De Bruyne: "El City ficha a los mejores y sabe hacer grupo, en el PSG es diferente..."

El belga cree que ambos clubes compran jugadores caros, pero se gestiona de una forma bien diferente el talento. Observa un orden y unas reglas, a diferencia del PSG.

As.com
Kevin de Bruyne renovó con el City. Casi unió su futuro por completo al club inglés y a Guardiola. Se comprometió hasta 2025 y con 30 años habla ya desde la madurez. Para muchos es el mejor del mundo en su puesto, uno de los más importantes, sin duda y que también suele dejar reflexiones interesantes fuera del campo. Esta vez se ha prodigado en una extensa entrevista en France Football en la que habla de muchas cosas, pero hay una que llama poderosamente la atención.

De Bruyne ha tenido a todos los clubes a sus pies, pero decidió seguir en el City. El belga explica que su club es comprador, invierte mucho dinero, pero que no lo hace con el afán de amontonar cromos. Todo tiene un orden y un concierto, algo que no contempla en el PSG. Deja una crítica a cómo conforma el club francés sus plantillas, a tenor de los episodios que han ido dejando muchos de sus jugadores. La gestión de los egos puede ser más fácil si se hace un trabajo previo por parte del club, antes de decidir si se ficha o no a un jugador. No dice nombres, pero es evidente que tiene varios en mente al hablar.

"Nuestro grupo es fácil de manejar, no hay 'prima donnas' y eso es muy importante. Cuando hay demasiados personalidades diferentes, los problemas aparecen rápidamente. Aquí a nadie le gusta estar en el banquillo, pero todos quieren lo mejor para el City. Nuestros directivos buscan a los mejores jugadores, pero también investigan sobre la vida personal, sobre cómo se comporta un jugador con los demás. Saben cómo crear un grupo. Es un poco diferente de lo que se hace en el PSG, es otra filosofía, aunque eso no significa que sea mejor. Me siento afortunado de poder crecer con este equipo", señala.

El belga también cuenta algún secreto personal, como por qué tiene ese gran toque de balón con su pierna izquierda, la mala, en teoría. Es curioso y divertido. Cuenta que los vecinos se quejaron a sus padres porque de niño jugaba en el patio y, chutando, los tiestos eran víctimas de sus potentes disparos con la pierna derecha. Así que le pidieron que jugara con la pierna izquierda, para darle un respiro a las plantas. Así, poco a poco, fue adquiriendo su habilidad actual con el otro pie, ambidiestro prácticamente.

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