River y el valor de la confianza
Solo dos meses después de la eliminación de la Copa Libertadores, el Millonario luce renovado desde lo anímico y lo futbolístico y parece caminar a paso firme hacia el título.
El cachetazo que le propinó Atlético Mineiro dejó al Millonario con un solo objetivo en el semestre -Boca ya lo había eliminado de la Copa Argentina- y muy golpeado en su orgullo para afrontar un campeonato en el que había apelado al recambio y llevaba un andar irregular.
Pero ese punto límite, esa bifurcación de caminos, sí era un escenario conocido para el Muñeco y los planteles que condujo en estos siete años. Después de un golpe duro que puede derivar en la depresión colectiva, en Núñez siempre suelen venir el aprendizaje, la reconstrucción y la salida a flote.
Así fue como un grupo que primero debió asumir que no estaba en condiciones este año de competir con los mejores de América, sí podía encontrar un funcionamiento para seguir haciendo diferencia en el plano local, más aún sin doble competencia. Y a partir de allí, sentar las bases para el futuro.
Los históricos recuperaron su mejor forma; algunos de los que eran segunda o tercera opción hasta la eliminación copera hoy son titulares indiscutidos; los presuntamente imprescindibles pueden faltar sin que se resienta el nivel general; y Julián Álvarez pasó de buen suplente a figura del torneo.
Se trata de otra reinvención en una era inagotable. Esta vez con un plan un poco menos vertiginoso, sin tanto brillo desde los nombres y los hombres, aunque con las premisas básicas de siempre: protagonismo, líneas adelantadas, vocación de ataque constante, solidaridad para recuperar.
El River 2021 tardó en afianzarse y no llegó a agosto, pero para octubre ya tiene el sello distintivo de un estilo que genera identificación e ilusión en sus hinchas. Quedan siete fechas, la esperanza crece y el camino parece allanarse.