Un empate espectacular

 La Premier League se ha despedido por dos semanas pero lo ha hecho a lo grande, con un partido que la define como la mejor competición liguera del mundo

Álvaro de Grado
No habrá Premier League en las próximas dos semanas pero al menos este domingo se ha despedido a lo grande con un partido que la define como la mejor competición liguera del mundo: dos favoritos al título luchando cara a cara con todo, sufriendo el dominio de su rival en muchos momentos del encuentro, reponiéndose ante los golpes recibidos y regalando un 2-2 final que dejó a todos con ganas de más. Lo del Liverpool y el Manchester City fue un duelo que se podría poner dentro de varios años, como un disco recopilatorio de grandes éxitos, para explicar por qué la rivalidad entre ‘reds’ y ‘citizens’ durante los mandatos de Klopp y Guardiola ha sido la más excitante y atractiva de la última década en Inglaterra.

Segundo y tercero en esta Premier League, a uno y dos puntos del Chelsea en la clasificación actual, entre ambos equipos se han repartido los últimos cuatro títulos de liga. Al Manchester City le faltó puntería cuando tuvo cogido del cuello al equipo de Anfield (que fue durante todo el primer tiempo) y el Liverpool reaccionó a lo grande pasado el descanso, comandado por un Mohamed Salah imperial que ya ha marcado en siete partidos consecutivos.

Pep Guardiola decidió darle la posición de nueve a Grealish, poniendo a Gabriel Jesus y Foden a sus costados. Sin embargo, el ritmo volvió a marcarlo Bernardo Silva, como ya sucediera en Stamford Bridge hace sólo unas semanas. El portugués estuvo a punto de inventarse el gol de la temporada, pero Foden falló ante Alisson, capital durante la primera mitad manteniendo a los ‘reds’ en el encuentro. El City dejó noqueado al Liverpool, pero no abrió distancias. En cuanto los de Klopp despertaron, golpearon primero: gol de Mané a pase de Salah.

Foden se encargó de levantar al equipo visitante. Su gol fue la recompensa al nivel ofrecido por los ‘citizens’ durante todo el partido. Foden mareó a Milner hasta el punto de que lo dejó con amarilla y obligó a Klopp a cambiarlo por Joe Gomez, a punto de la expulsión.

Fue entonces cuando Salah puso la primera piedra en la pelea de esta temporada para consagrarse como mejor futbolista de la Premier League y se inventó un golazo regateando a tres futbolistas en un palmo y definiendo con la derecha ante Ederson. El egipcio, decisivo una vez más, creyó haber dado la victoria al Liverpool pero el City supo reaccionar por segunda vez en el segundo tiempo y empató por medio de De Bruyne, gracias a un disparo desde la frontal. Al borde del final, Fabinho estuvo a punto de dar la victoria a los de Anfield pero una espectacular intervención de Rodrigo en el área pequeña permitió el reparto de puntos.

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