REAL SOCIEDAD 2 - ATLÉTICO 0 / Un Atlético en caída libre
Los goles de Januzaj y Sorloth dejan al Atlético fuera de la Copa del Rey. Segundo título que pierden los de Simeone en seis días. La Real estará en cuartos.
Trató de rascar la Real pronto en eso que le empantana: el balón parado, los pies de barro de su línea atrás. Ordenado 4-4-2, con Vrsaljko, Felipe, Hermoso y Lodi temblorosos la primera vez que Elustondo se introdujo como un cuchillo en su área para cabecear un balón solo, tan fácil, otra vez. Abrió la veda. La Real era un rival en la nuca del Cholo, que se pegaba a sus futbolistas, que no los dejaba pensar. Januzaj estampaba un balón en el poste en la jugada siguiente. Ni por esas despertaba el Atleti. Que no veía el balón, un objeto sólo en pies txuri-urdin. El plan del Cholo hacía agua. Guarecerse atrás, con João como falso 9 para correr las contras y Koke, De Paul y Herrera en la medular para nada. Nadie tocaba un balón. La Real les pasaba a todos por encima como un tren de mercancías.
El primer grito afónico de Simeone fue a los quince minutos, cada fibra de su traje negro atada ya a su garganta como mortaja. Sus hombres dieron un paso adelante. El ímpetu realista se esfumó como la ola se deshace en la orilla. De Paul sacó el periscopio y lanzó un balón a la carrera de Carrasco que, solo ante Remiro, lo envió también a la madera. La jugada dividió el partido en dos. El Atleti se reconcilió con el balón, empezó a amasarlo en el centro. Carrasco y João intercambiaban sus lugares para que el belga atacara el espacio liberado. Cada pelota era un roce, gasolina encendida, como en la batalla de Glasgow.
Y Sorloth se convirtió en Haaland
Y Sorloth convertido en Haaland, la Real amenazando en cada lance como una tamborrada, el baño en cada pelota, cada balón dividido, todo volcado sobre la portería de Oblak. Un portero que miraba adelante y sólo veía nada, hombres perdidos, desnortados y con la boca y los ojos llenos de jabón. Y eso que la Real levantó el pie. El Atleti empujó, más por los chavales (Javi Serrano y Carlos Martín) que por los hombres, todo a la desesperada. Era verle correr y agarrarse al pecho un suspiro de lástima. El Atleti del Cholo que se admiraba, que ganaba, ya sólo vive en la hemeroteca. El Atleti del Cholo a secas.