El legado de Óscar Tabárez
El 'Maestro' ya no se sentará más en el banco para dirigir a Uruguay tras quince años al mando. Su ciclo en la Celeste siempre será recordado.
Una parte del escudo de Uruguay se va con Tabárez. El 'Maestro' tocó con sus manos el cielo del Monumental y se quedó a las puertas de vivir un momento único e irrepetible en Johannesburgo. El país con menos de 4 millones de habitantes se despide de su seleccionador y a la vez nace la leyenda.
Doble pasión
Tabárez abandonó la disciplina futbolística a los 31 años debido a una lesión en su rodilla y, a partir de ese momento, arrancó su otra gran pasión: la enseñanza. Dividía su tiempo en ser maestro de escuela y a la vez se preparaba para ser entrenador. Consiguió unir sus dos pasiones en un proyecto para dirigir a juveniles de Bella Vista. Años más tarde, en 1984, llegó su primera oportunidad en Danubio aunque continuó siendo maestro de escuela.
Apareció Peñarol en su vida. En 1987 tuvo que elegir entre el fútbol y la enseñanza. Se decantó por la pelota. Ésta no le falló. Meses más tarde levantó su primera Copa Libertadores y consiguió un cuarto puesto con la selección uruguaya sub-20 en el Campeonato Sudamericano. Tras un periodo breve en el Deportivo de Cali, se presentó su primera etapa al mando de la Celeste. El Mundial de Italia 90 sería su presentación en la élite del fútbol. Su participación se quedó en octavos y, posteriormente, encontró un nuevo cargo. Boca y Tabárez compartieron dos momentos juntos. Dos años en la primera etapa (1991-93) y solo unos meses en el segundo ciclo (2002). Entremedias dirigió al Cagliari, Milán, Real Oviedo y Vélez.
Campeón de América
El 'Maestro' Tabárez y la Selección de Uruguay se reencontraron por segunda vez en 2006 comenzando una ciclo de 15 años lleno de grandes alegrías. Un periodo de quince años donde dirigió a la Celeste en 225 partidos, el último jugado contra Bolivia, con un bagaje de 107 victorias, 56 empates y 62 derrotas. Una efectividad del 56.35%. Tampoco hay que olvidar sus participaciones en 4 mundiales consecutivos donde logró un cuarto puesto en Sudáfrica en el 2010.
Su primer gran trofeo lo conquistó en el estadio de Monumental en la noche del 24 de julio de 2011 al levantar la Copa América tras vencer a Paraguay en la final. Aunque, su mayor éxito con Uruguay es el legado que deja a una selección que no tenía una identidad cuando llegó. Al igual que decía Eduardo Galeano, "yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al final del partido".