Agustín Rossi, el especialista en penales que concretó el sueño de triunfar en Boca
El arquero fue fundamental para que el equipo xeneize se quedara con la Copa Argentina; está en su mejor momento desde que llegó –y volvió– al club.
Sin embargo, resistió. Planteó el asunto y se quedó. La venta del mendocino al Monterrey le abrió de par en par las puertas de la titularidad. Esa con la que coqueteó desde 2017, cuando Guillermo Barros Schelotto lo sumó al plantel. La misma que le trajo grandes satisfacciones. Y también murmullos y dolores de cabeza.
Fue su representante, Miguel González, el que confirmó que su fin de año pudo ser con otra camiseta: “Agustín estuvo cerca de irse, porque él siempre prioriza jugar. Pero para él, Boca es el Real Madrid y está muy contento de estar en este club. Si fuera por él se quedaría 10 años en el arco de Boca”.
Sin embargo, su perseverancia tuvo premio. No solo por haber tenido un rol protagónico en la consagración xeneize en la Copa Argentina, sino porque, como consecuencia de sus buenas actuaciones, en septiembre fue citado a la selección argentina. No tuvo acción en los partidos, pero se guardó para siempre las prácticas en el predio de la AFA junto a Lionel Messi. La Pulga le regaló su camiseta. “No la lavo más. Queda así”, dijo.
Los aspectos personales lo edifican como persona. Por eso, no sorprendió que rompiera en llanto apenas concluyó la final y le dedicara el título a su padre, recientemente fallecido. “Este es el primer título desde que mi viejo no está, mi cuarto campeonato en el club. Él no me pudo ver yendo a entrenar con la selección, este año que me tocó atajar acá, este hermoso regalo que nos da la vida. Se lo dedico a mi familia, que siempre me apoya cuando las cosas salen mal y dicen mierdas por ahí”, resumió Rossi, minutos después de volver a ser una pieza fundamental para que Boca gane una serie de Copa Argentina por penales.
Fueron tres las definiciones y tres los penales atajados. Todos al mismo rincón: abajo, a su derecha. Sus víctimas fueron Julián Álvarez (River, octavos de final, primer remate), Leandro Marín (Patronato, cuartos de final, segundo remate) y Héctor Fértoli (Talleres, final, segundo remate).
Lejos de ser casualidad, el chico surgido del semillero de Chacarita ya se había lucido en las definiciones de la Copa de la Liga Profesional. En el superclásico de cuartos de final le contuvo los disparos a Fabrizio Angileri y a Leonardo Ponzio, mientras que en semifinales amargó a Fabricio Domínguez, de Racing, aunque la Academia fue el equipo que avanzó a la final.
De perfil bajo y pocas palabras, celebró la coronación en el campo de juego. Primero con sus compañeros, pero casi inmediatamente con sus seres queridos. Familiero, se llevó a todos a Santiago del Estero. Tras el partido, los sentó en el banco de suplentes. Allí estaban, emocionadas, su esposa, su mamá Nidia, su tía Mabel y su suegra Betty. Los Rossi se dieron ánimos unos a otros para transitar de la mejor manera posible la muerte del papá de Agustín, ocurrida en septiembre de 2020.
Estuvo en todos los detalles. Ganó el sorteo y eligió el arco que detrás tenía a los hinchas de Boca. En relación a los penales, el arquero asegura no tener una receta específica, pero tampoco considera que todo dependa del azar.
“Uno siempre mira y estudia a los rivales. Hay diferentes alternativas, pero cada uno en el momento toma su decisión, y capaz que acertamos y otras no. Depende mucho del pateador también. En lo personal me tengo confianza. Y es muy importante para mí que mis compañeros confíen en mí. Siempre les digo que aseguren, que traten de no errar, que yo sé que alguno voy a atajar”, resumió anoche, durante los festejos.
Las estadísticas confirman esa fe que tiene Agustín. Desde que debutó en el equipo azul y oro le patearon 32 penales y solo le convirtieron 20 goles.
En medio de la alegría que significó dar una nueva vuelta olímpica, existe un foco de posible conflicto que el Consejo deberá resolver lo antes posible. El contrato de Rossi con Boca vence recién en junio de 2023. Sin embargo, al igual que varios jugadores del fútbol argentino, el monto que percibe quedó muy relegada en relación al dólar y la inflación. Y la intención es lograr un ajuste salarial que intente equilibrar esa pérdida de poder adquisitivo.
Si bien es cierto que hay momentos de los partidos en los que queda de manifiesto el hecho de que debe seguir aprendiendo (su gran debilidad son los envíos aéreos), hay algo que lo potencia y le permite acaparar los flashes: su personalidad en las definiciones por penales. Esos que le permitieron cerrar un año muy especial de la mejor manera posible: titular, protagonista, campeón y feliz.