Raikkonen: "No sé por qué gusto"

 Pese a ser hombre de pocas palabras, Kimi sigue siendo uno de los de pilotos más seguidos de la F1. El propio finlandés reconoce no saber la razón.

María Viñas
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Es uno de los pilotos más queridos y seguidos de la Fórmula 1, aunque él mismo reconoce no saber por qué. Kimi Raikkonen se despidió el pasado mes de diciembre de una parte muy importante de su vida. Dijo adiós a las carreras, pero este enero ya estrena nuevo trabajo. No debutará oficialmente hasta el próximo mes de febrero, pero el finlandés se ha convertido en jefe del equipo de Kawasaki, pasándose a las dos ruedas en el Mundial de MXGP. Y, ojo, porque entre sus pilotos está uno de los grandes favoritos a llevarse la corona, Romain Febvre. El motocross ya no es un hobbie, "es muy serio" y aspirarán a "ser lo mejor que podamos".

Sin embargo, y pese a que ya no le veremos más por el paddock de la F1, Raikkonen sigue siendo uno de los grandes reclamos de la competición. Nunca ha sido un hombre de muchas palabras, no le gustaba estar en el punto de mira, pero su naturalidad le ha llevado a ser muy querido en todos los puntos del planeta. Vaya al circuito que vaya, siempre ha sido aclamado. "No sé por qué les gusto. Quizá porque soy lo que soy. ¡Consistentemente extraño, raro o como quieras llamarlo! Es normal para mí, pero ahí fuera, quizá no lo sea para todos. Pero la mayor parte del camino la he hecho a mi manera", aseguraba Kimi en una entrevista con Motorsport.com, en su edición estadounidense.

Y es que, tras veinte temporadas en la Fórmula 1 y su corona en 2007, Raikkonen siempre será recordado como una de las grandes leyendas del paddock. De esas que decían más con sus silencios que con sus propias palabras. También por llevar la sinceridad como bandera, sin cortarse a decir lo que realmente pensaba en todo momento. Ha mantenido su esencia en toda su carrera deportiva y, eso, gusta mucho en un paddock donde el poder te puede hacer cambiar como persona. Incluso confiesa que intentó cambiar, pero su peculiar personalidad siempre volvía a ver la luz.

Incluso su alrededor se dio por vencido al cambiarle: "Aquí y allí necesitas ir un poco de otra manera. Obviamente, al principio es más difícil porque intentan ponerte en algún lugar. Si no aceptas, se dan por vencidos en intentar cambiarte. Es más fácil para ellos decir: 'Tal vez sea mejor dejarle hacer lo que quiera'. Estoy feliz de haber luchado al principio, porque obviamente es mucho más fácil. Después es mucho más difícil intentar ser otra persona". "Creo que puedes hacer lo que la gente te pide o ser lo que la gente te pide que seas, por ejemplo. Pero no creo que eso sea muy bueno o sea saludable a largo plazo", explica el finlandés.

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