El Madrid asusta y se asusta
Superó al Rayo durante una hora gracias a Asensio, Benzema y Vinicius y acabó encerrado en su área y coqueteando con un nuevo pinchazo. Ya le saca diez puntos al Barça.
Tampoco esta vez desfiló Hazard de salida por la pasarela del 7, callejón sin dueño en este Madrid. La cosa está entre el caso abierto y el caso perdido. Ancelotti no encuentra el momento de ponerle. Ante el Rayo, equipo con un valor impropio de un recién ascendido, debió pensar que el ritmo del partido sobrepasaría sus límites. O que, con la grada en alerta amarilla por pitos, no convenía exponerle a un castigo mayor. O que en la derecha se pierde y en la izquierda no hay quien tosa a Vinicius. Los hechos vinieron a darle la razón. Asensio tiene una peligrosa tendencia a espaciar su arte, pero esta vez la inspiración le pilló trabajando. Él preparó, con un pase preciso, el 1-0 de Kroos. El asistente alzó la bandera por un falso fuera de juego previo de Vinicius y el VAR le corrigió. Las pantallas de los monitores no siempre ofrecen cine negro. La jugada mostró que Asensio le había cambiado el paso al Madrid. Excepcionalmente, su banda, protegida por el emergente Fran García, sonó mejor incluso que la de Vinicius.
Benzema no para
Antes del gol, el Rayo había sido el Rayo, que tiene su mérito, especialmente porque se vio sin la bala de plata de Falcao (con molestias en los isquios salió en la segunda mitad): presionó alto, tuvo una ocasión a los 30 segundos, se desplegó a la contra, dejó claro que no moriría en su área y le jugó al Madrid a campo abierto. Es una fórmula, y no una chaladura, que le ha dado ya 20 puntos, la mitad de los que necesita para salvarse. El Shakhtar, además, le había dejado alguna buena pista. Esta Liga ha extendido mucho la clase media. Se le acerca al Madrid y no la tiene lejos el Rayo.
Sin embargo, el gol de Kroos se le vino encima cuando el equipo blanco ya había tomado nota de la tarjeta amarilla que le sacó su público el miércoles. Con el paso de los minutos le fue borrando la franja al Rayo, con un Asensio muy animoso por fuera y un Vinicius que ha ampliado su repertorio también con un buen juego interior. Cada partido ofrece más registros. El segundo gol, antes del descanso, mandó al Rayo al cadalso. A Alaba le pidió el cuerpo una salida por la banda izquierda (hay costumbres que no se olvidan) y metió un envío cruzado de los que matan por efecto óptico: caen muy a la espalda del central y muy lejos de la salida al cruce del portero. Por ese agujero se coló Benzema para sumar y seguir.
Al borde del empate
Lo mejor del Madrid llegó al espacio, porque el equipo tiene más velocidad que paciencia. Conjuntos herméticos como Villarreal y Osasuna le dejaron a cero. Así que un Rayo abierto le vino como anillo al dedo, especialmente a Vinicius, presidente de la comisión de festejos, que rozó el gol del año desmayando dos veces a Saveljich, a Catena y Fran García mientras pisaba el acelerador. Su remate lo salvó Óscar Valentín con Dimitrievski vencido. El resultado y el talante del equipo de Iraola le ofrecieron un partido recreativo al frente de ataque del Madrid. Benzema pudo firmar el 3-0 tras taconazo de Vinicius y pisadita de Mendy. En cierto modo aquello consistía en ganar el partido y compensar al público de la noche europea hasta que se interrumpió el suministro.
Falcao entró cuando el Madrid había perdido el entusiasmo y el Rayo no había perdido la esperanza. Bebé pudo interrumpir la siesta blanca con un remate al palo. Lo hizo Falcao con un cabezazo a la red, zarpazo de tigre, antes de romperse. Doce minutos estuvo en el campo, los mismos que Hazard, que con sorbos tan cortos no se deja ver. El Rayo tuvo las dos últimas oportunidades, clarísimas, ante un Madrid que se dejó ir peligrosamente, aunque la tabla y su liderato provisional digan lo contrario.