El Atlético enciende las alarmas
El equipo rojiblanco encadenó su tercera derrota seguida en Liga. Ha encajado 20 goles y ha perdido 15 puntos respecto al curso pasado. Fuera de puestos Champions.
Y, siguiendo esa premisa cuando las cosas van mal dadas, el Atlético está mostrando una debilidad atrás, acompañada por un acierto del rival, hasta llegar al punto en el que Oblak se ha convertido prácticamente en un portero invisible, ya que cada disparo del rival entre palos acaba en gol. Entre Mallorca, Real Madrid y Sevilla, han dejado al Atlético sin ningún punto y han conseguido seis goles disparando apenas ocho veces a portería. En el anterior, el Cádiz había maquillado el resultado casi sin intentarlo, con un centro que se acabó convirtiendo en gol.
Si el equipo de Lopetegui parecía incapaz de perforar la meta de Courtois en su visita al Real Madrid pese a asediarla, ante el Atlético apenas necesitó un disparo de 30 metros de Rakitic convertido por toda la escuadra y un córner para llevarse los tres puntos. El Atlético no fue efectivo y perdió un partido en el que no había sido peor. El equipo ya no se sostiene en defensa por primera vez desde que Simeone tomó las riendas del equipo, muy mermado por las constantes lesiones de Savic y Giménez, además de Trippier y Vrsaljko, que obligan a un equipo muy corto de zagueros a tener que reconvertir a los Kondogbia, Llorente y compañía para intentar solventar la papeleta. Algo que también merma el centro del campo. En 11 días se abre el mercado invernal y no sorprendería la llegada de un defensa para intentar compensar la retaguardia.
Los datos representan mejor que nadie el bajón colchonero. En los 17 partidos jugados hasta el momento, el Atlético ha conseguido 8 triunfos, cinco empates y cuatro derrotas. Ha encajado 20 goles (1,17 por partido), ha ganado únicamente cuatro de sus ocho partidos en el Wanda Metropolitano, hasta esta temporada un fortín, y ha entrado en un descenso de nivel generalizado en todas sus líneas. En los primeros 17 partidos de Liga del curso 2020-21, el Atlético consiguió 14 victorias, dos empates y una derrota, 15 puntos más que a estas alturas. Había recibido siete goles, 13 menos que en la actualidad, sumaba ocho victorias, un empate y ninguna derrota en casa y tenía a todos sus futbolistas entonados.
Bajón de nivel
La columna vertebral del equipo campeón, sostenida por Oblak, Savic, Koke, Llorente y Luis Suárez, esta temporada está a años luz y los secundarios tampoco han conseguido dar un paso adelante a pesar de que la plantilla retuvo a sus figuras e incorporó a jugadores de mucho nivel con Griezmann, De Paul y Cunha. El juego de ataque ha perdido fluidez y la confianza está bajo mínimos. “Sigo con la misma ilusión del primer día, tengo la tranquilidad absoluta de confiar en la plantilla, sé que hay que trabajar, recuperar gente y sobre todo la confianza, que volverá a partir de que las cosas se vayan encaminando en los próximos partidos”, explicaba Simeone tras caer en el Sánchez Pizjuán, añadiendo que “aquel que no sienta la fuerza y energía, que avise”.
Y es que el equipo actualmente parece necesitar, además de un trabajo táctico para solventar los errores atrás, la mala defensa del balón parado y un crecimiento en la conexión con los jugadores de ataque, una buena dosis de trabajo mental. Que los pesos pesados asuman el rol, den el paso adelante, muestren el carácter y pidan paso en los momentos más difíciles del equipo. Ese carácter y personalidad que también se demanda desde la afición. Intensidad, Do de pecho en situaciones como la patada de Carvajal a Griezmann o de Mendy a Lemar, donde apenas se protestó un castigo para los infractores, y un trabajo colectivo para salir del hoyo.
Parón mental
Al Atlético le puede venir bien el parón navideño. Un tiempo para reflexionar, que Giménez, Savic, Llorente, Griezmann y Vrsaljko avancen en su recuperación, resetear la mente y recuperar la confianza y las energías. Pero, antes, deberá afrontar el último partido de 2021 en su cuarta salida consecutiva. Disputar el encuentro aplazado contra el Granada para intentar sumar una victoria que cierre un año mágico, con título de Liga incluido, recuperando sensaciones de aquel equipo que apretaba, robaba arriba, hacía goles y era una fortaleza atrás.
La plantilla tiene grandes jugadores, sabe que el margen de mejora es infinito y trabajará física y mentalmente para recuperar las sensaciones y centrarse, más que nunca, en el partido a partido. No sirve de nada pensar en la distancia con la cabeza o en los futuros octavos de final de Champions contra el Manchester United. Hay que volcarse en recuperar la identidad de un equipo que hace apenas siete meses levantaba el título y que, de momento, no está sabiendo defender la corona.