Camavinga abre un debate

En Bilbao volvió a mezclar acciones pasado de revoluciones con buenos detalles, pero está descontrolado con las amonestaciones y eso preocupa a Ancelotti...

Carlos Forjanes
As
Camavinga va camino de convertirse en el último elemento polarizante en el Real Madrid. Un futbolista que se sale del marco y genera, para bien o para mal, desconcierto. En San Mamés le tocó la siempre ardua tarea de ser el sustituto de Casemiro y esta vez no era como la anterior, recibir al Mallorca en el Bernabéu. San Mamés exige mucho más y el francés hizo de todo: faltas, faltas que no le pitaron, recuperaciones prodigiosas, detalles técnicos, pases fallados por metros y sobre todo la sensación de que cuando toca la pelota se puede esperar cualquier cosa.


Camavinga juega tan acelerado parece sacado de la última Mad Max. Va con el máximo octanaje en los inyectores y sin importarle la carrocería, propia o ajena. Sólo le falta lanzar riffs con la icónica guitarra lanzallamas. Con él, Ancelotti peligra por atragamiento de chicle. El gol de Sancet (1-2) vino en una acción en la que el francés pierde la pelota y se queda de miranda. Una situación que encrespó a Ancelotti y si Carletto llevara un pulsómetro, se habría puesto al borde del estallido porque Soto Grande se hizo el sueco en una acción del mediocentro francés con Muniain en el minuto 13 en la que le perdonó la amarilla. Cuatro minutos después, otra embestida a Zarraga casi le costó de nuevo la amonestación.

La comparativa entre Camavinga y Casemiro este curso.

Camavinga está teniendo que aprender algo a lo que no está acostumbrado, paciencia por no jugar. A estas alturas de la temporada pasada había actuado en un Rennes sin competiciones europeas el doble (1.077’) que en este Madrid con Champions. La anterior, con 17 años, fue titular 30 veces con el conjunto bretón... La receta se la dio hace tiempo en Julien Stéphan, el técnico que le hizo debutar en la Ligue1, en AS: “Hay una diferencia entre poder jugar una temporada de alto nivel en su club de formación y poder jugar 60 partidos por campaña en un club gigante cada tres días”.

Lluvia de amarillas...

Jugar tanto, en este Madrid, se le complica mientras no se refrene. “Tiene que controlar su energía”, advertía Dani Garrido en Carrusel Deportivo y lo apuntillaba Alfredo Relaño: “Esa posición es para un jugador más sereno”. Pero Camavinga no sabe o no puede hacerlo. En el minuto 64 al final vio la amarilla. Se perderá el partido del día 2 de enero en Getafe porque es la quinta amonestación, en sólo 620 minutos con el Madrid. Una cada 124', mientras que Casemiro, el más tarjeteado (siete ha visto hasta ahora), las ve cada 273 minutos. Ancelotti viene estando desde hace tiempo preocupado. Es el riesgo hecho futbolista.

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