Dibu Martínez, la fiera que despertó ante el seleccionado cafetero y quieren calmar para que se enfoque solo en atajar

Indiscutido en el arco del seleccionado, sus provocaciones merecieron un mensaje público de Scaloni y la preocupación de su entorno más cercano

A su largo oscurantismo en el fútbol inglés, hasta que se hartó de que Arsenal le negara la titularidad que creía merecer, le siguió un doble despegue en simultáneo: en Aston Villa, club en el que cumple la segunda temporada y le acaba de extender el contrato hasta junio de 2027, y en un seleccionado argentino en el que entró con la fuerza de una tromba. Llegó para quedarse y ser un indiscutido para Lionel Scaloni. Hoy, ya nadie se interroga sobre quién es ese arquero que se fue de Independiente siendo un adolescente. Sobran los que conocen tanto su inmensa capacidad para atajar como sus excesos en las provocaciones.

En el predio de Ezeiza, junto a Juan Musso
En el predio de Ezeiza, junto a Juan MussoAFA

En el plano futbolístico, lo de Dibu es de una intensidad y trascendencia ininterrumpidas. Una montaña rusa en la que nada le da vértigo. Basta con citar que sus 15 partidos –afuera quedan los cinco minutos disputados del frustrado clásico en Brasil- fueron todos oficiales. Siempre jugó con la adrenalina y la exigencia por el resultado, sea en las eliminatorias o en la Copa América. No pasó por los amistosos de prueba, los que permiten ir calibrando cuánto pesa el buzo del seleccionado. Cuando se trató de ensayos fue suplente en tres oportunidades (dos veces de Agustín Marchesín y en otra de Esteban Andrada, presente en el 1-0 sobre Brasil en un amistoso en 2019).

Tanta es la confianza de Scaloni y su cuerpo técnico en Emi Martínez que le dieron la responsabilidad de debutar en las eliminatorias cuando se alargó la recuperación por Covid de Franco Armani. La presentación fue el 3 de junio de 2021, en Santiago del Estero, en un 1-1 ante Chile por la clasificación al Mundial. Esa noche le llegaron poco, le convirtieron (Alexis Sánchez) y no tuvo muchas más ocasiones para demostrar su repertorio. Despertaba tantos interrogantes como un equipo al que no se le terminaba de ver el colmillo afilado que mostró con voracidad poco tiempo después.

Lionel Scaloni pidió bajar los decibeles
Lionel Scaloni pidió bajar los decibelesANDRES LARROVERE - AFP

Cinco días después, en la tórrida y húmeda Barranquilla, “Dibu” enfrentó a Colombia, rival que le empezó a despertar su volcánica personalidad y con el que se encontrará por tercera vez este martes, a las 20.30, en Córdoba, por la antepenúltima fecha de las eliminatorias.

Aquel 8 de junio, su incipiente carrera en el seleccionado recibió un golpe que lo mandó al hospital. La Argentina ganaba 2-0 y a los 33 minutos del primer tiempo, el zaguero Yerry Mina cargó sobre Martínez cuando estaba en el aire para descolgar un centro. El topetazo lo hizo caer mal, estuvo aturdido, fue retirado en camilla y le colocaron un cuello ortopédico. Los estudios médicos en el hospital trajeron tranquilidad. No tenía nada grave, solo había sido el golpe.

La definición por penales ante Colombia, cargada de provocaciones

En esa media hora, Dibu ya había empezado a dar muestras de una solvencia que luego sería habitual. Su ausencia se hizo más notoria porque Colombia llegó al empate 2-2, con una floja respuesta de Marchesín en el segundo gol.

La escala inmediata fue la Copa América de Brasil, donde la Argentina enfrentó a Colombia por las semifinales, en una definición por penales que se convirtió en el capítulo más sonado de Dibu. Lionel Messi convirtió el primer penal de la definición, pero la figura de Martínez se catapultó muy por encima de todos. A su exuberancia física y reflejos le agregó una artillería verbal que se le desconocía. No se habló tanto de los tres penales que atajó como de sus desafiantes frases y miradas a varios ejecutantes. Como si se estuviera cobrando una revancha, especialmente con Yerry Mina, a quien abrumó desde que llegó al área para tomar la pelota. “Te estás riendo, pero estás nervioso. Estás nervioso. Mirá que está un poquito adelante la pelota. Sí, sí, hacete el boludo, yo te conozco a vos. Mirá que si la cruzas te la saco. Mirá que te como hermano, mirá que te como”. Su bocado fue arrojarse sobre la izquierda y desviar el remate, a lo que le siguió un festejo con connotación sexual. Borja y Davison Sánchez también fueron blanco de sus provocaciones, que solo merecieron una mínima observación de un árbitro complaciente.

La seguridad para salir a cortar un centro en el triunfo de visitante sobre Uruguay
La seguridad para salir a cortar un centro en el triunfo de visitante sobre UruguayRaúl Martínez - Pool EFE

El debate quedó abierto entre los partidarios que justifican una “batalla psicológica” y los que la condenan por ser antideportiva e irrespetuosa. Esta versión desinhibida sorprendió hasta al propio Scaloni, que de alguna manera la avaló: “No sabíamos todo lo que iba a generar en los penales, fue algo nuevo para nosotros. Más allá de lo que hizo, lo importante son los penales que atajó. Todo lo otro forma parte de su personalidad, ya está. Nosotros miramos el aspecto puramente deportivo. Todo lo que se ve de él es así, por eso es tan querido en el grupo”.

Este perfil de Dibu también encandiló a Messi. El tema pasaba por el autocontrol del arquero de esa irreverencia. No lo tuvo cuando se burló en redes sociales de los controles de migraciones en la entrada a Chile. Rozó la ofensa. Y ayer Scaloni ya no salió a ampararlo. Aun sin nombrarlo, le mandó un mensaje a él y también a Rodrigo De Paul: “Tenemos que bajar un poquito los decibeles. Puede pasar que te quedes sin agua en el hotel o haya demoras, no siempre las cosas son a propósito”.

Fuera de la selección, en el entorno cercano de Dibu también tomaron nota y asumen que esa imagen no le conviene. Que no necesita agregarle nada a sus grandes condiciones deportivas. Con que ataje es suficiente para asegurarse el puesto hasta Qatar. Solo recibió cinco goles en las nueve victorias y seis empates que participó. Es uno de los pilares del invicto en 28 encuentros del ciclo Scaloni. Prometen conversar con él para hacerle ver que su mejor fiereza es cuando se arroja para quedarse con la pelota.

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