Muere Gento, ‘La Galerna del Cantábrico’
El mejor extremo izquierdo de todos los tiempos ha fallecido en Madrid a los 88 años de edad. Era conocido popularmente como 'La Galerna del Cantábrico'.
Sin embargo, sus inicios en el conjunto blanco no fueron muy alentadores. Hasta tal punto que Bernabéu meditó seriamente devolverle al Racing a cambio de Espina, e incluso cederle a otro equipo tras la primera campaña. Pero ahí apareció la figura de su gran amigo Alfredo Di Stéfano. Enterado de los planes del presidente, en una reunión entre La Saeta y Don Santiago, éste le convenció: “No puede deshacerse de él. Es un portento. No conozco a Espina, porque no lo he visto jugar, pero sí a Gento, y no se puede desaprovechar a un muchacho que tiene 19 o 20 años. No se puede perder a un jugador de esa naturaleza”, le vino a decir. En esa reunión también le explicó al presidente la conveniencia de fichar a un compatriota y gran amigo suyo, Héctor Rial. El Madrid victorioso de las Cinco Copas de Europa consecutivas comenzaba a modelarse.
La llegada de Rial supuso el estallido de Gento como extremo izquierdo. La depurada técnica de Rial más la velocidad de Gento era una de las bazas de aquel Madrid de mediados de los 50. Eso (“Yo le daba el balón y salía corriendo, Rial me echaba la pelota y yo llegaba al sitio a la vez que ella. Todo el mérito era de Héctor”, explicó en alguna ocasión), y un consejo que le dio el argentino al cántabro. Gento, amante de las gaseosas, solía beberlas en las comidas y en las cenas. En una de ellas, Rial le aconsejó a Gento cambiar las gaseosas por agua. Lo que consiguió fue que el cántabro volase aún más y aprovechase los pases filtrados y en profundidad que le metía el argentino. Fue una gran sociedad la que conformaron y de la que se aprovechó el Real Madrid.
Contrastado ya como una estrella del panorama futbolístico español, Europa tardaría poco en conocerle. En 1957 fue el encargado de asegurar el título de los blancos al marcar el segundo gol de la final de la Copa de Europa. Curiosamente fue en el estadio Santiago Bernabéu y ante la Fiorentina. Un año después, en Bruselas, sería el gran protagonista de la final ante otro conjunto italiano, en este caso el Milan. Con empate a dos tantos tras los 90 minutos reglamentarios, Di Stéfano se acercó al cántabro y le hizo un aparte: “Paquito, ¿cómo estás? Esto sólo lo puedes arreglar tú. Sólo tú tienes fuerza, así que te las vamos a echar todas. Si tu no nos sacas de esto, no ganamos”. Y Gento decidió la final: retrasó su posición para que Fontana, el defensor rossonero encargado de vigilarle le diera un poco más de espacio, y a los dos minutos de comenzar la segunda parte de la prórroga sentenció la final con un disparo cruzado que batió a Soldan. Fue el 3-2 definitivo.
Ese verano de 1958, el Madrid incorporaba a Puskas. El Madrid formaba con la mejor delantera de la historia: la conformaban Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. Sólo duraría una campaña, ya que Kopa, aduciendo motivos personales, se marcharía del conjunto blanco en 1959, pero fue justamente la mejor campaña de Gento: anotó 14 goles en Liga (dos al Barcelona en el Camp Nou en un encuentro que acabó 3-5 favorable a los blancos) y se proclamaría campeón de Europa por quinta vez de manera consecutiva.
La década de los 60 fue una década agridulce para los blancos: se ganarían casi todas las Ligas, pero se perdieron dos finales de Copa de Europa. Además, el glorioso equipo de la década anterior comenzaba a perder a sus grandes protagonistas: Di Stéfano se marchó en 1964, tras caer en la final de la Copa de Europa ante el Inter (3-1) y una discusión con Miguel Muñoz. Puskas se marcharía dos años después, en 1966. Incluso él pudo haberse marchado antes: sus actuaciones son tan brillantes que el Inter de Milán de Moratti quiso ficharle para el conjunto interista. Corría el año 1961, cuando el millonario presidente del conjunto neroazzurro se puso en contacto con Santiago Bernabéu. El presidente interista quería fichar a una gran estrella para intentar asaltar el trono europeo. Los blancos habían ganado las cinco primeras ediciones, y quería que su equipo fuese el siguiente conjunto en levantar el ansiado anfora que señalaba al campeón europeo. Pero Bernabéu no lo vio claro, así que dijo que no estaba en venta. Poco tiempo después, Helenio Herrera le pidió al presidente el fichaje de Luis Suárez, al que ya había dirigido en el Barcelona. El Inter pagó 25 millones de pesetas de la época por el gallego...
Pero Gento, el eterno capitán, seguía siendo importante. Es cierto que había perdido su punta de velocidad, pero era el líder en el que se apoyaban los jóvenes jugadores blancos, que volverían a ganar la Copa de Europa en 1966, con un once formado completamente por jugadores españoles. Gento se convertía en el primer y único jugador hasta ahora en poder hacerse una foto: la de su figura con seis Copas de Europa.
Pero todo tiene su final. En 1971, y tras caer el Madrid en la final de la Recopa, Bernabéu decide remodelar la plantilla. Nadie le dice nada a Gento, hasta que Raimundo Saporta, a la sazón vicepresidente del conjunto blanco, le llamó telefónicamente a su casa: “Yo pensé que, como era el capitán, me llamaba para pedir consejo sobre algún jugador, cómo había sido su comportamiento a lo largo de la temporada, para luego comentárselo al presidente. Sin embargo, comenzó a hablar de mi trayectoria, que llevaba 18 años en el equipo, de mi futuro, de que podía seguir vinculado al club de alguna manera. Según me iba diciendo eso, yo me acordaba de Alfredo (por Di Stéfano)... Poco a poco me iba dando cuenta de que me estaba diciendo que no iba a seguir, pero no de manera directa, hasta que me ofreció ser el entrenador del equipo juvenil, eso sí, cobrando lo mismo que ganaba siendo jugador. El día de la presentación del equipo me despedí, Ellos estaban de corto, y yo de traje. Así me fui”.
Gento se hizo cargo del equipo filial blanco durante tres temporadas. Incluso pudo haber dirigido al primer equipo, pero… sucedió en 1974. Miguel Muñoz, entonces entrenador blanco, decidió dimitir al frente del banquillo blanco. Reunido con Bernabéu, fue el propio Muñoz quien ‘recomendó’ que su sucesor fuese Luis Molowny. Fue su segunda gran decepción como jugador blanco. La primera fue su no presencia en la fase final de la Eurocopa de 1964, un torneo que acabaría ganando la Selección española (jugó 43 partidos marcando cinco goles con la camiseta nacional) en el propio estadio Santiago Bernabéu a la URSS (2-1).
Así pues, en 1971, Gento colgaría las botas. Tendría tres partidos homenaje debido a su trayectoria como madridista. El primero fue en 1965 ante River Plate (le fue impuesta la Medalla al Mérito Deportivo por sus 12 años de permanencia en el club blanco). El segundo, en 1972, ante Os Belenenses (coincidiendo con el XXV aniversario de la inauguración del Bernabéu), y el tercero en 2007, ante el Partizán de Belgrado, el equipo ante el que levantó su sexta Copa de Europa. Fue ante los portugueses cuando marcaría su último gol como madridista: se lo marcó a Félix Mourinho, padre de José, actual entrenador del Roma y extécnico blanco (desde 2010 a 2013). Fue en el minuto 15, y de penalti, otra de sus virtudes (“Miraba al centro, nunca al portero, éste se va a tirar a un lado y te va a dejar espacio para poder marcar”, explicó). Luego fue sustituido entre una atronadora ovación. En aquel partido se inauguró el nuevo marcador electrónico, de fabricación húngara, donde se iluminó y estampó la imagen del definitivo adiós a Paco Gento.
Siempre vinculado al conjunto blanco (también entrenó al Castellón, al Palencia y al Granada), a comienzos del siglo XXI fue nombrado Embajador del club blanco, viajando por toda Europa representando al conjunto blanco. En 2016 fue elegido unánimemente Presidente de Honor del conjunto blanco, sucediendo a su gran amigo Alfredo Di Stéfano, fallecido en 2014. Ahora Gento deja para la historia 12 Ligas, seis Copas de Europa, dos Copas, dos Copas Latinas y una Copa Intercontinental amén de una larga ristra de trofeos individuales. Títulos, títulos y más títulos. Así se resume la trayectoria de ‘La Galerna del Cantábrico’. El mejor extremo izquierda de todos los tiempos.