Salivazos, agresiones: ¿para esto querían volver a la cancha después de 18 meses?
Los absurdos del fútbol argentino sumaron un nuevo capítulo en estas primeras fechas del regreso del público a los estadios
En el último mes, la venta de entradas para los partidos de la selección nacional por las eliminatorias para el Mundial Qatar 2022, en tiempos de un avance salvaje de la tecnología, sigue ejecutándose con un método del Paleozoico, obligando al aficionado a molestias y gastos extras incomprensibles, a veces bajo diluvios. Bien a tono con el mundo del absurdo. ¿Un adicional para hacerlo completito? Se complementa el espectáculo deportivo con shows musicales para entretener a la gente (como si con Lionel Messi, Dibu Martínez y Rodrigo De Paul no fuese suficiente), pero el contratado de turno canta al final, cuando la gente ya se bancó un temporal de viento y lluvia, las amenazas de mal clima persisten y todos están pensando más en volver rápido a la casa que en escuchar a L’Gante. Que canta mientras el estadio, por lógica, se va despoblando y muchos ni siquiera se enteran de quién se trata. Una falta de respeto hasta para el artista, si se mira fino.
Los ataques del público quemero a los suplentes xeneizes
“¿Y cuándo vuelve el público a las canchas?”, “¿y cuándo vuelve el público a las canchas?”, “¿y cuándo vuelve el público a las canchas?”, “¿y cuándo vuelve el público a las canchas?”. La pregunta del millón, que percutía en los oídos de los televidentes y oyentes en cada apertura de programa con intencionalidad manifiesta, tuvo respuesta luego de 18 meses de abstinencia y de estadios vacíos. “Volvemos, pero con un aforo reducido”, fue la autorización desde el Gobierno. Una autorización que también tuvo influencias electorales después de tener la pelota bajo la suela por algunos meses, con una prueba piloto (partido con Bolivia en la cancha de River por las eliminatorias) realizada apenas tres días antes de las PASO.
Lo cierto fue que llegó, ¡por fin! ese esperado primer fin de semana (1° al 3 de octubre) y lo que se advirtió en algunos estadios, en medio del colorido que se extrañaba, fue el poco respeto por cumplir con el aforo encomendado. Las fotos muchas veces valen más que las palabras o el “te aseguro que se respetó con lo pedido a nivel protocolos”. De hecho, hubo allanamientos en River luego del superclásico y en Vélez, con el partido frente a Independiente, para tener material audiovisual que permitiera aclarar lo que realmente sucedió en los accesos de los estadios.
Como el rosario de absurdos siempre tiene más perlas, ya en el segundo fin de semana desde la ansiada reapertura empezaron las acciones de “los hinchas”. Salivazos desde la platea de Banfield a los jugadores de River durante el primer tiempo, desaprovechando no sólo el sentido común, sino la acción ponderable del club de darles una oportunidad de civilidad al sacarle los alambrados, al estilo de las canchas británicas. Evidentemente no aprendieron nada. Le siguieron salivazos desde las gradas de Estudiantes al entrenador visitante Kily González durante el partido con Rosario Central. Anoche, más salivazos y hasta botellas desde los alambrados del estadio de Huracán al banco de Boca, cuyos suplentes y cuerpo técnico debieron meterse dentro del campo de juego en los últimos minutos del primer tiempo. ¿Para eso querían volver a las canchas?
Son siempre 20 o 30 hinchas, sí. Lo sabemos. Y también son los mismos inoperantes operativos policiales que debieran resultar más efectivos y nunca lo son. Estamos saliendo de lo más duro de la pandemia, que nos ha dejado mucho dolor e indignación por la negligencia a la hora de tomar decisiones. Pero jamás podemos salir de los absurdos del fútbol y las reacciones insólitas de los llamados “impulsores de la pasión y del folclore”. Siguen sin aprender nada.