El alerón de la discordia
Red Bull sospecha de la velocidad en las rectas que muestra Mercedes a final de año y no apuntan al motor, sino a la aerodinámica.
Sospechan que el material de la aerodinámica cede en las rectas de alta velocidad y hay quien desliza que quizás por eso, en Interlagos, el desgaste era desigual tras la clasificación y el monoplaza no pasó las verificaciones. Jos Verstappen, padre de Max, lo verbalizaba, de alguna forma, en una entrevista reciente con ‘De Telegraaf’: "Esa diferencia tan enorme en las rectas de una carrera a otra, yo no la había visto en mi vida. Creo que la FIA debería seguirlo de cerca". Los exámenes se endurecieron en verano y hay sensores que miden en marcha, a 300 kilómetros por hora, la flexión de estos dispositivos.
A eso se une la sensación, desde el ‘paddock’, de que a Mercedes le compensa penalizar cinco puestos en la parrilla a cambio de estrenar unidad de potencia porque la superioridad es tan grande que los recuperan en poco tiempo. Si Hamilton pudo remontar 24 puestos en el GP de Brasil, sumando el esprint y la carrera, ¿qué no podría hacer en Yeda, una pista de rectas, si sólo cediera las cinco plazas de un teórico cambio de propulsor? El debate es amplio, el propio Alonso decía que quizás "habría que mandar al fondo de la parrilla" a quien haya superado un número determinado de motores de combustión al año porque si no, es rentable.
Wolff dijo que Red Bull ve "fantasmas" y Horner acabó en comisarios en Qatar para dar explicaciones por unas declaraciones en televisión. La rivalidad es tensa, tanto en la pista como fuera, pero todo vale cuando se sabe que unos pocos puntos marcarán la diferencia en la clasificación final de 2021. Después de los alerones flexibles de Red Bull, la subida de potencia de Honda a mitad de año o el reparto de castigos por los dos accidentes entre Hamilton y Verstappen, la polémica se lleva ahora al apartado técnico de Mercedes.