San Lorenzo no logra salir del pesimismo, perdió en el Nuevo Gasómetro y se fue silbado
Más allá de la expulsión de Cerutti, San Lorenzo no le encontró nunca la vuelta al partido... y sigue sufriendo el campeonato; cayó 1 a 0 frente al Lobo, dirigido por Pipo Gorosito, ovacionado
El Ciclón, cada día más desdibujado, está sumergido en un espiral de traspiés que parece interminable. Cayó en seis de los últimos siete encuentros jugados. Y perdió más de la mitad de sus partidos: un total de once caídas sobre 21 compromisos. Penoso y preocupante para el club con más derrotas en el campeonato, junto con Aldosivi.
Con Sebastián Torrico ratificado en el arco -se había barajado la posibilidad del debut de Augusto Batalla-, San Lorenzo tuvo tres cambios con respecto a la última caída ante Vélez: Alejandro Donatti por Alexis Flores, Gabriel Rojas por Agustín Martegani y Ezequiel Cerutti por Julián Palacios. Pero la búsqueda de la dupla Diego Monarriz-José Di Leo no rindió sus frutos.
Este partido también contaba con un condimento especial: la visita de Néstor Gorosito al Nuevo Gasómetro. Mucho se habló del ex volante -un ídolo en Boedo- tras cada salida de los últimos entrenadores azulgranas. Lo cierto es que hasta el momento no le han brindado la oportunidad que él mismo supo pedir de manera pública. “¡Olé, olé, olé, olé, Pipo, Pipo!”, bajó el grito de las tribunas.
El juego comenzó con ilusión. En definitiva, eso es lo que tienen los hinchas que colmaron la cabecera local con la posibilidad de tener nuevamente el aforo del 100 por ciento en los estadios: la ilusión, se sabe, se renueva con poco y nada. Pero precisamente San Lorenzo está acostumbrado desde hace años a pasar velozmente de la ilusión al desencanto. Es automático. Fue lo que sucedió apenas a los 12 minutos. Tras un córner de Matías Miranda desde la derecha, Eric Ramírez entró solo y con un cabezazo limpio abrió el marcador.
Ahogado, presionado en el centro, a San Lorenzo le costaba pasar la mitad de la cancha. El primer desprendimiento de Andrés Herrera por uno de los costados le permitió a Nicolás Fernández sacar un disparo esquinado que exigió a Rodrigo Rey. El arquero volvió a lucirse cuando Gabriel Rojas envió un centro desde la izquierda y Franco Di Santo metió un cabezazo fortísimo.
El primer tiempo sumió a los de Boedo en un mar de preguntas. Se veía a un equipo atado, con las ideas congeladas. El poco peligro que arrimaba era cuando Herrera y Rojas se animaban a escalar por las bandas. Poco de Néstor Ortigoza, poco del resto. Dentro de esas jugadas aisladas mereció el empate. Pero el gol no llegaba y los jugadores se mezclaban en la presión del contexto que los rodea. Es por eso que la motivación inicial de los hinchas terminó con insultos -una vez más- hacia Marcelo Tinelli y Matías Lammens.
Del otro lado, Gimnasia maximizó sus virtudes. Ya con la ventaja en el bolsillo, resguardó un poco más su arco. Tanto Manuel Insaurralde como Emanuel Cecchini se distribuyeron bien la zona media: corrieron, metieron, se auxiliaron. Cumplidores, infatigables, destilaron energía. El Lobo se mostró en los primeros 45 minutos como una estructura confiable, dinámica. Todo a pulmón.
En el comienzo del segundo tiempo, los primeros minutos resultaron muy luchados, pues el conjunto local intentó hacerse dueño de la pelota, pero pecó de impreciso en el medio campo. Trató de volcar el juego con Cerutti, por la derecha, aunque las ofensivas se diluían.
Lo mejor del partido
El equipo pateaba al arco poco y nada. Imposible, así, modificar su mal genio. Por más que San Lorenzo insistió en su búsqueda por salir de la desventaja, Gimnasia siempre estuvo mejor parado. Y como siempre hay tiempo y espacio para que la cosa empeore en el Ciclón, a los 14 minutos se fue expulsado Cerutti, por doble amarilla, tras un manotazo sobre Brahian Alemán, la figura de la cancha. A partir de allí, el Lobo jugó con más comodidad ante las urgencias de su adversario.
No hubo pasajes claros para este San Lorenzo cada día más perdido. En el cierre volvieron los reclamos: “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”. El gran objetivo de este pésimo año azulgrana es que llegue diciembre. Suena duro, es real. Está hundido en los últimos tres lugares de la tabla. Prácticamente ya no tiene chances de clasificar a la Copa Sudamericana 2022. Lo mejor que le puede suceder a San Lorenzo es que el campeonato termine cuanto antes.