Silvio Romero: las razones para un adiós que deja poca plata y se lleva los goles que Independiente necesita
El jugador optó por un club brasileño y el club de Avellaneda cerró un inusual préstamo
El delantero cordobés se va a préstamo por un año a cambio de apenas 150.000 dólares, que podrían incrementarse si se cumplen algunos objetivos -en principio, sólo el de disputar el 60 por ciento de los partidos parece sencillo de cumplir; ganar el Brasileirao o la Libertadores suena mucho más complicado-, más las opciones de un segundo año en idénticas condiciones o una compra por un millón de la moneda estadounidense.
Son varias las razones que explican los motivos de unos números casi irrisorios para un jugador que marcó 18 goles el año pasado (2 de penal) y 51 desde su llegada al club en 2018. El salario en dólares de Romero, fichado en 4,5 millones de esa moneda norteamericana debido a la tozuda insistencia de Ariel Holan, es la principal, ya que se fue convirtiendo en un creciente dolor de muelas para la dirigencia a medida que el peso argentino se devaluaba y la participación de Independiente en las copas internacionales dejaba de compensar semejante desembolso.
“Tenemos jugadores que ganan cinco millones de pesos al mes”, se quejaba el presidente Hugo Moyano en diciembre de 2019, cuando el dólar cotizaba a 60 pesos. El Chino ya por entonces figuraba en esa categoría de los mejor pagados del plantel, se consolidó en lo más alto del podio poco tiempo después y ahí se mantuvo al renovar su vínculo a mediados de 2021, incluso pese a aceptar la reducción de un 30 por ciento de sus ingresos. La asfixia financiera actual de la entidad, con deudas, embargos e inhibiciones por doquier, obligar a reducir ese gasto anual a cualquier costo, y en ese sentido, desprenderse del goleador se ve más como una medida de ahorro que recaudatoria.
Pero además, para que Romero aceptase firmar aquel último contrato con Independiente, sellado luego de que se frustrara la chance de un pase a Boca y que se extendía hasta junio de 2023, la directiva liderada por el líder camionero debió asumir una significativa reducción en la cláusula de rescisión del goleador. Esta quedó establecida en 1,4 millones de dólares para el mercado local y 750.000 para el internacional, números que también han incidido en las cantidades que debería abonar Fortaleza para adquirir definitivamente su ficha.
La suma de las necesidades económicas de la tesorería Roja y la voluntad del protagonista alcanzan para comprender por qué a partir de ahora los goles de Romero se gritarán en portugués y se extrañarán en Avellaneda. Más difícil es imaginar cómo se las ingeniará Eduardo Domínguez para sustituir la capacidad anotadora del 9 cordobés, teniendo en cuenta que el día de su presentación ya expresó preocupación por la falta de goles, incluso si el Chino hubiese continuado en el plantel.
La posibilidad de incorporar un delantero que garantice por su cuenta una cifra de festejos similar a la perdida es tan limitada como incierta. Al margen de la falta de capital, las cinco inhibiciones por valor de 1.191.000 dólares que hoy pesan sobre el club -que podrían superar los 6,7 millones si antes de fin de mes América de México decide ejecutar la denuncia por el impago de Cecilio Domínguez- ponen en duda que cualquier incorporación que se haga pueda entrar a la cancha. El antecedente de Joaquín Laso, que debió esperar más de dos meses para debutar en el anterior mercado de pases pone en alerta a quienes reciben una llamada de Daniel Montenegro, el atribulado asesor deportivo Rojo.
Por las dudas, al flamante técnico no le queda más que mirar hacia adentro. En ese puesto sólo cuenta con juveniles sin experiencia. David Sayago y Julián Romero apenas han sumado un puñado de minutos entre los grandes, en tanto Mauro Molina y Nicolás Messiniti han sido relegados por Domínguez al plantel de reserva.
La alternativa, entonces, quizá sea imaginar un funcionamiento sin el clásico 9 de área. En su única charla con la prensa desde que asumió, el ex entrenador de Colón elogió la calidad de quienes pueden actuar en la mitad de la cancha, y si se tiene en cuenta que la llegada de los volantes y la movilidad de atacantes ágiles como Luis Miguel Rodríguez y Facundo Farías fueron la clave de su éxito en Santa Fe, podría suponerse que la apuesta será repartir entre varios la eficacia perdida ante las redes rivales.
Delanteros hábiles como Alan Velasco, Rodrigo Márquez o Braian Martínez; volantes con recursos, como Domingo Blanco, Alan Soñora, Andrés Roa, Tomás Pozzo, Lucas González y hasta Carlos Benavídez; y jóvenes que prometen como Juan Román Zarza y los citados Sayago y Julián Romero serán quienes necesariamente deberán tomar la posta. Con ellos, y quizá con nadie más, tendrá que encontrar Domínguez los caminos hacia esos goles que desde ahora Silvio Romero gritará en el nordeste brasileño.