Luuk de Jong no es suficiente

De nuevo, el denostado ariete fue el único argumento de un Barça que no supo cerrar un partido. El equipo de Xavi se quedó con 10 y Puertas retrató la debilidad culé en el área.

Santi Giménez
As
El Barça volvió a quedarse a las puertas de la remontada en LaLiga. Se le escapó en Granada un triunfo que tenía en la mano a un minuto del final del partido jugando en inferioridad y acabó empatando (1-1) en el Nuevo Los Cármenes un duelo en el que el equipo blaugrana dominó, pero no supo gestionar y que acabó tarifando por los errores de siempre. A saber: fragilidad en las áreas y jugadores fuera de forma exprimidos antes de tiempo.

En el área propia, cada ocasión del rival es para el equipo de Xavi algo así el prólogo de un drama ruso del Siglo XIX; cada saque de esquina en contra es como una novela de Dickens con niños huérfanos abandonados en la nieve; cada falta lateral es la historia de Jean Valjean en Los Miserables, que sabes que acabará fatal por la incompetencia acumulada, y cada ataque es tan inocente, que únicamente se puede apelar a Luuk de Jong para lograr el éxito.

Toda la producción ofensiva del Barça estuvo centrada en el injustamente denostado delantero neerlandés (que alguien hable mal de Luuk teniendo al lado a Dembélé es un misterio de la mente humana incomprensible). De Jong marcó un gol, le anularon por la cara otro y estuvo a punto de emular a René Higuita reinventando la Parada del Escorpión con un remate que únicamente se le había visto antes a Hugo Sánchez. Dembélé, en cambio, estropeó todo lo que tocó. Probablemente, hasta el grifo de la ducha del vestuario.

En Granada, el Barcelona aguantó la obra mientras pudo contra viento y marea. Esto es: un Granada más que ordenado que supo hacer los cambios a tiempo y explotar durante el partido las debilidades barcelonistas. Intetó el Barça de vivir de la producción de Luuk, que volvió a dejar en ridículo a todos los niveles a un Dembélé que vaya usted a saber ayer en que planeta estaba y que cuando se quedó en inferioridad numérica se vino abajo ante la vista y los mejores cambios de Robert Moreno, que sobre el terreno superó a Xavi.

Otra cosa es que cuando Gavi tenga la edad de Casemiro, sus faltas no serán tan castigadas como ahora. Puede ser cosa del jugador, del sistema o de los árbitros, que ante ciertos jóvenes tienen el gatillo más que fácil, pero Gavi es la pieza de caza preferida de los árbitros.

Xavi salió en el Nuevo Los Cármenes apostando por un equipo que tenía los mismos laterales que ganaron el triplete de 2015 (hace ya siete años) con Alves y Alba en las bandas. Piqué, que también estuvo en Berlín ese día como central y Eric apareció como recién llegado para tratar de presionar a un Granada que salió a cazar al Barça a la contra.

El dominio del partido, de inicio fue culé. pero a los barcelonistas les sigue faltando la capacidad de matar en los metros finales para decidir el partido. Xavi volvió a apostar como ariete por Luuk de Jong, que en la primera parte volvió a reivindicar que su salida -más que cantada del club- sea por la puerta grande.

El delantero cedido por el Sevilla marcó a los 8 minutos un gol que fue anulado por el VAR después de tres minutos de revisión de un video que no paró hasta encontrar un supuesto fuera de juego de Gavi medio minuto antes del remate que deja en pelotas la teoría del nuevo jefe del aparato, Medina Cantalejo, que dijo que el videoarbitraje a partir de su recién inaugurado caudillaje intervendría lo menos posible. Del dicho al hecho, hay mucho trecho. El tanto del delantero se anuló por un fuera de juego de esos que hay que buscar una imagen para anularlo que casi se remonte a la llegada del equipo a la ciudad.

Después de volver a intentar un gol mágico de espuela , De Jong logró marcar el 1-0 que daba ventaja al un Barça que nunca se mostró imponente en el partido a pesar de dominar la posesión. Ter Stegen tuvo que intervenir para demostrar que ha regresado, pero no pudo evitar que a la salida de un córner Antonio Puertas le fusilara cuando el Barça estaba en inferioridad. No sólo numérica, sino goleadora. Aquí, de momento solo marca Luuk.

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