Qué hay detrás de la crisis en la frontera entre Bielorrusia y Polonia que tiene en vilo a Europa
Alexander Lukashenko utiliza a los migrantes para presionar a la Unión Europea. La situación podría provocar una severa crisis humanitaria a medida que avanza el invierno
Un vistazo a lo que ha llevado al enfrentamiento:
Qué hay detrás
Bielorrusia se vio sacudida por meses de protestas masivas tras las elecciones de agosto de 2020 que dieron al autoritario presidente Alexander Lukashenko un sexto mandato. La oposición y Occidente rechazaron el resultado como una farsa.
Las autoridades bielorrusas respondieron a las manifestaciones con una feroz represión en la que se detuvo a más de 35.000 personas y la policía golpeó a miles de ellas.
La Unión Europea y Estados Unidos reaccionaron imponiendo sanciones al gobierno de Lukashenko.
Esas restricciones se endurecieron tras un incidente ocurrido en mayo, cuando un avión de pasajeros que volaba de Grecia a Lituania fue desviado por Bielorrusia a Minsk, donde las autoridades detuvieron al periodista disidente Raman Pratasevich. La UE lo calificó de piratería aérea y prohibió a las compañías aéreas bielorrusas surcar sus cielos, además de recortar las importaciones de los principales productos básicos del país, como los derivados del petróleo y la potasa, ingrediente de los fertilizantes.
Un furioso Lukashenko replicó diciendo que ya no cumpliría el acuerdo para frenar la inmigración ilegal, alegando que las sanciones de la UE privaban a su gobierno de los fondos necesarios para contener los flujos migratorios. Empezaron a llegar a Bielorrusia aviones con inmigrantes procedentes de Irak, Siria y otros países, que pronto se dirigieron a las fronteras con Polonia, Lituania y Letonia.
Pavel Latushka, miembro de la oposición bielorrusa, denunció que las agencias de turismo controladas por el Estado estaban implicadas en el ofrecimiento de visados a los migrantes y en ayudarles a llegar a la frontera.
La UE acusó a Lukashenko de utilizar a los inmigrantes como peones en un “ataque híbrido” contra el bloque de los 27 en represalia por las sanciones. Lukashenko niega haber fomentado el flujo de inmigrantes y dijo que la UE está violando los derechos de los inmigrantes al negarles un paso seguro.
La respuesta de la Unión Europea
Durante el verano, Lituania decretó el estado de emergencia para hacer frente a la afluencia de inmigrantes y reforzar su frontera con Bielorrusia. Estableció campamentos de tiendas de campaña para acoger al creciente número de migrantes.
En meses anteriores, pequeños grupos de solicitantes de asilo intentaron colarse en Lituania, Polonia y Letonia por la noche, utilizando caminos forestales alejados de las zonas pobladas. Esta semana, grupos mucho más grandes se reunieron abiertamente en la frontera polaca, y algunas personas utilizaron palas y cortadores de alambre para tratar de romper la valla de alambre de púas en la frontera de Polonia.
Las autoridades de Varsovia estimaron que la multitud era de entre 3.000 y 4.000 personas y dijeron que habían impedido la entrada de cientos de personas al país. Polonia desplegó policías antidisturbios y otras fuerzas para reforzar a los guardias fronterizos. Se han confirmado ocho muertes en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, y las temperaturas han caído por debajo del punto de congelación por la noche.
La UE ha hecho una fuerte demostración de solidaridad con Polonia, Lituania y Letonia. Se espera que los funcionarios de la UE discutan otra ronda de sanciones contra Bielorrusia, y el Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dijo por primera vez que el bloque estudiaría la posibilidad de financiar “infraestructuras físicas”, como barreras o vallas en la frontera.
Los analistas afirman que el enfoque de mano dura de Lukashenko probablemente sería contraproducente.
“Una táctica tan brutal convertiría a Bielorrusia en un país tóxico y retrasaría la perspectiva de las conversaciones con la UE”, afirma Artyom Shraybman, analista político bielorruso que se vio obligado a abandonar el país por la presión de las autoridades. “Los políticos europeos no entablarán conversaciones bajo presión”.
Pavel Usau, director del Centro de Análisis y Pronósticos Políticos con sede en Polonia, también dijo que Lukashenko se equivoca si cree que puede forzar a la UE a hacer concesiones.
“Lukashenko espera que la UE ceda a las presiones y pida a Polonia que deje pasar a los inmigrantes a Alemania”, dijo Usau. “Pero la UE se da cuenta de que hacerlo permitiría a Lukashenko salir como vencedor y le animaría a seguir tomando más medidas de este tipo, elevando el número de migrantes a decenas de miles”.
La oposición bielorrusa ha instado a la UE a tomar medidas aún más duras, como un embargo comercial y la prohibición del tránsito de mercancías por Bielorrusia.
El papel de Vladimir Putin
Bielorrusia ha recibido un fuerte apoyo de su principal aliado, Rusia, que ha ayudado a apuntalar el gobierno de Lukashenko con préstamos y apoyo político.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo que los flujos migratorios son consecuencia de las guerras lideradas por Estados Unidos en Irak y Afganistán y de los levantamientos de la Primavera Árabe en Oriente Medio y el Norte de África, respaldados por Occidente. Desafió a la UE a ofrecer ayuda financiera a Bielorrusia para hacer frente a la afluencia.
Al mismo tiempo, el Kremlin rechazó airadamente la afirmación de Polonia de que Rusia es responsable de la crisis.
Usau dijo que Rusia podría intervenir como mediadora con la esperanza de mejorar los lazos con Alemania y otros países de la UE.
Los próximos pasos
Se calcula que Bielorrusia acoge entre 5.000 y 20.000 inmigrantes y refugiados de Oriente Medio y África. Muchos se han quedado sin dinero y están cada vez más desesperados a medida que se acerca el invierno. Los residentes bielorrusos están inquietos por su presencia, lo que aumenta la presión sobre las autoridades para que actúen.
Algunos observadores esperan que Lukashenko agrave la crisis y presione a la UE para que suavice las sanciones.
“Como mínimo, Lukashenko quiere vengarse de la UE, y como máximo pretende suavizar las sanciones europeas que han asestado un doloroso golpe a las principales industrias bielorrusas”, dijo el analista independiente Valery Karbalevich. “Las autoridades bielorrusas han intentado sin éxito persuadir a la UE para que entable conversaciones y negociaciones, y los inmigrantes son sólo un instrumento en un ataque híbrido de Minsk”.
“Lukashenko no tiene nada que perder”, añadió. “Ya no le preocupa su reputación”.