Darío Benedetto vuelve a Boca y tendrá su segundo ciclo: las razones íntimas de su regreso
El goleador se desvinculó de Olympique Marsella y regresa al club dos años y medio después de su partida; firmará un contrato por tres años
Atrás quedaron varias jornadas de intensas negociaciones, aunque lo más importante estaba resuelto desde hace al menos un mes: el jugador pretendía regresar y el club le abrió las puertas a la repatriación.
Con los dos focos más importantes alineados, todo lo demás fue más viable. Aunque para nada sencillo. Ocurre que el Pipa tenía contrato vigente con Olympique Marsella hasta junio de 2023, aunque aquello jugó también a favor: si los franceses pretendían cederlo otra temporada, debían ponerle en la mesa un nuevo contrato, algo que no estaba en sus planes. Porque, a la vez, Benedetto estaba a préstamo en Elche, de España, club en donde -además- el goleador es socio minoritario de la firma que lo adquirió.
Era un momento clave para Benedetto. A punto de cumplir 32 años y con escaso rodaje en el equipo español (suplente de Lucas Boyé), precisaba relanzar su carrera profesional. Y ese incentivo es Boca. El club del cual se fue a mediados de 2019 para concretar un gran desafío profesional (jugar en el fútbol europeo), pero con la promesa de volver.
Como cada año, “Pipa” pasó las Fiestas en Buenos Aires, rodeado por sus seres queridos. En esos días fue que sorprendió al declarar en TyC Sports: “Lo dije en su momento cuando me fui. A Boca voy a volver, ya sea como hincha o como jugador. Yo estoy agradecido con la gente de Boca por el cariño hermoso que me brindan hasta el día de hoy. Ojalá que el día de mañana pueda volver”.
Juan Román Riquelme no dejó pasar la oportunidad y lo llamó. Solo ellos saben de qué hablaron, pero algo quedó claro: el ídolo le abrió las puertas al “operativo retorno”. Fue la chispa necesaria para todo lo que vino luego.
“La pelota la tiene el Pipa. Si él quiere, el 3 de enero arranca la pretemporada en el predio”, le confiaron por entonces a LA NACION desde las entrañas del complejo que Boca tiene en Ezeiza. “Todo depende de él”, resumían.
Finalmente, Benedetto regresó a Elche con su esposa e hijos, pero el tema de volver a celebrar goles en la Bombonera le siguió dando vueltas en la cabeza.
En medio de decisiones personales y compartidas, fueron clave las opiniones de su esposa, Noelia Pons, y de su representante, Christian Bragarnik (uno de los dueños de Elche, precisamente).
La madre de sus hijos estaba muy cómoda en España. Fue ella la que le sugirió a su marido dejar Marsella cuando Jorge Sampaoli dejó de considerarlo en el Olympique. El hecho de vivir en una ciudad donde se habla el mismo idioma que en la Argentina fue fundamental para esa elección. Sobre todo al tener dos hijos (Felipe y Helena) en edad escolar, a quienes les hubiera costado demasiado el idioma francés. Sin embargo, conociendo el amor de su marido por Boca, le levantó el pulgar al operativo retorno.
Bragarnik, en cambio, se enfocó en lo profesional. Su postura era la de postergar el regreso hasta que concluyera el contrato con el equipo galo, a los efectos de que su representado siguiera cobrando una suma en dólares que es inalcanzable para cualquier club del fútbol argentino (donde, además, el salario se pesifica a precio oficial, con lo cual se reduce a la mitad en comparación con la cotización del dólar blue).
Finalmente, prevaleció el entusiasmo del futbolista. Potenciado por la rápida reacción de Riquelme, con su intenso operativo de seducción, y la necesidad del delantero de tener revancha en la Copa Libertadores. Donde si bien se convirtió en el único futbolista de la historia en anotar cinco goles entre las semifinales y las finales (en 2018 le hizo tres a Palmeiras y dos a River), su salida prematura en la definición en Madrid y la posterior derrota siguen siendo una espina que pretende sacarse.
Además, existió otro foco que terminó de inclinar la balanza: en 2018, Benedetto formó parte de las Eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia. Sin embargo, la grave lesión que sufrió en noviembre de 2017 (rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha) lo sacó de la lista. A los 31 años, el Pipa es consciente de que es mucho más probable ir a Qatar 2022 haciendo un gran año en Boca que calentando un banco de suplentes en Elche.
El balance de su paso por el fútbol europeo es positivo si se observa sobre todo su primera temporada, cuando el entrenador portugués André Villas-Boas le dio mucho más rodaje. Fueron 28 partidos, 11 goles y dos asistencias en el Marsella. Luego, con el arribo de Sampaoli perdió terreno y, finalmente, decidió emigrar a Elche, donde tampoco pudo afianzarse entre los titulares.
Del lado de Boca saben que el impacto de que el Pipa vista de nuevo la camiseta número 9 será fuerte. Sobre todo, en un contexto donde la realidad económica de la Argentina impide salir a buscar refuerzos de jerarquía. La billetera del fútbol nacional no seduce a casi nadie. Máxime teniendo tan cerca el estelar y multimillonario fútbol brasileño. Por eso, el acuerdo entre el jugador y el club se resolvió en minutos.
En este contexto, sólo hay espacio para locuras: jugadores fanáticos de un club que quieran vestir la camiseta de sus amores a cualquier precio, y dejen en un segundo o tercer plano el aspecto económico. Un ejemplo reciente sería lo que ocurrió con Daniele De Rossi en 2019.
Con 45 goles en 76 partidos con la camiseta azul y oro (0,59 de promedio por partido), Darío Benedetto se erigió como el mejor goleador de Boca desde el retiro de Martín Palermo en junio de 2011. La figura del Pipa, y su experiencia en el club de la Ribera, le permiten a Sebastián Battaglia sumar un refuerzo de enorme jerarquía, además de potenciar un fútbol argentino devaluado.