La pandemia del COVID-19 provocó un retroceso de más de 18 años en la participación laboral de la mujer en América Latina

Así lo aseguró la alta comisionada de la ONU para los DDHH, Michelle Bachelet, durante el Women Economic Forum. Las mujeres y niñas son las más rezagadas tanto en los contextos laborales como educativos

Añadió que el cambio drástico hacia la educación online, el teletrabajo y el comercio electrónico, ha hecho que las personas con menos acceso a las tecnologías digitales, en su mayoría mujeres y niñas, “se queden rezagadas”.

“Además, son también las mujeres y las niñas, las que han absorbido mayoritariamente las necesidades de cuidados creadas por la pandemia, sacrificando sus empleos y su educación. De hecho, las mujeres de entre 15 y 29 años tienen tres veces más probabilidades de estar fuera del mercado laboral y de las aulas que los hombres de la misma edad”, anotó en su intervención virtual en el Foro.

Una alumna atiende a su clase en la escuela provisional para niños de escasos recursos el 30 de septiembre de 2020, en una de las colonias más pobres al sur de la Ciudad de México (México) (EFE/José Pazos/Archivo)
Una alumna atiende a su clase en la escuela provisional para niños de escasos recursos el 30 de septiembre de 2020, en una de las colonias más pobres al sur de la Ciudad de México (México) (EFE/José Pazos/Archivo)

Ausencia femenina en la toma de decisiones

Desde el brote del COVID-19 “se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, en particular, la violencia doméstica”, advirtió.

La ex presidenta de Chile anotó que la pandemia no detuvo los efectos negativos del cambio climático, y que las mujeres y las niñas, sobre todo las que se enfrentan a múltiples e interrelacionadas formas de discriminación, se ven, una vez más, “desproporcionadamente afectadas por las emergencias medioambientales, cada vez mayores”.

Para Bachelet, la igualdad de género es imprescindible para superar las mencionadas crisis y, como ejemplo señaló que una mayor participación significativa de las mujeres conduce a mayores inversiones en protección social y justicia climática.

Imagen del 5 de noviembre de una mujer aimara con su carrito de venta callejera en las afueras del templo de San Francisco en La Paz (Bolivia)  (EFE/Martin Alipaz)
Imagen del 5 de noviembre de una mujer aimara con su carrito de venta callejera en las afueras del templo de San Francisco en La Paz (Bolivia) (EFE/Martin Alipaz)

“En las negociaciones de paz está vinculada a soluciones más duraderas, y en el sector privado, a un mejor rendimiento empresarial pero, a pesar de sus contribuciones, las mujeres están, en gran medida, ausentes de la toma de decisiones y la pandemia no es una excepción”, añadió.

Detalló que solo el 24% de los miembros de las estructuras nacionales creadas para responder al COVID-19 son mujeres, y su ausencia se refleja en lo que se prioriza y “críticamente, en lo que no se prioriza”.

Si fuera considerado el valor económico de todos los tipos de cuidados realizados por las mujeres, sumaría 11 millones de dólares o el 9% del producto interno bruto mundial”, puso como ejemplo.

Bachelet insistió en que para una mejor recuperación de la crisis causada por la pandemia, los esfuerzos deben tomar en cuenta los derechos humanos de las mujeres y las niñas.

Imagen de archivo de una mujer poniendo su currículum cerca de una oferta de empleos que dice "vacantes" en el centro de Sao Paulo, Brasil. 6 de octubre, 2020 (REUTERS/Amanda Perobelli/Archivo)
Imagen de archivo de una mujer poniendo su currículum cerca de una oferta de empleos que dice "vacantes" en el centro de Sao Paulo, Brasil. 6 de octubre, 2020 (REUTERS/Amanda Perobelli/Archivo)

Y en la práctica se lo puede hacer garantizando la participación significativa y segura de las mujeres y las niñas en toda su diversidad en la toma de decisiones, indicó. También aumentando las inversiones públicas en los sistemas de salud y educación, así como los esfuerzos para mitigar el cambio climático y proteger el medioambiente y cerrando la brecha de género en la formación y el acceso digital, entre otros.

La alta comisionada apuntó que se debe reconocer el valor económico del trabajo de cuidados, tanto el remunerado como el no remunerado, y garantizar un reparto equitativo de las responsabilidades de cuidados dentro de las familias, así como con el Estado y el mercado.

Pobreza con rostro de mujer

De su parte, el canciller ecuatoriano, Mauricio Montalvo, anfitrión del capítulo 54 del Foro Económico de Mujeres, indicó que la pandemia ha sido uno de los desafíos más grandes de la humanidad en las últimas décadas y que ha exacerbado las desigualdades.

Basado en datos de organismos internacionales, dijo que los niveles actuales de pobreza y pobreza extrema “tienen rostro de mujer”, por lo que consideró necesario que Estados, agencias cooperantes, empresarios y la sociedad civil continúen aunando esfuerzos para avanzar en la reactivación socio-productiva.

Para avanzar con el desarrollo, añadió, que se debe crear oportunidades para todos, en especial, para aquellos sectores “tradicionalmente discriminados y olvidados, como son las mujeres”.

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