Sebastián Battaglia - Juan Román Riquelme: de ser la sociedad ideal para Boca (tras el despido de Russo) a mirarse con desconfianza
Los tres actos entre el DT y el máximo dirigente de fútbol xeneize de las últimas semanas que expusieron un clima de tensión e incertidumbre de cara al 2022
Battaglia, por una cuestión lógica, está transitando ese traspaso. Una cosa es ser DT de la Reserva líder y formar jugadores, y otra manejar egos de futbolistas que hasta jugaron un Mundial o ser responsable de resultados más trascendentales en el futuro del club. Lo cierto es que en las últimas semanas esa inexperiencia quedó expuesta. Porque hasta el futbolista más ganador de la historia xeneize está obligado a rendir otras materias como entrenador.
El monólogo que dio Battaglia este viernes luego del entrenamiento (expuso sus pensamientos sin dar muchos detalles ni tampoco dando lugar a las preguntas de los periodistas) fue el tercer acto de una novela de tensión que protagonizó con Juan Román Riquelme, uno de los mayores ídolos de la historia del club y el actual responsable de las decisiones futbolísticas dirigenciales. El primer acto se dio luego de la derrota ante Gimnasia, en la Bombonera, tras la cual Riquelme hizo bajar del micro al plantel para volver a meterlo en el vestuario y remarcarles lo necesario que es para el club lograr la clasificación para la Copa Libertadores 2022 ya sea ganando la Copa Argentina o por la tabla general. Felicitó a los jugadores por el esfuerzo en ese segundo tiempo, pero le exigió más.
El gol de Vázquez ante Argentinos
A Battaglia le molestó la forma en la que Riquelme ejerció su poder, movilizando a todos ante las cámaras y dejándolo en una postura vulnerable ante sus propios dirigidos. El segundo acto fue consecuencia del primero. Tras vencer a Argentinos 1-0 con gol de Luis Vázquez y acceder a la final de la Copa Argentina, el DT dijo con ironía: “Me voy, no vaya a ser cosa que se me metan en el vestuario”. Lo que en principio pareció un mensaje al periodismo, al final hicieron saber (y así también lo entendieron puertas para adentro) que fue una exteriorización de enojo de Battaglia para con Riquelme.
El tercer acto fue consecuencia del segundo. La exposición de ayer del director técnico para intentar aclarar que en Boca “todos tiran para el mismo lado”. “Hace 16 partidos que estamos al frente del primer equipo. Estoy muy agradecido por la oportunidad que nos dieron. Estamos ante una final de Copa Argentina y estamos dentro de la Libertadores en la tabla anual”, apuntó como introducción el santafesino. “Los objetivos se van cumpliendo. Nos pone muy contentos a mí y a todos los que trabajamos en el club. Estamos todos tirando para el mismo lado”, expresó. Pero ni mencionó a Riquelme ni habló de para quién fue dirigida la frase ni explicó si estaba trabajando cómodo en el puesto.
Boca hoy está en la final de la Copa Argentina (definirá con el ganador de Talleres y Godoy Cruz) y por la tabla anual se está clasificando para la Libertadores 2022. Si se toma en cuenta cómo agarró Battaglia el equipo de Russo, su trabajo desde las estadísticas es positivo. Lo que sucede es que –lo hecho hasta acá- no es suficiente para garantizar su continuidad el año próximo. El propio entrenador sabe que su figura no tomará el mismo impulso en caso de ser campeón o no accediendo a disputar el máximo trofeo continental sudamericano.
Así las cosas, está tan cerca como lejos de seguir como DT xeneize en 2022. No porque así lo sienta el periodismo, sino porque el propio contrato de Battaglia vence en poco más de un mes y el Consejo de Riquelme todavía no le ofreció la renovación. Un mes en Boca, con o sin declaraciones, puede ser un año. En función de lo que pase con el equipo desde hoy hasta diciembre, dirigentes y entrenadores tomarán decisiones. Lo único concreto ahora es que ambas partes pasaron de ser la sociedad ideal (tras el despido de Russo) a mirarse con desconfianza.