Boca ganó, alejó los rumores de conflicto y se acerca a la Copa Libertadores
En una Bombonera casi repleta, el equipo de Sebastián Battaglia puso un pie en su máximo objetivo, con una tarea convincente y autoridad, bajo la órbita de Edwin Cardona.
Con el público exultante y un equipo en sintonía (y con varias figuras), Boca recuperó la paz y renovó el entusiasmo a futuro. Con la ilusión de alcanzar la Copa Argentina (es finalista y espera al ganador de Talleres vs. Godoy Cruz) y la misión de volver a ganar su máximo anhelo, la Libertadores.
El equipo dispuesto por Sebastián Battaglia resultó una tentación, por nombres y por la propuesta. Apellidos con una firma, un distintivo y un dibujo más agresivo, audaz. Advíncula, otra vez por el sector derecho, Rojo, de nuevo en la última línea. Cardona, como un número 10 de otros tiempos. Con ganas, más involucrado con el juego, con el conjunto.
La nueva vida de Agustín Almendra, imprescindible para la profundidad. Juan Ramírez, recuperado físicamente, con la decisión de convertirse en el abanderado del despliegue y Sebastián Villa, en los metros finales, dispuesto en hacer valer su velocidad. Boca arrancó con esa idea, con esos nombres, convencido de que en su casa, frente a su gente, no tiene otra misión que apabullar a cualquier adversario. Manuel Vicentini le contuvo un disparo fortísimo al colombiano, apenas comenzado el espectáculo.
Sarmiento no atraviesa su mejor versión. Martín Funes es el nuevo entrenador, que tomó de manera interina la dirección técnica de Sarmiento luego de la salida de Mario Sciacqua. Además de tener un pasado en el club, ya que fue ayudante de Sergio Lippi, es el técnico campeón de la Reserva. ¿A quién le ganó la final? Al Boca de... Battaglia. El contexto, lógicamente, fue otro.
Un cabezazo de Izquierdoz encontró otra buena respuesta del arquero del conjunto de Junín, de pasado en las inferiores de la Ribera y una de las razones del resultado exiguo. La acción previa había sido construida por el sector izquierdo, por momentos, incontrolable para el equipo visitante: de Fabra a Villa y de Villa a Fabra, los colombianos se citaron con criterio, con sentido común. Corridas, combinaciones, destrezas. Boca levantaba su mano izquierda.
El 1-0, de Vázquez
Toda una curiosidad: el gol se presentó por el otro sector. Cardona, Advíncula y... el pibe Vázquez, un demonio en el área rival. El prólogo fue un pase al vacío del colombiano con clase, libre, perfecto. Desde el comienzo, Boca fue el dominador absoluto. El tanto fue una consecuencia lógica del desarrollo. El número 10 (con la camiseta 8), más activo que otras veces, con la ilusión de permanecer en la Bombonera, más allá de algunos contratiempos en el camino. En el final del primer capítulo, un disparo con su estirpe fue devuelto por el travesaño.
El partido se activó: Marcos Rojo evitó el empate casi, casi, en la línea. Pero siempre Boca tuvo el control. Tanto fue así que antes del minuto de la segunda mitad, ya estaba 2-0, por un monumento de Frank Fabra. Caño, corrida y remate que pegó en un palo, antes de ingresar. Una obra maestra del defensor colombiano, que pasó de 3 a antiguo 11, como en los viejos buenos tiempos.
El 2-0, de Fabra
Sarmiento no se encogió: tuvo el descuento, que evitó Rossi, luego de un zurdazo de Luciano Gondou. El conjunto de Junín se adelantó varios metros y el equipo local, con espacios, con el colmillo afilado, pudo elevar la cuenta una y otra vez. Entre tanto, la Bombonera latía otra vez, como en tantas noches gloriosas. El público sentía que el equipo lo representaba, como hacía mucho no ocurría.
Compacto de Boca 2 vs. Sarmiento 0
Lo que siguió fue un monólogo xeneize, con algún que otro contratiempo, generado por un entusiasta Sarmiento, que siempre creyó más allá de sus propios límites. En un triple cambio de intérpretes, Battaglia dispuso los ingresos de Cristian Pavón, Eduardo Salvio y Cristian Medina. Más allá de la inclusión del juvenil, el delantero y el volante son dos piezas que son miradas con lupa por los hinchas y las autoridades. No por su calidad comprobada, sino por la inversión que habría que decidir por dos piezas que tuvieron sus contratiempos en los últimos meses. Lanzados al ataque, Pavón y Salvio (tuvo el 3-0) son una garantía.
Boca está vivo. Y amenaza con volver a ser.