Milagros a Lourdes, no a Sergi

Los problemas crecen en Can Barça, donde Piqué y Kun acabaron lesionados, el equipo se dejó empatar por el Alavés y se juega la vida ante el Dinamo el martes.

Santi Giménez
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Todo sigue igual en el Camp Nou, donde el Barcelona no levanta cabeza por muchos inventos que se prueben. El conjunto blaugrana volvió a pifiarla en el Camp Nou donde no pasó del empate a uno ante el Alavés, que penalizó un nuevo error defensivo de un Barça que sigue sin colmillo y que necesita un cambio más drástico que el del relevo en el banquillo.

Quien quiera milagros que vaya a Lourdes, pero que no se los pida a Sergi Barjuan, que ha aterrizado en una situación de urgencia que se tornó de emergencia cuando el día antes del partido vio que no podía contar ni con Ansu, ni con Sergi Roberto, ni con Ansu, ni con De Jong y que al final de la primera parte perdió al Kun Agüero. Luego, a Piqué.

Ante el Alavés, de entrada el Barça -no se engañen- fue más de lo mismo que con Koeman: mucha posesión, mucho empeño de los jóvenes y poca pegada. Está claro que en dos días y con las bajas que tenía, Sergi no podía cambiar muchas cosas, lo que nos lleva a deducir que es un problema de jugadores, a los que les da igual quien los entrene, porque siguen jugando igual. Al menos de momento… hasta que llegue el nuevo jefe.

En el Barça los que estaban mal siguen mal y los que lo intentan, no les sigue nadie. Resumiendo, Nico y Gavi tiran del carro para que luego no pase nada de provecho. El dominio del Barça, de salida sólo se expresa en saques de esquina. El Barça tira sacos, palés, camiones, containers de córners que no acaban en nada. Como mucho, en la primera parte ante el Alavés, Eric obligó a Sivera a realizar una gran parada. Fue el único acercamiento de los barcelonistas en una primera parte que tuvo sus acciones más destacadas en la lesión de Ximo Navarro, la dolencia de Kun Agüero que alarmó al Camp Nou y el choque de Edgar Méndez con el asistente. Esta última acción fue la que más divirtió al escasísimo público que acudió al Camp Nou (sólo 37.278 espectadores). Para que se hagan una idea de lo que fue la primera mitad.

Que Sergi Barjuan ha llegado como interino y con intención de tocar pocas cosas se comprobó cuando se vio a Dest como extremo y, especialmente, cuando tras la salida del Kun, optó por dar entrada al campo a Coutinho, que por muy internacional brasileño que sea, fue recibido con silbidos tras sus dos primeras pérdidas de balón, que por cierto, coincidieron con los dos primeros balones que tocó.

Con el partido atascadísimo y el Alavés perdiendo tiempo hasta el punto que Sivera ya vio una tarjeta marilla por este motivo antes de que acabara la primera parte, la cosa se animó en el inicio de la segunda. Pero incluso en el intercambio de golpes, el Barça tampoco supo mantener el tipo.

Y eso que nada más empezar, Memphis se sacó un golazo con una rosca espectacular desde la frontal del área que puso al Barça por delante. Parecía que lo más difícil estaba hecho, pero tres minutos tardó la defensa blaugrana en arruinar el trabajo de los de delante. Rioja cortó el eje de la defensa local en colaboración con Joselu, Piqué y Eric para plantarse ante Ter Stegen, regatearle y empatar el partido.

Tras este golpe, el Barça trató de reaccionar de la mano de los de siempre -Gavi y Nico- que le sirvieron dos goles cantados a Memphis: el primero fue al poste y el segundo lo evitó el portero del Alavés. El Barça vivía de dos chavales casi juveniles.

A falta de 20 minutos, Piqué se lesionó y pidió el cambio. Entró en su lugar Lenglet, porque como diría Koeman “esto es lo que hay” y en la misma ventana ingresó Riqui por Gavi en una decisión extraña. Si alguien merecía irse del campo era Coutinho.

En los últimos diez minutos entraron en el campo Alejandro Balde y Abde, que debutaba, probablemente en el peor momento posible, sin capacidad para poder cambiar un escenario que, de momento, sigue siendo igual de tenebroso.

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