“No me dejen afuera”: del juvenil Valentín Barco (17) al récord de Marco Ruben (35), el fútbol argentino siempre encuentra talentos para reinventarse sin necesidad de mirar los DNI
La Liga Profesional está lejos de Europa en su contexto global de organización y campos de juego, pero así y todo logró generar grandes emociones en 2021
Valentín Barco siempre parece tener cara de serio. No se lo ve reír demasiado, la procesión va por dentro. Debutó en la primera de Boca a los 16 años y en un par de partidos demostró muchísimas condiciones para hacer historia como lateral izquierdo. Concretarlo dependerá de él, la dedicación y el profesionalismo que le dedique a la carrera y también de los entrenadores que le den oportunidades. De todas formas, por sus características, difícilmente alguien le cierre la puerta.
El “Colo”, como lo llaman sus compañeros de la Reserva que se consagró campeón, ahora tiene 17 y se hizo viral por una rabona que tiró en la final por el Trofeo de Campeones ante Sarmiento, pero sus valores van por otro lado: tiene marca, proyección, gambetas, asistencias con muy buenos centros y goles. Aporta tenacidad como lo exige la historia de Boca, pero también capacidades técnicas para destacarse más allá de lo que mande la voluntad anímica. Sólo tiene tres partidos con la camiseta xeneize, pero lo suyo –sino se confunde- será cosa seria.
En un camino similar podrían estar Aaron Molinas (21) y Exequiel Zeballos (19). El enganche y el wing no sólo tienen condiciones técnicas y físicas, también una personalidad que en Boca se ve desde pedir la pelota en contextos adversos –perdiendo con River 0-2 y con 10- e intentar gambetear sin que eso le quite alegría al juego de ambos.
En el otro extremo aparecen dos futbolistas experimentados que, a medida que pasa el tiempo, siguen jugando cada vez mejor. Marco Ruben coqueteó dos veces con el retiro, pero a los 35 años no sólo sigue haciendo goles importantes para Rosario Central, sino que además bate récords: se convirtió en el máximo artillero de la historia canalla a fines de noviembre con 99 festejos, anotando de taco, de cabeza, pero también de derecha, de zurda. Goles para todos los colores, un delantero con un sin fin de recursos que lo mantienen vigente. Los dos goles a River lo pusieron por encima de Waldino Aguirre, que había marcado 98 goles en 191 partidos entre 1941 y 1951.
¿Y qué decir del Pulga Rodríguez, el abanderado futbolístico de un Colón que levantó su primera copa en su historia? A los 36 años se destacó con desparpajo, goles, efectos para sorprender a los defensores más concentrados. Un espíritu ganador para decirle a José Vignatti: “Te dije presi que llegaba para ser campeón…”. La frase la tomaron las cámaras en pleno festejo luego de la gran final que el conjunto sabalero le ganó a Racing por 3-0, por la Copa de la Liga, disputada en el primer semestre.
Un equipo de 11 destacados, bajo el esquema 3-3-1-3: Rey (Gimnasia); Mac Allister (Argentinos), Frías (Defensa) y David Martínez (Defensa/River); Manuel Castro (Estudiantes), Enzo Fernández (River) y Rotondi (Defensa); Ojeda (Godoy Cruz); Tissera (Platense), José López (Lanús) y Julián Alvarez (River)
El ídolo de Atlético Tucumán llegaba a Santa Fe para dejar su huella. Y luego se marchó a La Plata para confirmar que lo suyo no es casualidad. “Si yo supiera que pateando fuerte es gol, los patearía así, pero nada te garantiza nada…”, dijo cuando le preguntaron por el penal atajado por Andújar en el clásico que finalizó, de manera eléctrica, 4-4. Otro de los partidos jugados en #ModoPremier. Claro, después de eso, hizo tres goles.
En el rango medio, también hubo actuaciones para el aplauso. Lo de Kevin Mac Allister fue extraordinario durante todo el 2021. Jugando como primer central en línea de 3 o como lateral derecho en línea de 4, el defensor tuvo una temporada consagratoria. Apenas jugó dos partidos en Boca en el ciclo de Gustavo Alfaro, pero encontró su explosión a los 24 años. Y juega con la presencia y acierto en la toma de decisiones como si tuviera 32.
Mac Allister hizo goles pero también los salvó en la línea de su arco: gana con el juego aéreo en las dos áreas. Tenacidad para marcar con el cuchillo entre los dientes, buenas respuestas en los duelos individuales y capacidad de visión para aportar lo que el equipo está necesitando en cada jugada. A tal punto que despertó el interés de River y, por lo que se ve, podría entrar tranquilamente en el prototipo de jugador que busca Gallardo para potenciar sus equipos.
Carlos Rotondi (24) fue una especie de ‘Di María’ para Defensa y Justicia. Con despliegue, pases gol y gol, parece ser el socio ideal para todo 9 con sed de redes. Lucas Merolla (26) venía destacándose como segundo central en Huracán hasta que se lesionó. Gustavo del Prete (25) fue una grata revelación, rindiendo en Estudiantes incluso por encima de las proyecciones en su primer año en La Plata.
Martín Ojeda (23) tuvo un paso discreto por Racing, pero explotó este año en Godoy Cruz, transformándose en el goleador del equipo con 12 festejos. Zurdo y encarador, empezó a quemar redes con el Gallego Méndez y luego lo confirmó con la llegada de Diego Flores. Según él, el cambio llegó cuando lo dejaron de poner de volante y pasó a jugar más arriba.
Algo similar sucedió con Matías Tissera (25) en Platense. El Calamar, primero, logró un cambio rotundo con la llegada de Claudio Spontón. Con un par de cambios sustanciales (Bertolo jugando por adentro, Tissera más suelto) el actual DT logró rendimientos y resultados muy buenos. Tissera encontró su momento de gloria a los 25 años con 14 goles que reactivaron la campaña en primera.
Las actuaciones de Braian Romero (30) nunca tuvieron tanta repercusión como ahora, primero en Defensa y Justicia, luego en River. Le debe su reconversión a Hernán Crespo, que lo transformó en 9. “¿Te animás?”, le dijo antes de una práctica Crespo porque veía que al equipo le faltaba ‘punch’ en los metros finales. Y duplicó su cotización.
Romero había tenido un paso por Independiente, pero la fama la encontró primero en Florencio Varela y luego en Núñez, donde se puso la camiseta y rindió. Casi no necesitó tiempo de adaptación. Con perfil bajo y juego de rol, adaptándose a jugar con cualquier compañero, Romero fue otra de las explosiones en 2021.
Walter Bou (28) es un caso curioso. Había pasado por las inferiores de Boca, lo llevó de regreso como refuerzo (y con muy buen ojo) Guillermo Barros Schelotto en 2017 y el 9 siempre rindió, pero parece destinado a no tener allí su lugar. Encontró su sitio en Defensa y Justicia, donde fue bicampeón y marcó 20 goles en 52 partidos. Hasta se reinventó y se hizo un jugador más completo con Hernán Crespo y Sebastián Beccacece, jugando por todo el frente de ataque y hasta tirándose atrás como enlace, para que el centrodelantero sea Romero o Merentiel.
Entre los jugadores que todavía tienen mucho recorrido están Facundo Farías, de Colón (19), Enzo Fernández (20) y David Martínez (23), de River; también José López (21), que reemplazó a Nicolás Orsini en Lanús con un realismo asombroso, con una eficacia alta y un entendimiento con Sand como si hubieran jugado juntos toda la vida. Goles para todos los gustos y una actitud optimista para pensar que siempre la pelota le va a llegar a él.
Julián Álvarez (21) ya tenía un lugar en el podio del 2021. Y por lo hecho en la final ante Colón del Trofeo de Campones, con una actuación 10 puntos, terminó confirmando su primer puesto como el jugador del año. Por presente y proyección, porque parece no tener techo. La gran figura para el título de River en el último certamen, con 18 goles de los 53 que hizo el campeón y con las citaciones a la selección argentina que lo pusieron en un lugar de privilegio para seguir aprendiendo y mejorando. Pasó de tener de ídolo a Lionel Messi a compartir entrenamientos y convocatorias con él, a tirar alguna pared. Desde la conquista de la Copa Libertadores de 2007 de Boca con un sublime Juan Román Riquelme que un futbolista no era tan determinante para lograr un título como Alvarez lo fue en el Torneo 2021.
Habitualmente jugaba por afuera o delantero sin referencia, terminó como 9, en otra de las grandes movidas de Gallardo para encontrar respuestas ante las dificultades. Alvarez no había arrancado como titular en River, pero las lesiones de Matías Suárez y Romero (más los no convencimientos de Girotti y Fontana) le dieron la chance de decir “no me dejen afuera”. Lo que vino después, claro, fue todo suyo.