Otro chico que achica al Madrid

El Getafe, otro modesto que frena al líder. El equipo de Quique saca petróleo de un error grave de Militao. Magnífica defensa azulona y espesísimo ataque blanco.

Luis Nieto
As
El Getafe fue el safety car de la Liga. Cualquier parón conviene al perseguidor y perjudica al perseguido. Ocurrió también en este navideño. El Madrid se fue de 2021 multicontagiado y feliz, con Benzema honrado en San Mamés, y entró en 2022 más sano y más empanado. Delante y, sobre todo, atrás. Militao regaló un gol a Ünal de salida y el partido ya no tuvo vuelta atrás. Ni sin Hazard, como al comienzo, ni con él, en la segunda parte. El juego del Getafe no tuvo belleza pero sí orden, mérito y sacrificio, valores que a veces se pagan con tres puntos. El Madrid sigue en posición envidiable, pero no tanto como para comprar ya cava y confeti.

La trayectoria de Hazard en el Madrid está sospechosamente repleta de kilómetros cero. Ahí volvió en Getafe, esta vez de modo inesperado. Vinicius, que había jugado los 25 partidos del curso, se quedó fuera por el COVID, que finalmente tuvo poca influencia en el duelo (los presuntos afectados del Getafe no venían siendo titulares) salvo por su ausencia. Pero Rodrygo y Asensio, que salían de la sexta ola, adelantaron de nuevo al belga pese a su inactividad reciente. Hazard vuelve a estar a la cola mientras Ancelotti se repite a sí mismo, convencido de que con muy pocos ganará mucho. Y en esto Quique no le anda lejos. Abajo se escala despacio, pero pequeñas rachas producen grandes avances. Y con un once casi fijo (esta vez faltó Djené) ha ido braceando hasta salir de zona de descenso.

El gol de Ünal

También con un plan de poca cosmética: espera atrás, enfanga el partido, no ahorra faltas (tres lindantes con el amarillo en los primeros cinco minutos, un rosario de ellas después que alzaron la ceja y desataron la lengua de Ancelotti) y no permite correr al rival. Este es uno de los problemas de este Madrid triunfal, que se agranda ante los grandes y se achica ante los chicos porque si no puede correr, se aburre. Quique le preparó a Ancelotti un partido antipático, que se volvió aún más cuando Militao cometió un error inexplicable, tan de regional como el horario del choque. Quiso proteger una pelota ante Ünal y el turco se la limpió por un flanco para batir a Courtois, mientras el brasileño reclamaba sin razón ni convicción la falta que nunca existió. Cuatro minutos después repitió Alaba, con una equivocación también de gran tamaño, pero Maksimovic anduvo menos diligente que Ünal.

El Madrid buscó entonces la salida del laberinto por el camino más corto: Modric. El croata es la depuradora de su juego en partidos así, donde es imprescindible saltar líneas y darle cierta alegría a la circulación. Soria salvó un gran disparo suyo y el larguero le privó del empate en una jugada de alta costura del Madrid, con amague final de Benzema. También peligró el Getafe en un bote pronto fallido de Kroos. En contra de lo habitual en situaciones adversas, el Madrid tardó en caer en la trampa del centro lateral sin ventaja. Buscó por dentro, filtró pases, sacó a Benzema del área para ayudar en la obra, pero no encontró ayuda en las bandas. Ni Asensio ni Rodrygo ofrecieron progresos por ahí ante dos laterales como Damián Suárez y Olivera, uruguayos sin costumbre de hacer prisioneros.

El Getafe dejó de mirar a Courtois, a excepción de un remate de Aleñá al filo del descanso, y se aplicó en evitar distracciones, con una fantástica política de ayudas en defensa. Al Madrid empezó a írsele la paciencia por su incapacidad para superar el intenso tráfico por dentro y la falta de efectividad en el juego largo. También le ocurrió a Ancelotti, amonestado por sus quejas ante las reiteradas faltas del Getafe, en la mejor tradición de la era Bordalás. Hay automatismos que cuestan en marcharse, y más si los herederos no reniegan de ellos.

Cambios que no cambiaron nada

Ancelotti no esperó más y mandó vista a la izquierda en el descanso: Marcelo y Hazard en esa banda y Rodrygo en la derecha. El efecto fue adverso de salida. El Madrid llegó menos y peor, el Getafe tuvo más la pelota y Enes Ünal comenzó a someter a los dos centrales del Madrid, que tuvieron centenares de partidos mas lucidos. Luego Marcelo y Hazard sí mejoraron a Mendy y Asensio.

Cada minuto que pasaba, el Madrid se adentraba en la niebla azul, en un partido alejado de las áreas, el punto que más le convenía al Getafe. Y así hasta el inevitable arreón final. A Benzema le quitó el gol la cabeza obstaculizadora de Cuenca y Soria salvó en parada soberbia un buen bote pronto de Casemiro. Marcelo reclamó un penalti por un agarrón poco insistente.

El último cuarto de hora se jugó en el área del Getafe, con mejores números para el asaltado que para el asaltante y con Mariano ya en el ataque del Madrid porque se anunciaba lluvia. Estuvo cerca de cazar una. El último movimiento de Ancelotti fue extremo: Peter como lateral derecho e Isco por si aún le queda aún algún renglón por escribir en el club. Parece que no. Los cambios de Quique fueron razonablemente regresivos, más gente atrás para proteger la única zona en que se jugaba, su área y alrededores. Con eso bastó para detener un líder que ya sabe lo dura que es la vida sin Vinicius.


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