Vinicius adelanta a Ansu Fati
El primer Clásico con ambos en el foco fue para el brasileño. Mareó al Barça a base de regates y se ha convertido en el solo de guitarra en este Madrid a la contra.
Vinicius tiene algo que no se perdona en este fútbol cada vez más cuadriculado. Se lo pasa bien. Reírse jugando (lo que hacía como nadie Ronaldinho, presente ayer en la grada) te convierte en sospechoso habitual y esa sonrisa de Keyser Söze se la quiso quitar a las bravas Jordi Alba, que le agarró el mentón tras el polémico encontronazo de Mingueza con el 20 madridista dentro del área. Fue el único momento en que Vini se puso bronco. “¿Por qué tocas?”, le vino a decir al lateral culé, más activo en las trifulcas que en los sorteos de porterías.
En el Camp Nou fue casi en moto. Vini hizo cuatro regates... y el resto del Madrid sólo cinco.
Por volver al cara a cara, Ansu se perdió en el papel de falso nueve (hizo tres faltas, sólo superado por las cuatro de Busquets) mientras que Vinicius está ampliando sus habilidades corales. La proyección de la contra hacia Rodrygo en el 0-1 de Alaba denota que ahora lee mejor el juego y cuando no tiene que engatusar la pelota. A su compatriota le puso un gol, también, en Kiev. El timing de sus decisiones empieza a marcar la diferencia entre un jugador eléctrico y otro que chamusca, por excesivo, el juego de su propio equipo.
El sambódromo ideal para él
Decía Ancelotti en la previa que tomó notas del Madrid de Zidane y seguro que un post-it fue el emplear a Vinicius como hizo Zizou para reventar al Liverpool en cuartos de final de la pasada Champions. También dedicó Carletto a la insinuación de Koeman de que su Madrid es más amarrategui, por querer buscar el contragolpe, una reflexión con flema italiana: “Es la manera más rápida de llegar a la portería rival...”. Así llegó el gol a Alaba, elaborado por Vini.
El Madrid que no se ve a disgusto a la contra es el sambódromo perfecto para Vinicius.