¿Por qué se llaman culés los aficionados del Barça y vikingos los del Madrid?
Es habitual referirse de esta forma a las aficiones de ambos rivales en el Clásico del fútbol español, aunque pocas veces se analiza el origen de los dos apodos.
En el caso del Barcelona, el nacimiento de este apodo está bastante claro. Hay que remontarse a la época en la que los blaugrana jugaban sus encuentros como locales en el campo de Les Corts (entre 1922 y 1957). La expectación era tal cada vez que jugaba el Barça, que el estadio no contaba con sitio suficiente para acoger a todos los aficionados. Por eso, era habitual que muchos seguidores se sentaran en los muros que rodeaban al terreno de juego. Desde fuera, lo que veían los viandantes eran las posaderas de los aficionados, por lo que empezó a conocérseles como “culers”, es decir, los que enseñan el “cul” (culo). La pronunciación es culés, nombre que terminó perdurando en el tiempo hasta hoy.
La otra teoría avanza un poco más en el tiempo, coincidiendo además con la época en la que se empezó a popularizar este apodo. En la década de los 70, el Madrid fichó a varios futbolistas procedentes del norte de Europa (Netzer, Breitner, Stielike o Jensen). Todos tenían un aspecto nórdico que recordaba a los vikingos y se dice que fue ahí cuando empezó a conocerse así a los madridistas.