El Valencia enreda a la Real y le despoja del liderato
El equipo donostiarra no puede con el conjunto de Bordalás, que le lleva a su terreno y acaba apretándole después de la rigurosa expulsión de Elustondo
El Valencia se mantuvo en su línea, pero la Real se fue del partido un poco, se contagió de ese estilo de fútbol, y perdió un poco el norte, porque dejó de hacer todo lo que le ha llevado a estar en la zona noble de la tabla. Dejó, o no le dejaron, cada uno que lo tome como quiera. Habrá que darle también su cuota de mérito, que su plan salió a la perfección.
La primera parte fue casi más un combate de boxeo que un partido de fútbol. Cortesía de Melero López, que dio carta blanca a los jugadores del Valencia, que literalmente cosieron a faltas a los futbolistas de la Real Sociedad, que se fueron al descanso fuera de sus casillas. Nadie entendía nada. Porque una cosa es dejar jugar, pero otra bien distinta es lo que permitió el colegiado andaluz, que premió más al equipo que se dedicó a impedir que el otro equipo intentara jugar a lo que realmente se había venido al Reale Arena, que es a jugar a fútbol. Los donostiarras no cejaron en su empeño de querer jugar la pelota y buscar la portería de Cillessen, pero solo Isak pudo probarle con un buen disparo raso al que respondió fantásticamente el portero holandés. El Valencia tenía un plan muy claro, que era anular como fuera a los jugadores creativos de la Real, que no jugaran y que entraran lo menos posible en contacto con el balón. De lo de buscar la portería de Remiro y jugar a algo ya lo dejaban para otro día. Pero guste más o menos, hasta el descanso si idea estaba saliendo a la perfección. Porque la Real empezó con brío, pero se fue apagando con el paso de los minutos.
Tras el descanso, el primer dilema a resolver era si Melero López iba a mantener el nivel de arbitraje de la primera parte, de dejar jugar hasta extremos insospechados, o poner el listón un poco más exigente. Y el colegiado cambió, porque ya no fue tan permisivo, pero era tarde. Los jugadores del Valencia ya estaban lanzados y no paraban de repartir, aunque la Real quiso adaptarse a lo que demandaba el partido, pero también era tarde. El partido corría el riesgo de que se le escapara de las manos.
Y Melero López quiso cortar por lo sano, a base de amarillas, porque se hinchó a sacarlas. Eso descolocó a los dos equipos, porque lo peor que le puede pasar al árbitro es que los dos banquillos acabaran enfadados con el arbitraje. El colegiado puso el listón muy alto y los jugadores arriesgaron. Le fue mejor al Valencia, más adaptado por las indicaciones de Bordalás que a la Real Sociedad, que se iba contagiando de ese juego y olvidándose de lo que de verdad es su esencia, el arte con el balón y no tanto el barro del otro fútbol.
El Valencia iba logrando su propósito y enredaba a una Real, que encima se quedaba curiosamente con un futbolista menos por la expulsión rigurosa de Elustondo. Rigurosa porque, viendo el listón de su arbitraje, se podía haber quedado en amarilla. Venía de recibir una entrada muy dura de Wass, que también fue amonestado. Otro más, porque el partido se fue ensuciando excesivamente en la recta final, con el Valencia más cerca del área realista, y con los de Imanol aguantando en la recta final para sumar un punto con un jugador menos. Lo curioso del asunto es que, mientras Bordalás con un jugador más hacía cambios defensivos, Imanol sacaba pólvora arriba buscando el premio gordo. Pero todo terminó como empezó. Reparto de puntos que deja un sabor de boca diferente en ambos equipos, porque mientras el Valencia sigue subiendo puestos en la tabla, los realistas pierden el liderato.