Vacas sagradas en venta
Puyol dejó un vacío enorme que se ha ido evidenciando con el paso de los años. Hay una ausencia de autoridad moral absoluta en la caseta que, durante un tiempo, se ocultó por el caudal de fútbol y pegada que tenía un equipo que contó con una nómina de jugadores de postín como Iniesta, Rakitic, Suárez, Neymar o, cómo no, Messi. Pero se descuidaron los liderazgos invisibles.
Ter Stegen y De Jong no sólo han sido incapaces de asumir ese rol en el vestuario. Tampoco han rendido en el césped. La caída paulatina del portero, sea por las dos operaciones de rodilla o por una cuestión de confianza, ha sido una de las peores noticias para el club en los últimos años. Donde se pensaba que había portero para una década, ahora hay Ter Stegen víctima de sus inseguridades, al que le hacen gol casi en cada ocasión clara.
La recesión de Frenkie de Jong también ha sido sorprendente. Más allá de sus problemas en los isquios, el rendimiento del holandés esta temporada es decepcionante. Incapaz de coger la bandera del equipo, las señales de gran jugador que se vieron el año pasado entre enero y abril, cuando jugó una espectacular final de Copa, también han desaparecido. En 45 partidos de Champions entre el Ajax y el Barça ha sido incapaz de hacer un solo gol. Pero más allá de su falta de llegada, lo que resulta sorprendente es su falta de amor propio para convertirse en uno de los líderes del equipo ahora que tanto necesita a futbolistas de jerarquía. Tal vez esté en su propio carácter.
Ter Stegen y Frenkie de Jong han dejado de ser intocables y, teniendo en cuenta que todavía tienen un valor de mercado alto (55 millones el portero, y 90 el exjugador del Ajax según la web especializada Transfermarkt, para el Barça son jugadores transferibles. Si en algún momento el Barça pensó que la reconstrucción podía empezar por ellos, de momento esa esperanza ha desaparecido y tal vez la planificación de una nueva plantilla con vistas a la temporada 2022-23 también tenga que pasar por un cambio drástico de nombres y encontrar nuevos líderes. Y eso, como está la economía del Barça, sólo se consigue ingresando primero dinero. Ter Stegen y De Jong llevan tiempo desaprovechando la oportunidad de levantar la mano y decir aquí estoy yo.