El Barça se impone en el caos
Los de Xavi pasaron de pedir la hora ante el acoso del Villarreal a ganar un partido frenético en el que estuvieron más que perdidos, pero en el que acabaron dando el golpe definitivo.
Villarreal y Barcelona llegaron al duelo compartiendo la pena de ser dos equipos con serios problemas para marcar goles y de desenvolverse mal en el caos. Al final, el Barça solventó mejor que su rival lo primero y sorprendentemente se acostumbró a lo segundo.
El inicio de partido fue, por decirlo claro, un despelote descomunal. Con un Barça que no sabía si defendía con tres o cuatro y un Villarreal que explotó esas dudas para convertir la banda derecha de la defensa blaugrana en una autopista en la que Pedraza parecía Gento.
Ya de entrada, el partido reclamó la atención del espectador con una entrada durísima de Parejo a Busquets en el primer minuto que el árbitro decidió que no era más que falta y que mediatizó varias de sus decisiones posteriores, como la de no considerar más que falta un patadón de Alba a Yeremi o ni consultar una mano de Piqué en el área al ir al suelo para bloquear un disparo de Danjuma.
El despelote tuvo dos partes: una primera en la que el Barcelona se comió al Villarreal de salida y una segunda en la que los locales atropellaron a los blaugrana
Por parte blaugrana, Abde cabeceó un saque de esquina que Rulli desvió al larguero, Gavi disparó al poste y Memphis desperdició absolutamente solo un cara a cara ante el portero rival.
Todo eso pasó en los primeros 20 minutos. A partir de ahí, el Barça se desconectó del partido y el Villarreal explotó la banda derecha de la defensa blaugrana donde entre Danjuma y Pedraza descosieron al equipo barcelonista hasta el punto que el equipo de Xavi acabó pidiendo la hora ya en la primera parte.
Después de 45 minutos de locura, lo increíble era que se llegara a la media parte sin goles.No obstante, a los puntos el partido era del Villareal, que había logrado rehacerse de un inicio en el que el Barça fue incapaz de adelantarse en el marcador.
Pero los caminos del fútbol son inescrutables y el gol que parecía imposible lograr en una primera parte de locos, sólo tardó tres minutos en producirse en la reanudación. Pero tampoco fue fácil, porque el tanto de De Jong al empujar un balón que Rulli rechazó en primera instancia a Memphis necesitó un cuentahilos para ser validado por los delineantes del VAR.
Visto lo visto en la primera parte, el partido no estaba ni mucho menos decidido. Si el Barça había logrado marcar, el Villarreal también podía hacerlo a poco que se esmerara. Unai dio entrada a Estupiñán y a Chukuwueze, dos jugadores perfectos para partidos de locura. Xavi, vio la apuesta y la subió: Dembélé ingresó en el campo. El partido pasó a ser lo más parecido a esos libros de la colección ‘elige tu aventura’: dependiendo de quien tuviera la pelota podía pasar una cosa u otra, todas imprevistas.
Por si alguien echaba de menos sustos en el guión, Alba se lesionó y sustituido por Mingueza, que pasó a vigilar a Chukuwueze, que a los tres minutos ya le hizo un lío, pero su asistencia fue desperdiciada por Trigueros. A la segunda ocasión, ya no perdonó y se lo hizo el solito para empatar después de retratar a la defensa culé que perdió un balón después de un saque de banda a favor.
De nuevo, los minutos finales se presentaron como un calvario para un Barça que no daba abasto sacando agua ante el acoso del Villarreal. El Barça no podía hacer otra cosa que tirar balonazos para adelante y en uno de ellos, de Ter Stegen, Estupiñán falló en el despeje y Memphis aceptó el regalo para batir a Rulli. El intento de reacción del Villarreal fue desactivado por Coutinho, que transformó en el descuento el penalti que sufrió. El Barça, que parecía estar a punto de tirar la toalla, sacó partido del caos y dio el golpe definitivo.