, que se sintió muy cómodo plantándose cerca del área rojiblanca con todo el bloque visitante hundido. Futbolistas como Lemar o Carrasco, claves cuando el equipo ataca, se vieron reducidos a doblar a los laterales para seguir defendiendo. Este año siempre sale cruz y Oblak desvió el remate de Alberto Moreno en el mano a mano, pero aun así acabó en gol. Felipe y Hermoso fallaron en la marca y siguen dejando claro que no están bien, por lo que, si el equipo les expone a los ataques con balón del rival, sufren aún más. Desde la lesión de Giménez en Cádiz, el equipo ha cosechado cuatro derrotas en Liga y el empate ante el Villarreal. La única victoria, contra el Rayo, fue en el partido en el que el uruguayo pudo estar en el once.
Llorente, el jugador que más sufre el adiós de Trippier, confesaba que “habiendo tirado la primera parte y un poco de la segunda, ver cómo ha reaccionado el equipo creo que es un punto que se ha luchado y ganado”. Y esa reacción comenzó a partir de un triple cambio desde el banquillo, un movimiento táctico y una vocación mucho más ofensiva e intención de hacer daño al Villarreal después del gol de Alberto Moreno. Fueron Vrsaljko, Koke y João Félix los elegidos, aunque la primera mitad del equipo ya invitaba a sustituciones mucho más tempranas. Y Simeone regresó a esa línea de tres centrales, con Vrsaljko acompañando a Felipe y Hermoso, Llorente y Carrasco en los carriles, Kondogbia liberando a Koke y Lemar en el medio y Correa con João Félix arriba.
En ese sistema se pudo ver mejorar a los carrileros, con Carrasco y Llorente más cerca del área rival y pudiendo correr en ataque, más cómodo a Hermoso, Koke poniendo criterio, Lemar entrando mucho más en juego y el Atlético siendo más reconocible… por lo menos hasta el empate de Kondogbia, cuando volvió a bajar revoluciones. Se abre de nuevo la duda sobre el sistema que mejor acompaña al equipo, aunque quizás sea más importante las intenciones que tenga sobre el campo. Buscar atacar y no esperar sobre su propio campo, ser más agresivo en la presión, dar balón a los jugadores de calidad y liberar a los múltiples futbolistas ofensivos que sitúa Simeone en el once, pero que pierden cuando tienen que dedicarse únicamente a defender.
De cara a la Supercopa se espera a Giménez atrás, pieza fundamental. El Cholo también cuenta las horas para volver a tener disponible a Savic y por recibir un recambio en el lateral derecho que libere a Llorente. Las malas sensaciones regresan justo antes de disputar quizás el torneo más asequible este curso, ya que se juega a dos partidos. Volver a los tres centrales, seguir apostando por la defensa de cuatro o situar la línea de presión más arriba o en campo propio será uno de los principales debates para Simeone de cara al torneo en Arabia Saudí. Por el momento, sigue la búsqueda del sistema ideal para el equipo.