¿Qué nos hace sentir bien en la vida y en el trabajo?
Muchos autores han escrito sobre las necesidades humanas, desde las más básicas a las más elevadas, pero cuáles son las necesidades actuales y qué pueden aprender de éstas las organizaciones y los líderes
El autor afirma que existe una jerarquía de las necesidades de las personas, y, cuando se van satisfaciendo del nivel básico hacia arriba, logran un mayor nivel de realización en su paso por el mundo.
En su pirámide, Maslow describe cinco niveles, y afirma que sólo podemos acceder a las necesidades de niveles superiores si están satisfechas las de los niveles inferiores.
En un breve repaso de la pirámide, desde abajo hacia arriba, encontramos:
Primer nivel – Necesidades fisiológicas básicas: son esenciales para mantener la homeostasis -las condiciones de supervivencia del ser humano-, como respirar, beber agua y alimentarse; evitar el dolor, ambiente cálido, temperatura acorde. También el sexo y el descanso.
Segundo nivel – Seguridad: se pueden lograr cuando las necesidades fisiológicas están satisfechas, y abarcan el sentirse seguro, protegido, tanto en seguridad física, como de salud y vivienda, por ejemplo.
Tercer nivel – Afiliación: en sentirse querido y con relaciones equilibradas y nutritivas con el entorno. Aquí aparecen la amistad, pareja, colegas, familia y vínculos en general.
Cuarto nivel - Reconocimiento: El autor se refiere a dos tipos de estima personal: la alta, a través del respeto por uno mismo, autoconfianza, logros, independencia, libertad, afecto, intimidad sexual; y lo que él llama la estima personal baja, ligada al reconocimiento, reputación, dignidad, fama, gloria, es decir, que dependen mucho de los demás y no de la propia persona.
Quinto nivel - Autorrealización. Es la necesidad psicológica más elevada del ser humano, donde encuentra un sentido una vez que los demás niveles de la pirámide han sido alcanzados. Aquí se logra el desarrollo del potencial, la satisfacción interior, el enfoque en soluciones, la superación de problemas, flexibilidad para los cambios, aceptación, perdón y un nivel más alto de conexión con quien se es, y su misión en el mundo.
· ¿Cuáles son las necesidades actuales?
Desde otra mirada, Manfred Max Neef, intelectual chileno, ambientalista, autor y político -fue candidato a la presidencia de su país en 1993 por el movimiento ecologista-, junto a sus colegas Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn, ofrecen una mirada más actualizada sobre las necesidades de satisfacción humanas.
Invitan a reflexionar acerca de qué es necesario volver a un mundo que no esté medido por el valor de los objetos, sino por las personas: su calidad de vida.
Los autores las agrupan en dos categorías: las necesidades del ser y las de subsistencia:
- Las necesidades del ser abarcan la dimensión del ser de cada persona, el tener, el hacer -su actividad concreta, su aporte- y el estar.
- Y las necesidades de subsistencia incluyen la homeostasis (supervivencia, subsistencia), protección, entendimiento, ocio, creación, participación, identidad y libertad.
También se refieren a los “satis-factores”, factores de satisfacción, que tienen que ver con bienes -económicos y no económicos- para cubrir las necesidades, que cambian durante el tiempo y la evolución de la cultura.
Si ubicamos su postulado en dos vectores, el horizontal incluye el ser, tener, hacer y estar, en tanto que el vertical pone ejemplos de la subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación e identidad.
Para comprenderlo, veamos estos dos ejemplos:
- Necesidad de subsistencia: en el ser, puede abarcar la salud física y mental, la solidaridad, el humor, la adaptabilidad. En el tener, alimentación, trabajo, abrigo. En el hacer: alimentar, descansar, procrear, trabajar. Y en el estar: entorno vital y entorno social.
- Protección: en el Ser, cuidado, adaptabilidad, autonomía, equilibrio y solidaridad. En el tener: sistema de seguros, salud, legislaciones, derechos. En el hacer: cooperar, prevenir, planificar, cuidad, curar, defender. En el estar: contorno social, contorno vital, morada.
Para Max Neef y sus colegas, el aspecto cultural es sumamente relevante, ya que de él se desprenden los satisfactores de la persona. Las necesidades humanas tienden a ser infinitas; el sólo hecho de clasificarlas de alguna manera las limita; aunque también sirve para ordenar y clarificar prioridades.
· ¿Para qué sirve aplicar estos esquemas en la vida diaria?
Tanto la pirámide de las necesidades de Maslow como el modelo de Max Neef y sus colegas son herramientas ordenadoras desde lo conceptual. No pretenden ser verdades absolutas, aunque pueden ser de utilidad para plantear nuevas opciones en políticas de una empresa, culturas de las organizaciones, políticas públicas y dar relevancia a las dimensiones superiores del ser y de auto realización para plantear transformaciones de distinto tipo.
Como queda planteado, trabajar sobre ellas genera un mayor nivel de satisfacción en las personas, por sobre satisfacer lo básico y esencial (que es un derecho humano universal). El desafío es superar esa dotación básica de condiciones elementales para cada persona, y plantear escalones superadores para un mejor despliegue de la individualidad, basadas en el ser, que es donde encontrarán el sentido y el propósito para el hacer, y, luego, el tener.
La humanidad transita tiempos de cambios vertiginosos. El eje hacia lo humano es ineludible, y los modelos de todo tipo necesitan ser replanteados, para volver a hacer foco en el ser y en todas las formas de su expresión en el mundo.
Esta tarea no sólo depende del afuera -empresas, gobiernos, organizaciones-, sino que empieza en cada uno. ¿Cómo lograrlo? Empieza por manifestar tu talento, dones y habilidades; anímate a sentir tus emociones, y aplica la inteligencia e innovación emocional. Luego, entusiasma a tu entorno, como la familia, equipo de trabajo, y así se generará un círculo virtuoso de transformación que será imparable.
Porque como sabemos, “cuando yo cambio, todo cambia.”