VILLARREAL 0-M. UNITED 2 / Cristiano, apagafuegos y verdugo
Un gol del portugués en el 78’, su 15º al Villarreal, mete en octavos al United y complica la vida del Submarino pese a haber sido a ratos superior. Sancho sentenció en el 90’.
Independientemente del resultado, el Villarreal de la Champions es otro. No tiene que ver nada al que dobla la rodilla en Liga en las dos áreas y que comenzó a asomar sólo al final, donde las piernas le temblaron. En Europa muestra experiencia, hambre y descaro. Viendo los primeros 25 minutos no se diferenciaba bien quién era un diablo y cuál el equipo de pueblo. El dibujo de Emery, maravillosamente indescifrable, descentró a la muralla de Carrick en su primera interinidad. A falta de Gerard, y con Dia y Alcácer renqueantes, Moi tuvo la misión de hacer de falso nueve, pero es tan bueno que le dio para hacer también de inteligente diez en sus ratos libres e incluso de fabuloso once. Suyos, de Yeremy y de Trigueros fueron los mejores detalles y las mejores ocasiones del primer tiempo, sólo deslucidas por los reflejos de De Gea.
El United mostraba su luto hasta entonces, confirmando que Solskjaer no tiene toda la culpa. Con más cartel que juego fue integrándose en el partido con pereza, ya que el empate le catapultaba a su objetivo. Logró reaccionar gracias a la electricidad de Sancho, porque Parejo perdió en diez minutos más balones (3) que en toda su carrera y, sobre todo, por el respeto que sigue infundiendo Cristiano. El portugués ya no es el más rápido. Y viendo a Capoue cerca, tampoco parece el más fuerte. Sin embargo, dentro del área es el más apuesto. Un imán para el balón. Sus dos mejores aproximaciones al inicio le sirvieron para silenciar La Cerámica, quizás condicionada por los 14 goles que le había hecho al Submarino en sólo 20 partidos. Sólo un rato después supo que la maldición no tiene fin.
El arranque de la segunda mitad fue a paso de Semana Santa. La angustia y la incertidumbre de que el otro partido del grupo se jugara en horario nocturno no ayudó a saber si arriesgar o contemporizar. Al partido le faltaba desborde y le sobraba miedo. Hasta que Trigueros volvió a llegar al área por sorpresa para forzar a De Gea a volver hacer magia. Su parada, prodigiosa, recuerda que estamos ante un portero mayúsculo que, por suerte, también juega de rojo las Eurocopas y los Mundiales. El Villarreal había hecho más y mejor que el United, pero el resultado seguía igual: frío, peligroso, descorazonador. Así que era hora de mirar al banquillo.
La progresión de un equipo se puede medir de muchas maneras, siendo la vitrina el gran atajo. Para conocer el futuro es más sencillo echar un ojo a los que calientan en la banda. Dia, Chukwueze, Bruno Fernandes y Rashford, por citar sólo unos cuantos ejemplos, esperaban su concurso. Un dato que demuestra el nivel de las plantillas de Villarreal y United y la cantidad de alternativas que tienen para recuperar el paso y dejar de poner excusas. Emery y Carrick lo saben como nadie, así que a falta de media hora empezaron a hacer retoques a su once en busca de más fluidez y pegada. Al Villarreal le está penalizando llegar a un tramo decisivo con sus delanteros lesionados (Gerard) o sin el tono adecuado (Danjuma, Alcácer y Dia). Los cambios del Villarreal no sumaron. Los del United, multiplicaron. Ahí se desniveló el encuentro. Primero fue un jugadón de Sancho frenado por Rulli. Después el error de juveniles. Y como guinda, una contra de seda también relanzada en su tramo final por Cristiano. Quién si no. A última hora. Como en Old Trafford. Cuando más duele y decisivo es.