Entrenadores: la histeria de siempre y el Covid-19, socios para un nuevo récord en el reino del tembladeral
Entre estables, interinos, variables internas y los contratados en las últimas semanas, 86 técnicos recorrieron la primera división en 2021... y apenas cuatro resistieron de punta a punta
La plusmarca del siglo XXI de ‘descartes’ estaba vigente desde 2017, la temporada que se devoró a 84 entrenadores. Iba a resultar difícil superar semejante tembladeral…, pues ocurrió. Claro que entonces habían pasado por Primera 32 equipos. En 2019, con 28 clubes en la A, habían desfilado 77 técnicos. Ahora, incluso sin los tormentosos promedios que siembran un campo minado, y durante mucho tiempo con la calma de los estadios vacíos…, el reino de las urgencias recuperó toda su virulencia. Otra vez los entrenadores vivieron en la cornisa, otra vez rodaron por el barranco.
Algunos bancos, indefinidos
Y el actual número 86 –en realidad, 88 se los incluye a los recién arribados Diego Martínez, de Tigre, y Rodolfo De Paoli, de Barracas Central– puede crecer en cualquier momento, porque tres instituciones todavía no definieron a sus nuevos conductores para 2022: Independiente, Colón y Talleres. Hay tiempo hasta el brindis. O abrirán el Año Nuevo sin entrenador. San Lorenzo lo consiguió hace pocas horas, con el “sí” de Pedro Troglio.
De los 26 equipos que durante 2021 pasaron por la máxima categoría, 22 cambiaron de conducción. ¿Los sobrevivientes? Apenas cuatro apellidos, con el incombustible Marcelo Gallardo al frente, una rara avis desde mediados de 2014 al frente de River. Luego, Mauricio Pellegrino en Vélez, Kily González en Rosario Central e Iván Delfino en Patronato. Y punto, porque hasta resistentes como Luis Zubeldía y Alexander Medina, se marcharon de Lanús y Talleres. Desgastados.
Vale apuntar que, aunque generalmente son las víctimas, en ocasiones algunos técnicos rompen un contrato vigente para ir detrás de otro horizonte: sucedió con Diego Dabove (de Argentinos a San Lorenzo) y con Hernán Crespo, de Defensa y Justicia a San Pablo. Ninguno terminó 2021 en ese destino.
Pasó de todo durante el año. Los bautismos en la máxima categoría de Germán Burgos, Gago, Pablo Guiñazú y Battaglia; la aparición de Diego Flores y la reaparición en Newell’s de Fernando Gamboa; la incorporación del uruguayo Munúa en este carrusel, y la salida de Zubeldía de Lanús (estaba desde agosto de 2018) y la vuelta de Almirón al club. Algunas experiencias resultaron fugaces.
También, aquellos que dirigieron a más de un club, como Gago (Aldosivi-Racing), Dabove (San Lorenzo-Banfield), Beccacece (Racing-Defensa y Justicia), Zielinski (Atlético Tucumán-Estudiantes), Azconzábal (Unión-Atlético Tucumán), Kudelka (Newell’s-Huracán), Sanguinetti (Banfield-Newell’s), Madelón (Platense-Arsenal), Rondina (Arsenal-Central Córdoba)… y el récord de Damonte: Huracán-Arsenal-Sarmiento. Para confirmar el concepto de que varios nombres se repiten alrededor de la tómbola.
¿Alguien recuerda que a principios de 2021 trabajan en la Argentina Mariano Soso, Lucas Pusineri, Guillermo Hoyos, Crespo, Llop, Messera… y Miguel Ángel Russo? La memoria se sorprende.
Ha sido el año de los interinos, también, esas piezas llamadas de emergencia, que casi nunca pueden afirmarse. Y peor, en algunos casos ni regresan a su puesto original en las inferiores y deben marcharse. Pasantías ingratas. Fueron ‘bomberos’ Fernando Berón (Independiente); Favio Fernández, Diego Villar y Facundo Oreja en diferentes ciclos de Aldosivi; Romagnoli, Monarriz y Di Leo en San Lorenzo; Claudio Úbeda en Racing, el incondicional, Oldrá en Godoy Cruz; Martín Anastacio en Atlético Tucumán; Pablo De Muner en Defensa; Adrián Taffarel en Newell’s; Gabriel Rinaldi y Gastón Casas en Huracán; Luis y Oscar Espínola en Arsenal; Sebastián Scolari y Adrián Adover en Central Córdoba; Marcelo Mosset en Unión; Hugo Donato en Banfield; Martín Funes en Sarmiento... Apenas dos resistieron, Spontón (Platense) y Battaglia (Boca). Aunque lo niegue la dirigencia, eran aves de paso. Generalmente son socorristas. Apellidos de la casa, rescatados de sus trabajos en las inferiores para emparchar una crisis que no provocaron.
Y los ‘enfermeros’ resultaron la otra novedad del año. Esos desconocidos que saltaron al campo porque el entrenador principal estaba aislado, con Covid. Y hubo varios también: Omar Píccoli, Pedro Monzón y César Velázquez reemplazaron los distintos infortunios de Falcioni; Martín Cicotello (por Kudelka); Gustavo Liggerini (por Coleoni); Facundo Besada y Gerardo Alfaro (por Sciaqua), y Maxi Cuberas (por Zubeldía)… Nombres inesperados para momentos de contingencia, claro, pero entre todos hicieron más gigante al número.
No hubo descensos, no hubo infierno. Sin embargo, los destierros empujaron los límites más lejos que nunca. No hay solución, ni queda espacio para el asombro.
Gallardo contra el mundo
Un dato demoledor certifica el zarandeo que viven los entrenadores. Solo se trata de posarse sobre los cinco clubes grandes. En el mismo tiempo que Marcelo Gallardo condujo a River, es decir desde mediados de 2014 hasta hoy, por el póquer restante desfilaron... 41 colegas. ¡Sí, 41!
El detalle: Edgardo Bauza, Pablo Guede, Diego Aguirre, Claudio Biaggio, Jorge Almirón, Juan Antonio Pizzi, Diego Monarriz, Tocalli-Romagnoli-Beto Acosta, Mariano Soso, Diego Dabove, Leandro Romagnoli solo, Paolo Montero, Monarriz-Di Leo y Troglio (16 en San Lorenzo); Omar De Felippe, Almirón, Mauricio Pellegrino, Gabriel Milito, Ariel Holan, Sebastián Beccacece, Lucas Pusineri, Fernando Berón y Julio Falcioni (9 en Independiente); Diego Cocca, Facundo Sava, Claudio Úbeda, Ricardo Zielinski, Cocca nuevamente, Eduardo Coudet, Beccacece, Juan Pizzi, Úbeda y Gago (10 en Racing), y Carlos Bianchi, Rodolfo Arruabarrena, Guillermo Barros Schelotto, Gustavo Alfaro, Miguel Ángel Russo y Battaglia (6 en Boca).