Boca empezó el año con una copa y el pibe Luis Vázquez hace goles como para no quedarse fuera del equipo
Otra vez anotó el gol del triunfo en la final del torneo de verano contra San Lorenzo
La final fue atrapante, caliente, de principio a fin. Se entiende: en nuestro medio, las finales no son amistosas. Se las juega con alma y vida, con el corazón en la mano, como si se tratara de un encuentro estelar de Copa Libertadores. Buen juego de a ratos, chispazos de juventud, Boca con la determinación de ser protagonista, San Lorenzo con la convicción de ser directo, punzante. Y en el medio, roces, peleas, discusiones, pierna fuerte.
Seis tarjetas amarillas hubo durante el primer tiempo, eléctrico, cortado, demasiado hablado. A veces, parece que hay caudillos que prefieren mostrar la lengua por sobre la clase, como en Marcos Rojo y Cristian Zapata, que amagaron con pelearse como si se tratara de dos guapos de barrio. Por suerte, más allá de las provocaciones, de las discusiones, la mayoría quiso jugar. Lo intentó. Los chicos de Boca se inclinaron por las bandas, los pibes del Ciclón se centraron en el medio, más desordenados.
Tello ignoró, apenas comenzado el partido, un penal de Federico Gattoni sobre Marcos Rojo (lo tomó de la camiseta), que con la presencia del VAR, más allá de las polémicas, se hubiese sancionado. Boca se sostuvo en ráfagas de Salvio, como una suerte de 8 adelantado, escurridizo, con más confianza que en los otros ensayos. Cuando le pone voluntad, Toto demuestra que quiere permanecer en la entidad xeneize, más allá de junio próximo.
Pero el mejor siempre fue el joven Zeballos, el ‘Changuito’. Pícaro, hábil, recostado por el sector izquierdo (Gino Peruzzi lo sufrió en todo momento), patea tiros libres, pide la pelota, encara, es atrevido. Se nota que debe manejar algunos excesos –amagues innecesarios, gambetas de más–, pero es un examen que va a lograr con el transcurrir del tiempo. Zeballos es uno de los jóvenes que se destacan, como Luis Vázquez. San Lorenzo tiene lo suyo, con Nicolás Fernández Mercau y algunos detalles de Alexis Sabella.
El desarrollo se apagó, a medida que trascurrieron los minutos, con la misma intensidad, pero menos juego. ‘Pocho’ Cerutti intentaba en soledad, Juan Ramírez estaba desconectado. Parecía que se mantendría la igualdad rumbo a la parte final, pero los jóvenes xeneizes tienen pasta de campeón. Juegan bien, son guapos.
Lo mejor de la final
Un centro de Gastón Ávila –más convincente cuando ataca que cuando defiende–, encontró el cabezazo goleador de Vázquez, cada día más parecido a Palermo. El gol no fue hacia su cabeza, su cabeza fue a buscar la celebración. Agachado, de pique al piso. Un gol a lo Palermo, que abre el debate: ¿Vázquez va a ser suplente? Lógicamente, se entiende la proyección de Benedetto, el aura por el pasado. Pero el pibe, el número 9 de la casa, cada día se muestra con mayor confianza. Salió con una molestia, fue reemplazado por Orsini.
Entraron otros experimentados, como Ortigoza, ideal para manejar la pelota, para controlar el mediocampo, pero sin magia para la creación, lo que más adeuda San Lorenzo. Boca tampoco tiene intérpretes con clase individual, suerte de solistas de la imaginación, lo suyo es más colectivo, grupal.
Los minutos finales descubrieron otra versión de San Lorenzo, más audaz, impropia de su flamante ADN, el que impuso el sello de Pedro Troglio. Buscó, pero le costó. Boca se sintió más a gusto con los espacios, con el campo abierto para los pichones.
La gente se entusiasmó, con el suspenso del resultado, aunque en realidad ocurrió durante toda la noche: el fútbol argentino precisa de la pasión compartida, pero hasta en los partidos de verano –en los accesos, en los ingresos– suelen haber inconvenientes.
‘Uvita’ Fernández, primero, el ‘Perrito’ Barrios, luego y un remate lejano de Fernández Mercau, que chocó en Eduardo García –fue gol, anulado por offi side– después, estuvieron a punto de conseguir la igualdad. A esa altura, hubiera sido lo más justo.
Pero el Ciclón no pudo. Y Boca, sin chispa en la segunda mitad, volvió a ganar. Un triunfo que significa un título estival.