Bajo la luz de las estrellas: cómo son las ciudades de Alaska y Noruega que viven de noche
Tres sitios donde la oscuridad del cielo se convierte en protagonista. Aquí la ruta de lugares donde la mañana nunca llega
Existen sitios donde la puesta de sol parece eterna. El astro se va adormeciendo de a poco. Como si le aplicaran anestesia, empieza a no poder levantarse demasiado de su lecho en el horizonte, hasta que un día, entra en hibernación.
Durante la noche polar, que en los casos más extensos dura de noviembre a enero, el sol no sale. Un paseo con linterna en mano por una experiencia tenebrosa que desafía a las personas a combatir su propio ciclo interno para sobrevivir.
Svalbard, la extrema
Svalbard es un archipiélago que se sitúa al norte del territorio continental noruego, en el mar de Barents. El asentamiento mayor (uno de las más septentrionales del mundo, ubicado a los 78 grados de latitud norte) es el de Longyearbyen. No hay rutas entre Longyearbyen y los demás asentamientos. Más del 60 % del archipiélago está cubierto de hielo y las condiciones meteorológicas, al ser extremas, presentan un desafío para los pobladores. En invierno las temperaturas pueden alcanzar los 30º bajo cero, mientras que en verano el promedio es de 8 a 10 grados.
Por hallarse tan al norte del planeta, en Longyearbyen no se puede ver el sol desde fines de octubre hasta principios de marzo. Desde mediados de noviembre hasta febrero está oscuro durante las 24 horas. Es común ver osos polares en Svalbard y. por ello. aconsejan no salir de Longyearbyen sin portar un arma a modo de protección. Los paisajes del Ártico esconden condiciones de vida duras.
Es muy fácil sentirse solo en medio del universo, sentado en silencio bajo el inmenso cielo polar, únicamente iluminado por las auroras boreales.
Longyearbyen, la capital, es una localidad cosmopolita con modernos hoteles, una cervecería local y más de 15 restaurantes. Aquí se encuentra también una de las mayores bodegas de toda Escandinavia.
Entre los platos locales se destaca la carne de foca, urogallo o reno de Svalbard, bacalao del Atlántico y salvelino. Todo ello acompañado de setas y hierbas aromáticas típicas de la tundra.
Hay muchos glaciares en los alrededores. Realizar un crucero de un día para admirar desde el mar la majestuosidad de estos grandes bloques de hielo es una alternativa insoslayable.
Otra opción es navegar hasta Pyramiden, un auténtico museo al aire libre que transporta a la antigua Unión Soviética.
La localidad minera de Barentsburg se encuentra al oeste de Longyearbyen. Sus apenas 450 vecinos la convierten en la segunda mayor población de Svalbard. Se destaca por sus coloridos edificios y por el arraigo de elementos típicos de la cultura rusa.
En una zona rural en el extremo oeste de Svalbard se conserva el Banco Mundial de Semillas. En su interior, de unos 1.000 metros cuadrados, se albergan semillas de todos los países del mundo. Entre octubre y marzo apenas hay un haz de luz solar, lo que hace que las auroras boreales se vean incluso más mágicas. Y de abril a agosto, el sol de medianoche ilumina el cielo y hace que las noches no terminen nunca.
Fairbanks, la navegable
A 65 grados de latitud norte, el cielo adquiere una vida propia caprichosa: un lienzo para la aurora boreal, el sol de medianoche y los atardeceres y amaneceres que duran para siempre. Hay extremas cadenas montañosas, ríos y lagos prístinos; abundante vida silvestre y una cierta soledad conmovedora que no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Los lugareños abrazan el mundo natural y crearon una vibrante ciudad fluvial en el extremo norte. Un lugar que impone su condición remota en paralelo a todas las comodidades de un encantador centro de la ciudad, una próspera comunidad artística, una rica cultura nativa de Alaska, auténticas actividades y atracciones y un sinfín de oportunidades para explorar, Todo en Fairbanks.
Durante la temporada de auroras (del 21 de agosto al 21 de abril) en la región, las luces casi siempre aparecen cuando el cielo está relativamente oscuro y despejado.
Aquí existen diversas formas de interactuar con renos, incluido caminar con estas majestuosas criaturas a través del bosque boreal o verlas en algunos lugares cerca de la ciudad. Incluso se los puede visitar en el cercano Polo Norte, donde el espíritu de la Navidad vive todo el año.
Una experiencia única es la de ingresar en un glaciar. El Castner se ubica a sólo dos horas y media de Fairbanks; cuenta con una increíble cueva y requiere una caminata corta.
El arte sobre hielo se disfruta durante los meses de invierno en los que se aprecian esculturas que se encuentran por toda la ciudad. Los visitantes pueden observar obras de arte emerger de bloques de hielo, mientras los escultores trabajan con motosierras y herramientas especializadas para tallar. El arte sobre hielo alcanza su punto máximo en febrero y marzo con dos grandes eventos que incluyen esculturas de hielo gigantes, laberintos y toboganes de hielo.
El Círculo Polar Ártico y el Parque Nacional Denali son dos destinos emblemáticos de fácil acceso desde Fairbanks.
Tromsø, la sami
A pesar de su oscuridad extrema, las personas están lejos de sentirse en la oscuridad. Las comidas son largas, los niños juegan en las calles a la luz de las estrellas. Los pubs se llenan desde las 4 de la tarde y, a partir de las 20 horas, ya nadie circula por la ciudad.
Algunas investigaciones demostraron que los residentes de Tromsø tienen tasas más bajas de depresión en invierno de lo esperable. De hecho, la prevalencia de depresión autoinformada durante el invierno en Tromsø, con su latitud de 69 ° N, es la misma que la del condado de Montgomery, en Maryland, Estados Unidos, a 41 ° N.
A los tromsianos, la temporada navideña, les brinda alegría y buen humor.
Es una gran ventaja el caleidoscopio de colores que puede regalar el cielo, un tono azul que se apodera a primera hora de la tarde y, por supuesto, las auroras boreales.
Tromsø es una isla diminuta, aproximadamente del mismo tamaño que Manhattan, y alberga a aproximadamente 70.000 habitantes, lo que la convierte en la segunda ciudad más poblada al norte del Círculo Polar Ártico. Se siente más como un pequeño suburbio que como una ciudad, rodeado de montañas y fiordos. La mayoría de sus residentes hablan de la noche polar como si fuera casi una celebración.
Es imprescindible echar un vistazo a los fuegos artificiales de la naturaleza. Las auroras boreales no son un efecto seguro, por eso es aconsejable permanecer al menos cinco días para garantizar el avistaje.
La cría de renos ha sido durante mucho tiempo una industria importante y está estrechamente vinculada a los pueblos indígenas de Noruega; el pueblo Sami. En un recorrido en trineo tirado por renos se puede conocer a la tribu desde dentro, su cultura, aprender a alimentar a los renos, además de realizar un viaje único en trineo por las colinas nevadas.
Si se zarpa en un safari de vida silvestre desde Tromsø, es posible ver ballenas jorobadas, orcas, marsopas y, a veces, incluso ballenas de aleta.
Cada año (normalmente la tercera semana de enero) comienza el Festival Internacional de Cine de Tromsø (TIFF). Este es el festival de cine más grande de Noruega que muestra una gran variedad de películas en lugares seleccionados.
La gastronomía es un dato aparte, con menús innovadores y productos como alces, renos, cangrejo real, pescado y ballenas. El restaurante Smak en Skippergata es una buena opción de comida ártica. Su menú de temporada consta de ingredientes locales que reflejan la fauna del norte de Noruega.
Una costumbre para traerse son las velas de las ventanas: Una central, en el medio, encendida siempre que haya alguien en casa.