Maggie, el objeto más grande jamás visto en nuestra galaxia

 Un equipo de investigadores ha confirmado la presencia del mayor objeto en la Vía Láctea. Se trata de una nube de gas de 3.900 años luz de largo.

Raúl Izquierdo
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El espacio, además de los diferentes planetas y estrellas, tanto de nuestro sistema solar como fuera de él, está compuesto también por otros elementos como los asteroides y diferentes objetos. Recientemente, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Astronomía (MPIA), en Heidelberg, ha dado a conocer el hallazgo del mayor objeto jamás observado en la Vía Láctea.

Conocido como 'Maggie', en honor al río Magdalena (el más largo de Colombia), se trata de un filamento de hidrógeno que cuenta con 3.900 años luz de largo por 150 años luz de ancho y puede suponer un vínculo en el ciclo de materia de las estrellas. Esta estructura de enorme tamaño se encuentra a unos 55.000 años luz de la Tierra, y representa todo un cambio en lo que hasta ahora se conocía de las nubes de gas hasta la fecha: multiplica su tamaño por cinco, pues las previas apenas superan los 800 años luz.

El hallazgo ha sido publicado en la revista especializada Astronomy & Astrophysics. En él, los astrónomos indican cómo, mientras buscaban otros objetos fuera del plano principal de la galaxia (el que contiene la mayor parte del material de la Vía Láctea), dieron con él. El hecho de estar fuera de dicho plano, junto con sus grandes dimensiones, hicieron que no pasara desapercibido para los expertos.

Una única nube de gran tamaño

Los astrónomos, como revela uno de los autores del estudio, Jonas Syed, no saben "exactamente cómo llegó allí. Pero se extiende unos 1.600 años luz por debajo del plano de la Vía Láctea", indica. Su aislamiento respecto a otros objetos facilitó su análisis, consiguiendo determinar cómo se mueve el gas en el interior de la nube. Así, establecieron que lo hace a la misma velocidad y en la misma dirección, confirmando que es una única estructura y no varias nubes pegadas una tras otra.

Juan Soler fue el primero en dar con el objeto, hace ya un año, y lo nombró como el río más grande de su país de origen (Colombia). "Maggie ya era reconocible en evaluaciones anteriores de los datos, pero sólo el estudio actual prueba más allá de toda duda que se trata de una estructura coherente", indica Soler en un comunicado del MPIA.

A vueltas con la composición

El tamaño no es la única característica que convierte a Maggie en un objeto especial, sino que además está hecho con una forma única de hidrógeno. Si bien la mayoría de nubes de hidrógeno consisten en hidrógeno molecular, en el caso de Maggie se compone de un 92% de hidrógeno atómico, algo especialmente llamativo para los descubridores.

Y es que gran parte de las estrellas se forman a partir de nubes de hidrógeno molecular, que llegan a ser tan densas como para colapsar con la fuerza de la gravedad, dando lugar a nuevos soles. No obstante, los expertos creen que muchas de estas nubes de hidrógeno molecular podrían haber estado compuestas por hidrógeno atómico en el pasado, si bien no hay forma de explicar el cambio a nubes moleculares.

En este caso, como Maggie cuenta solo con un 8% de hidrógeno molecular, creen que podría estar en proceso de conversión a una o más nubes de gas molecular. Una pregunta para la que pueden dar respuesta próximos estudios. "Los datos adicionales, que esperamos nos den más pistas sobre la fracción de gas molecular, ya están esperando ser analizados", apunta Syed.


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